Capítulo 27.

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La tentación es evidente cuando alguien te atrae.

Hennie

Robin nos avisó que haría una reunión solo para la familia, que debíamos asistir porque sino lo íbamos a pagar muy mal. La idea me gustó pero me gustó más saber que Mannes sí quería venir y que tenía tiempo para ello. Había estado tan ocupado arreglando el mural de Geen Fout que no había tenido tiempo para salir y hacer este tipo de cosas.

Podía definir a Mannes como un chico tranquilo, apasionado de la pintura, amante de las letras y una gran persona, con sentimientos puros y nobles. Me gustaba toda su esencia, su manera de pensar y como plasmaba tantos sentimientos en tan solo unos trazos. Mannes era un tanto diferente a mí pero eso no quería decir que no nos lleváramos bien, al contrario, éramos como dos piezas de un puzzle que encajaban a la perfección, él con su talento y yo con lo que me gustaba hacer, leer e inventar historias en mi cabeza.

Todos ya estaban en la casa del tío Rykel, bebían y fumaban como sino hubiera un mañana. La noche era joven y todos lo sabían.

Robin se echó a la piscina, ante la mirada de Mikhail que no le quitaba los ojos de encima a mi prima. Mees y Elise se besaban en una esquina, pensando que nadie los veía, pero todos ya sabíamos que estaban juntos. Ellos hacían una linda pareja y se veía que Mees quería mucho a la rojita. En una de las esquinas de la piscina Dev, Elián, Marie y Alen jugaban a tirarse al agua, la pareja que cayera primero era la que iba a beber dos chupitos de tequila. Haden por su parte estaba comiendo sentado en una de las tumbonas mirando de lejos la escena.

—¿En qué tanto piensas? —volteé a ver a Mannes.

Cada que lo veía tenía una dulce sonrisa para mí. ¿Cómo no me iba a gustar si era el chico más dulce que había conocido? Era imposible no enamorarse de él, imposible.

Levantó su mano a la altura de mi mejilla y cogió con dos dedos uno de los mechones mojados de mi pelo, lo enredo en su dedo y lo pasó detrás de mi oreja. Sus dedos rozaron mi mejilla y sentí un escalofrío recorrerme la piel.

—En todo y en nada —sonrió y levantó una ceja.

—¿Eso es posible? —asentí con la cabeza.

—Creo que sí —me mordí el labio —. Este tiempo que hemos pasado juntos me he dado cuenta que al ver tus dibujos miles y miles de ideas surgen en mi cabeza, ¿sabes?, son como historias que quieren ser contadas y conocidas por todos. Tengo voces en la cabeza que me piden a gritos salir y no sé como callarlas —suspiré frustrada dejando caer mis brazos —. es tan frustrante.

—¿Son voces o son personajes queriendo cobrar vida?

—Creo que lo segundo.

—¿Y has hecho algo para sacarlos de tu cabeza y plasmarlos en papel? —levanté una ceja —. Te gusta mucho leer, quizá ahí tienes la respuesta, Hennie. Intenta escribir todas las ideas que tienes.

—He escrito algo —no sé porqué aquello me dio pena —. ¿No me vas a decir nada?

—Me gustaría leer lo que escribes.

—¿Qué? ¿Tú qué?

—Sí, debe ser interesante, ¿de qué trata?

—Es una historia de amor —sus ojos se iluminaron.

—¿En serio?

—Sí —se acercó y dejó un beso en mi hombro desnudo —. Serás una gran escritora.

—Y tú el mejor pintor de todo el mundo —sonrió. Con dos dedos cogió mi barbilla y se acercó a mí para dejar un tierno beso sobre mis labios.

Atracción Fatal II (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora