Cuando la atracción es más que evidente.
Khail
Apenas y había llegado a Ámsterdam y ya tenía una reunión con el mafioso más poderoso de los países bajos, o el único más poderoso mejor dicho.
No podía retrasar esta reunión y aunque me hubiese gustado mirar un poco más la ciudad esto era importante, así que la corta visita sería para después. Había estado pensando en la posibilidad de quedarme unos días más, así como lo había sugerido mi padre en aquella ocasión. Obvio esto no se lo dije a Mila, se iba a poner de malas y podía hacer berrinche. Era un linda chica pero también tenía su carácter y de un tiempo para acá empezaba a desagradarme su comportamiento.
¿Era normal esto?
Creo que no le pareció que viniera solo a esta ciudad, ¿pero con quien iba a venir sino solo?, ella no podía entender eso. Yo no podía andar con dos hombres cuidando mi espalda sin levantar sospechas, no necesitaba niñera. Tal parecía que eso, ella no lo podía entender.
Me miré al espejo mientras acomodaba las mangas de mi camisa. Me había dado un baño y bajé a comer algo al restaurante del hotel. Era un bonito lugar y lo que pude ver de camino del aeropuerto aquí todo era lindo. Me entraron ganas de conocer este lugar y podía ser que me quedara unos días más de los que tenía pensado.
Subí las manos al cuello de mi camisa blanca y lo acomodé. Pase ambas manos por mi cabello aún húmedo y suspiré.
Me di la vuelta y cogí el saco que colgaba del respaldo del sofá y me lo calcé. Cogí mi móvil, la cartera y las llaves del coche que había rentado horas atrás y salí del hotel.
No sabía donde quedaba el lugar donde vería a ese hombre, solo tenía la dirección que me había mandado mi padre y la puse en la aplicación en mi móvil.
Robin
Me ajusté la chaqueta y me miré al espejo pasando los cabellos que caían a los costados de mi rostro, dejándolos detrás de mis orejas.
—¿Vas a hacer negocios o a coquetear?
Miré a través del espejo y detrás de mí estaba Alen. Con esa insoportable sonrisa que quería borrar de su rostro.
—Idiota.
—Escuché que harán negocios con un ruso —asentí con la cabeza.
—Sí.
—¿Y te tenías que arreglar así?
—Ya cállate, Alen —me di la vuelta y de inmediato se puso a la defensiva. Pensaba que lo iba a golpear.
—Cuando papá te vea...
—No dirá nada —cogí mi móvil y lo guardé en el bolsillo interno de mi chaqueta.
Pase a su lado y recorrí el pasillo para bajar las escaleras. Cuando bajé mi padre esperaba por mí, al verme sonrió y abrió la puerta, se hizo a un lado y cuando estuvimos afuera cerró y caminamos hacia el auto que esperaba con la puerta abierta y las luces encendidas.
Mi padre guardó su móvil antes de entrar y cerró la puerta cuando estuvo dentro.
—Iván ha mandado a su hijo —lo miré sorprendida.
—¿Qué?
—Lo que escuchas.
—El trato lo harías con el padre, no con el hijo.
—Se supone que así debía ser pero el viejo dice que ya no está para esos trotes y que su hijo sabe bien lo que hace.
Bufé.
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Atracción Fatal II (COMPLETO)
RomanceAntes El deseo de lo prohibido. (Libro II) Dicen que el deseo llama. Que aquello que te es prohibido es lo que más deseas, lo que ansías con mucho más ímpetu. Dicen que lo prohibido es lo más tentador. Dicen que cuando algo es de tu agrado y no lo...