Capítulo 34.

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Lo primordial es la familia, eso siempre estuvo claro.

Robin

Sentía una rabia inconmensurable subir por mis manos, mi corazón bombeaba sangre a todo mi cuerpo, era como un río de lava dentro de mí. Estaba molesta, enojada, furiosa, nuca debí pasar por alto las advertencias de esa chiquilla tonta, nuca debí confiarme y dejarlo pasar. Soy una tonta.

Los adultos salieron de la habitación y los que estábamos dentro no dijimos nada, Khail se quedó callado en cuanto dije esas palabras y esperaba que no dijera nada porque en este momento yo era un volcán a punto de hacer erupción y mi furia sería en contra de quien abriera primero la boca. Estaba al lado de Mees y este se corrió unos centímetros hacia la derecha, apreté mis manos en puños y tenía la mandíbula tan apretada que los dientes me crujían.

—Robin —habló Khail. Arrastré la mirada hasta él, con ganas de estrangularlo con mis manos.

—La voy a matar, Khail y voy a disfrutar tanto verla sufrir.

—Primero debemos saber si ella está en todo esto y por qué.

¿Él había dicho eso? No podía ser, quería matarlo ahora mismo.

—¿Qué? —me puse de pie de golpe —. No me estás diciendo esto, ¿verdad, Mikhail? —su nombre fue escupido por mí como si tuviera veneno en la lengua en lugar de saliva.

Mis manos seguían hechas puños y en verdad quería soltarle un buen golpe.

—Ro...—quiso acercarse pero lo aparte.

—¡Ro, nada!

Khail se rascó la nuca y miró a mis primos y hermano, nadie decía nada y era más que evidente que nadie tenía que abrir la boca en este momento. Se podía sentir la tensión en el aire, el ambiente era frío y la atmósfera tenía una gran pesadez.

—Hablemos —susurró.

—¡Bien, hablemos, Mikhail! —me crucé de brazos.

—Pero no aquí —bufe y pase a su lado para salir de la habitación. Caminé lejos de la habitación hacia otro de los pasillos y escuché cuando cerró la puerta y sus pasos hacia mí. Cuando llegué al final del pasillo me detuve y apoyé la espalda en la fría pared. Khail caminó hacia mí y cuando llegó se detuvo justo enfrente.

—No es para que te pongas así.

—¿Y cómo demonios quieres que me ponga? La maldita traidora de tu ex está con nuestros enemigos, Khail, es obvio que esto lo hace por despecho —escupí —. No le busques más explicaciones porque no las hay. Mierda, pensé que lo ibas a entender rápido, así como todos los demás.

—Solo quiero entender —apreté los puños y le di un golpe al suelo con mi pie.

—¡Mierda, Mikhail! ¡No hay nada que entender! Cualquiera se puede dar cuenta de todo, eres un idiota.

En este punto yo ya estaba muy molesta, sentía una gran decepción en mi pecho, no podía entenderlo, no podía comprender porque estaba diciendo esto, ¿es que era ciego o qué?

Mikhail no dijo nada, se quedó callado por algunos segundos que para mí fueron una eternidad, apretó los labios y suspiró sonoramente.

—¿No vas a decir nada? —inquirí molesta.

—No tengo mucho que decir, ¿o sí? —nos mirábamos a los ojos, pero en mi mirada solo había rabia y confusión, mientras que su mirada era triste.

—Lo que sea está bien para mí mientras no intentes justificar a la estúpida esa —gruñí, solo pensar en su maldita existencia me daban ganas de querer matarla.

Atracción Fatal II (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora