Capítulo 11.

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Hay sentimientos que no se pueden negar.

(+18)

Mikhail

Desperté a eso de las cinco de la mañana. Aún tenía muy fresco lo que había pasado la noche anterior y seguía sin creer que yo había hecho eso.

No me consideraba una buena persona, en definitiva no lo era pero...nunca le fui infiel a Mila y ahora, tampoco era como si me importara mucho, la verdad. Me tenía sin cuidado si ella se enteraba o no, pero no quería que lo supiera. Tampoco sabía que iba a pasar con nosotros ni como íbamos a terminar, si es que tenía los cojones para decirle la verdad de todo lo que pasaba conmigo en ese momento.

Estiré las piernas y volteé a ver a Robin que seguía dormida a mi lado, boca abajo. La sábana solo cubría su trasero y dejaba al descubierto sus piernas y su espalda desnuda. Levanté la sábana poco a poco, era hermosa, toda ella lo era. Su trasero era redondo y me apetecía...Deslicé mi mano desde una de sus nalgas hasta el inicio de su espalda y baje de nuevo solo para apretar su piel.

—Khail —dijo con voz somnolienta.

—No me culpes, rubia —me cerní sobre su cuerpo y mis manos fueron a la parte de enfrente de su anatomía, a esa parte que tanto me había gustado ver la noche anterior y con la que me quede ganas de probar.

—Eres muy caliente —gimió cuando mis dedos viajaron por sus labios, lentamente.

—Tú me provocas serlo —lamí el lóbulo de su oreja izquierda.

Mi otra mano viajó a sus senos y no dude en apretarlos y estrujarlos entre mis manos.

—Oh Dios —metí dos de mis dedos en su interior, estaba tan húmeda que me fue fácil deslizarme dentro de ella. Solté sus senos para coger mi miembro erecto, abrí sus piernas en el proceso y me deslicé en su interior, aún con mis dedos deslizándose en sus labios y apretando de tanto en tanto su hinchado clítoris.

Su calidez me recibió y sus paredes se apretaron a mi tamaño. Era la mejor sensación que había podido sentir en ese momento, estar dentro de ella y escucharla gemir, tener su espalda pegada a mi pecho y sus senos entre mis manos.

—Khail —gimió de nuevo. Su mano subió a mi nuca y me atrajo a ella, volteó a verme y sus labios se apretaron a los míos. Metió su lengua en mi boca y no dude en succionarla. Jadeó. Salí un poco de su interior solo para dejar la punta dentro. Me volví a meter con un poco más de fuerza, gimió. De nuevo salí y de nuevo entre.

—Quiero probarte.

—Hazlo.

No necesitó decir más porque salí de ella y le di la vuelta, dejándola boca arriba. Abrí sus piernas, estaba expuesta a mí. Me metí en sus piernas y mi lengua recorrió el contorno de sus labios, sabía tan bien. Abrí con dos dedos y mi lengua empezó a lamer su clítoris, tire con mis dientes con cuidado y dos de mis dedos se deslizaron en su interior.

Mi lengua saboreaba todo a su paso, su piel era limpia y suave. En ese momento me di cuenta que me gustaba como se veía sin vellos. Un líquido semitransparente empezó a salir de su interior, supe que estaba a nada de correrse pero no se lo haría tan fácil, yo quería ser el dueño de ese orgasmo y estar dentro de ella cuando eso pasara.

—Espera, ¿tienes más preservativos?

—En mi chaqueta.

Me puse de pie en busca de su chaqueta, cuando lo encontré me subí a la cama.

—Eso me toca a mí —me quitó la bolsita de la mano y la rompió con dos dedos. Sacó el látex que puso en la punta y lo deslizó por todo mi miembro. Para terminar su mano me recorrió y me hizo un guiño.

Atracción Fatal II (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora