No te puedes confiar del todo, afuera hay monstruos esperando para atacar.
Robin
Cuando todos se fueron Alen, Marie, Mikhail y yo nos quedamos solos en la casa. Mis padres todavía no habían llegado y dudaba mucho que lo hicieran pronto, con todo lo que había pasado últimamente no tenían mucho tiempo para ellos y era entendible que quisieran estar solos para disfrutarse como pareja. A mi edad me di cuenta que mis padres todavía tenían actividad sexual, lamentablemente me tuve que dar cuenta una madrugada que baje a la cocina y los escuché en su habitación. No podía decir que aquello me dio asco, aunque eran mis padres, obvio, pero saber que todavía había química entre ellos era bueno, quería decir que se amaban tanto y que el deseo todavía estaba ahí.
—¡Hasta mañana! —nos dijeron Alen y Marie. La pequeña castaña le había pedido permiso a sus padres para quedarse en casa y así poder estar con mi hermano. Era obvio que por eso se quedó, no para verme la cara a mí.
—¡Hasta mañana! —respondimos Khail y yo. Ellos caminaron hacia la habitación de Alen y nosotros hacia la mía que de vez en cuando compartía con mi ruso.
Entré a la pieza y Khail se aseguró de cerrar la puerta y encender las luces.
—Te lo pasaste bien hoy —me deje caer en el colchón. Estaba agotada, había bailado mucho con las chicas y bebí de más también, pero me encontraba sobria.
—Necesitaba esto, sabes, pasar un buen rato con todos ellos. Verlos felices aunque sea por un momento.
Khail no dijo nada y cuando me incorporo veo que ya no trae camisa lo que me deja ver su cuerpo. Me muerdo el labio cuando se da la vuelta y aprecio en todo su esplendor su abdomen marcado.
—Cuando me miras así siento que me desnudas completo.
—No solo te desnudo, cariño, no te puedes imaginar todo lo que te hago en mi mente.
Khail negó con la cabeza y sonrió.
—Eres una pervertida —me encojo de hombros.
—Tú tienes la culpa por ser jodidamente sexy.
—Culpa a mis padres por eso, rubia —me incorporé y me senté con la espalda recta.
—Cuando vea a tu padre le voy a decir que porqué hizo a su hijo tan perfecto —Khail caminó hacia mí, se sentó a mi lado y cogió mi mano para atraparla entre las suyas —. Te hubiera hecho feo y un poco tóxico.
—¿Entonces no soy tóxico? —inquirió. Negué con la cabeza.
—Ni un poquito, Khail. Pero me gustas así como eres, eres perfecto para mí —subió mi mano a la altura de sus labios y repartió algunos besos en mis nudillos.
—Y tú eres perfecta para mí, lyubov.
—Amo cuando me dices cosas en ruso —se acercó y dejó un beso sobre mis labios.
—Y te amo a ti.
¿Podía ser más perfecto? No lo creo, pero Khail lo era para mí.
—Dime que siempre vas a estar conmigo y que pase lo que pase te vas a quedar a mi lado para enfrentar todo lo que se viene.
—Nunca te voy a dejar, Ro, eres todo lo que tengo ahora y dejarte sería un acto muy cobarde de mi parte y no pienso hacerlo. Te amo, te amo tanto —mi corazón dio un vuelco al escuchar estas lindas palabras de su parte. Escucharle decir que me amaba me hacía querer matar a quien sea que opacara estos momentos de felicidad.
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Atracción Fatal II (COMPLETO)
RomanceAntes El deseo de lo prohibido. (Libro II) Dicen que el deseo llama. Que aquello que te es prohibido es lo que más deseas, lo que ansías con mucho más ímpetu. Dicen que lo prohibido es lo más tentador. Dicen que cuando algo es de tu agrado y no lo...