Cuidado con tocar a Devany, es mejor mantener la distancia.
Mikhail.
Miraba a través de la ventana como la lluvia mojaba todo a su paso. Las gotas frías movían las hojas de los árboles que estaban alrededor de la casa. Todo era silencio, solo el ruido que los truenos provocaban y cimbraban las ventanas. Por el vidrio resbala la lluvia y me parecía hipnótico el movimiento de las gotas, me quedé de pie frente a la ventana hasta que la puerta del despacho se abrió y el rechinido que provocó me trajo a la realidad.
Me giré sobre mis talones para ver quien había entrado y me encontré con mi padre, Iván Záitsev. Ya se veía algo canoso, tenía algunas arrugas en los ojos pero mantenía ese porte digno de un Záitsev. Me acerqué a él pero con la mano me pidió quedarme en mi lugar.
—Hijo mío —pasó a mi lado, observó la lluvia y se sentó detrás del escritorio.
—Padre —dije y caminé hacia uno de los sillones. Pase mi mano por la madera y esta desprendió un rico olor a madera. Tomé asiento frente a mi padre y acomodé las mangas de mi suéter.
—Tengo que pedirte que hagas algo, sabes que no te lo pediría sino fuera importante —asentí con la cabeza.
Papá era un hombre fuerte, pero desde el último enfrentamiento no había quedado bien, cojeaba de una pierna y su mano quedó dañada. Ya no era el mismo hombre que se hacía cargo de los negocios.
—Dime.
—Hay una oferta muy buena que no podemos desaprovechar. Se trata de la Penose, tienen armas y las queremos, la triada también las quiere.
—¿Qué tan buenas son esas armas?
—Las mandan los norteamericanos, ya te puedes imaginar —asentí con la cabeza —. Cong me ha estado jodiendo los negocios últimamente y no quiero que con este pase lo mismo, ¿me entiendes, Khail?, esto es importante.
—¿Y Vera? —inquirí dejándome caer en el respaldo del sillón. Entrelace mis dedos.
—¿Ella qué?
—¿Por qué no nos envía ella las armas? —papá se dejó caer en el respaldo soltando un gran y sonoro suspiro.
—Sabes que ella ya no se hace cargo de esto, ahora es Aleksei, pero me ha dicho que han tenido algunos problemas con la policía —masculló esto último.
Asentí y dejé que siguiera hablando.
—Esto es muy importante, por favor, hijo.
—Lo haré padre, no te preocupes por eso.
—Pero...
¿Pero qué?
—Necesito que vayas a Ámsterdam a arreglar esto —¿pero qué...? —. Rykel es un hombre con el que tienes que arreglar las cosas de frente, esa es su única condición, Khail.
—¿Qué? —esto si no me lo esperaba —. Pero...—me rascaba la nuca.
—Lamento esto, más que nada por tu novia, Mila, sé cuánto la quieres pero...
—Lo sé, papá y no te preocupes por eso.
Porque yo tampoco me preocupaba mucho por Mila, ni siquiera había pensado en ella, no sé porqué él supuso que el que yo no quisiera ir era por ella. Pero no era así, solo me tomó por sorpresa que me dijera que tenía que ir a Ámsterdam.
—¿Seguro?
—Seguro —le sonreí —. No pasa nada, dime cuando tengo que estar allá.
—A más tardar este fin de semana.
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Atracción Fatal II (COMPLETO)
RomanceAntes El deseo de lo prohibido. (Libro II) Dicen que el deseo llama. Que aquello que te es prohibido es lo que más deseas, lo que ansías con mucho más ímpetu. Dicen que lo prohibido es lo más tentador. Dicen que cuando algo es de tu agrado y no lo...