Capítulo 37.

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A veces huir es la única opción.

Dev

Limpie las heridas de Mees y le quite las vendas que estaban llenas de sangre, le puse vendas nuevas y limpias que habían traído Robin y Ruud, quienes aparte trajeron comida y ropa para Alen y mi hermano que tuvieron que salir con las batas del hospital. Robin se encargó de inyectarles los analgésicos y nos deshicimos del suero y los catéter.

—Gracias, Dev —Mees me sonrió al momento que se bajaba la camiseta cubriendo el vendaje y sus heridas.

—De nada —le sonreí y me puse de pie llevándome conmigo las vendas ensangrentadas y la basura. Salí de la sala y fui a la cocina donde dejé todo dentro de un bote.

Nadie había dormido, no había tiempo para eso, tampoco es como si quisiéramos hacerlo por más cansados que estuviéramos. Yo no dejaba de pensar en mis padres, en cómo estarían, si salieron ilesos de aquel ataque y donde estaban ahora mismo.

—Toma, Dev —Ro dejó frente a mí un plato con un sándwich, ya era muy tarde y nadie había comido nada, ya casi salíamos de la casa para ir a no sé donde.

—Gracias —Ro se quedó a mi lado.

—Pequeña —apoyó el codo en la madera de la mesa —, todo esto va a pasar, sí, vamos a salir de esto y después será solo un mal recuerdo.

—Tengo miedo, Ro —sentía las lágrimas en las esquinas de mis ojos —. Tengo mucho miedo de esto —volteé a verla y ella me dedicó una de sus más bonitas sonrisas.

—Yo también tengo miedo, Dev, estoy aterrada, asustada, tengo pavor de no saber nada de nuestros padres, de que algo malo les pase a ustedes. También tengo miedo, Dev, pero los voy a cuidar, los voy a proteger todo lo que pueda y no voy a permitir que nadie les haga daño, ¿me entendiste?

—Dime que no te vas a ir y nos vas a dejar, no quiero que nos dejes, Ro —me arrojé a sus brazos y ella de inmediato me atrapó entre los suyos.

—Nunca los voy a dejar, Dev, te lo juro —asentí con la cabeza. Lágrimas amargas rodaban por mis mejillas pero no hice nada para detenerlas, todo esto que estaba pasando era mucho para mí, sentía tanto miedo y terror.

—Intenten dormir lo más que puedan —habló Ruud —. Salimos a las cuatro de la mañana y el camino será largo.

Ro y yo nos separamos y con el puño de mi sudadera me limpie debajo de los ojos.

—¿Ustedes no van a descansar? —le preguntó Ro a Ruud.

—Ya habrá tiempo para eso, ahora tenemos que cuidar de ustedes.

—Pues yo no tengo mucho sueño —dijo Ro —. Descansa, Dev, yo limpio aquí.

Asentí con la cabeza y fui hacia la sala donde estaba Elián, Mees ya no estaba quizá subió a las habitaciones y Haden estaba acostado en uno de los sofás. Se veía tan lindo y tierno así parecía un niño. Me acerqué y cubrí su cuerpo con una de las frazadas que habían traído, se acurrucó más y siguió durmiendo.

—¿Te vas a dormir? —me preguntó Elián cuando me senté a su lado. Suspiré y apoyé la cabeza en su hombro.

—Salimos en unas horas y tengo miedo de cerrar los ojos y que algo malo pase —lo miré —. No quiero que te alejen de mí, Elián, no podría soportarlo —lo abracé fuerte a mi cuerpo.

—Nadie me va a separar de ti, bonita, me voy a quedar contigo siempre —me dio un beso en la frente.

—¿Siempre?

Atracción Fatal II (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora