Muchas veces la tentación puede más que la propia voluntad.
Hennie
Me miré por última vez al espejo cuando vi pasar a Haden por el pasillo, regreso y levantó los pulgares.
—¡Bien!, sexy y bonita.
Me volteé para verlo y le sonreí. A pesar de ser un tonto era un buen hermano y nos llevábamos bien, digo, no éramos los mejores amigos pero al menos no la pasábamos discutiendo a cada rato.
—Gracias —me pase un mechón detrás de la oreja.
—Mees y Dev no tardan en llegar, será mejor que te apures.
—Ok —me di la vuelta de nuevo y esta vez cogí el labial, lo abrí y lo pase por mis labios, era un color cálido y bonito. Lo dejé en su lugar y cogí mi bolso para salir de mi habitación, cerré la puerta y me encaminé hacia las escaleras. Cuando estuve abajo mi padre salió de la sala con una tablet en la mano, se detuvo y levantó la cabeza, examinándome.
—¿A dónde vas? —frunció las cejas.
—Al Geen con Haden —antes de que hablara me adelanté —, y Robin, Alen, Mees y Dev —tomé aire. Sus cejas se elevaron y sonrío, gustoso.
Sé que le daba gusto que no saliera sola, mucho menos en sábado cuando la mayoría de los adolescentes andaban en la calle haciendo desmanes y jugando a ser adultos.
—Menos mal —sonrío mucho más contento y feliz.
—Me voy a portar bien —aclaré.
Ya sabía que me lo iba a decir.
—Ya estoy listo —avisó Haden bajando las escaleras.
Al bajar se detuvo a mi lado, primero miró a papá y después lo hizo conmigo.
—¿Nos vamos? Los mellizos están afuera.
—Sí, vamos —avanzó primero.
—Se cuidan y cualquier cosa me avisan —informó papá antes de salir. Me di media vuelta y le sonreí, diciéndole adiós con la mano.
Al salir el auto de Mees estaba estacionado frente a la casa. Haden abrió la puerta para mí y dejó que entrara primero para después hacerlo él, cuando estuvo dentro cerró la puerta.
—Te ves muy guapa, Hennie —Dev me volteó a ver por encima de su hombro.
—Gracias, Dev, tú también te ves muy guapa.
Aquello dibujó una bonita pero diminuta sonrisa en sus labios. Mees arrancó para salir de la casa e ir al Geen, donde lo pasaremos bien y disfrutaremos de la compañía de mis primos.
Robin
Salimos de la casa y Alen se veía un poco molesto porque no quise ir en su auto y venimos en mi moto. Creo que lo que no le gustaba era la velocidad con la que conducía, metiéndome entre los autos e ignorando los semáforos.
Sentía sus manos aferradas a mi cintura mientras el viento movía los cabellos que se me salían del casco. A veces Alen cogía con demasiada fuerza mi chaqueta y me podía imaginar lo que estaba pasando el pobre. Pero tampoco es que me importara mucho, debía saber que en la vida siempre había riesgos que tomar y yo siempre los tomaba.
Baje un poco la velocidad al ver que llegábamos al Geen. El agarre en mi chaqueta se fue deshaciendo de a poco y cuando por fin me detuve Alen se bajó rápidamente para quitarse el casco y respirar agitadamente.
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Atracción Fatal II (COMPLETO)
RomanceAntes El deseo de lo prohibido. (Libro II) Dicen que el deseo llama. Que aquello que te es prohibido es lo que más deseas, lo que ansías con mucho más ímpetu. Dicen que lo prohibido es lo más tentador. Dicen que cuando algo es de tu agrado y no lo...