Era sábado, tenía un poco de resaca y lo que menos quería hacer era levantarme de la cama o mirar el móvil... Y sí, resaca. No estoy acostumbrada a beber y anoche con la tontería quizás me bebiese unas cuatro o cinco cervezas y yo en la segunda ya voy feliz. Menos mal que no había nadie cerca a quien atacar, o al menos espero no haber hecho nada. Allí eran todos amigos y los amigos no se comen.
No me gusta el alcohol, sabe mal, me gusta más una Coca Cola que una cerveza pero cuando todos beben pues me vengo arriba y es cierto que una bien fría si que me entra. El problema es que me la bebo muy rápido para que no se enfríe y claro... con mi mini cuerpo y mi metro sesenta pues se me sube demasiado rápido. Tengo que controlarme una poquita. Encima la ginebra me da grima, ahora con la edad, pues soporto el gin con kas de limón pero no disfruto tomándome la copa... yo soy más de mi Malibú con piña o mi amaretto con Red Bull que sabe a piruleta fiesta.
A todo esto, Queen ya lleva como una media hora restregándose contra mi vientre. Vaya que me estaba diciendo que me levantara. Por algo esta gata tiene un sexto sentido y siente que hoy no es un buen día para mi desde hace dos años. Y es que hace dos años mi vida era increíble, tenía todo lo que una persona podría tener, unos padres que se querían, un novio, un trabajo y estudiaba en una de las mejores universidades del país. Hasta que un día un coche pasa y te arrebata la mitad de tu vida.
Isaac era lo mejor de mi vida. Teníamos una relación en la que me sentía segura en que mañana no me iba a sustituir y no solo me quería por el sexo, juntos podíamos hacer todas la tonterías del mundo sin pensar luego que habíamos estado haciendo el ridículo y cuando estaba mal me abrazaba hasta que se me pasaba todo. Con él al lado los problemas eran más pequeños porque al final él siempre era casa. Era como jugar al pilla-pilla y que él siempre fuese mi salvador. Al final, le entregué todas mis armas y ahora me siento como desarmada. Aquel fatídico 20 de septiembre, un coche le arrebató la vida a Isaac y se fue de mi lado para convertirse en mi ángel de la guardia, y lo peor, a los dos días mi padre se fue de casa. Mi vida se derrumbó a pedazos y yo no supe hacer otra cosa que huir. Siempre tendré una espina clavada por lo niña que fui. Siempre me faltará vida para pedir perdón a la Rafi y a mi mini.
Después de el lavado de cara que me había dado Queen me dispuse a levantarme, coger el móvil e ir a prepararme un café bien cargado. Cogí mi taza, la libreta, el móvil y me fue para la mesa de la terraza. Allí tenía mi rincón de pensar. Vivía en un ático lleno de luz por lo que la terraza era amplia, casi que lo mejor de la casa. Había montado allí mi zona relax. Había puesto mi caballete para pintar mis cosas varias, una mesa con varias sillas y todo debajo de una pérgola de madera que por ella bailaba una pequeña parra y entre columna y columna mi sitio estrella, una hamaca de jardín que se sostenía por los grandes muros del edificio. Obvio, los días de lluvia la quitaba para que no se estropease pero los días claros pues me tumbaba y simplemente miraba el cielo y entre tanto gentío, cúmulo de coches y polución se podía ver alguna estrella. Mi terraza, mi fantasía. Soy una loca del cielo, quizás por que es la parte del universo que me acerca a la gente que no puedo tocar. Los pajaritos cantaban y después de remover mi café a mi me dio por abrir aquella libreta en blanco, es cierto que el temor a la hoja en blanca siempre está ahí y es algo que el escritor no puede evitar pero si trabajar. Y hoy puede que sea mi día de suerte. La tristeza me daba alas, me hacía jugar con la herida a través de las palabras y, ¡qué alegría! El lápiz va solo...
Sé que hay cosas que me digo
que no tienen que pasar
Se despiertan del olvido,
vuelven pa' hacerme llorar
Yo me quedaría contigo una,
dos, tres noches más
Si no hubiera roto el hilo...Ojalá volver a atrás
No te culpo de mi pena
No te culpo de mi mal
Te construiré un castillo
Con tus lágrimas de salTe cuidaba como un niño
Que no sabe caminar
Déjame que te proteja
De lo que pueda pasarParece escrito para él y que mejor homenaje que este. Me sentía orgullosa de mi creación, así que cogí el móvil, abrí Instagram y me dispuse a subirlo en la historia con un corazón negro (que tanto me gustan). Antes de salir de la red social me di cuenta que tenía un nuevo seguidor y un mensaje en la bandeja de entrada.
*@natalialacunza ha comenzado a seguirte. 7horas*
@natalialacunza
3:46 amEsto no va a quedar así, rubia. Me vengaré! 😈
¿Y yo que le digo ahora a esta mujer? Me ponía de los nervios al igual que me parecía adorable. Esta semana ha sido una explosión de situaciones. Como si el universo nos quisiera estampar. Primero el choque en Gran Vía, luego me la encuentro en el bar de la Mari (que en realidad es de África pero para mí siempre será de mi Mari), después la sesión de micro abierto y para colmo va y me salva de Pol. Lo mismo jugar un poquito no está tan mal.
@albxreche
10:48 amYa estoy temblando, morena 😇
Que vergüenza me dan estas cosas... luego en persona no soy tan valiente, empiezo a glitchear, a ponerme roja y a ocasionar una explosión entre vergüenza y nervios dentro de mi ser. Soy un desastre y no sé ocultar nada con mi preciosa cara. Eso que dicen que la cara es el reflejo del alma lo decían por mi, por Alba Reche.
@natalialacunza
Lo tendré en cuenta, intentaré agarrarte fuerte para que no te caigas.
@albxreche
Tienes complejo de mujer maravilla??
@natalialacunza
Hombre, ¡maravillas hago muchas!
@albxreche
Que fantasma eres, Lacunza.
@natalialacunza
¿Me permites sorprenderte?
@albxreche
Adelante
@natalialacunza
*abrir vídeo*
No podía ser posible hacía 32 minutos exactos que había subido mi poema a las historias de mi perfil, no podía ser verdad... La muchacha alta de pelo caoba había cogido mi poema y le había puesto ritmo rasgando su guitarra y melodía con su voz. Al verlo el pecho me dolía, no era posible que algo doliera tanto, algo escrito por mi y dedicado al que fue el amor de mi vida, de mi corta vida. Era una pasada, nunca antes me había llegado tanto algo. Me levanté de la sila y me tumbé en la hamaca con Queen en mis pies, puse el vídeo de nuevo y cerré los ojos. Me dejé llevar y lo pude ver al fondo de mis pensamientos, llevaba un mono blanco que resaltaba su belleza morena, estaba feliz, sonreía. Seguía igual de guapo que siempre, y no pude evitar que se me cayera una lágrima y después de esa vinieron unas cuantas más al seguir escuchando el vídeo en bucle, al pensar que sería de nuestras vidas si no se hubiera ido. Seguí con los ojos cerrados imaginándomelo a mi lado, imaginando que seguía siendo casa. El destino era demasiado caprichoso para mi gusto.
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El sitio de mi recreo
FanfictionTodo pasa por algo... hasta lo que no pasa. Natalia, cantante de la línea dos del metro. Alba, escritora y compositora. ¿Que pasa cuando choca un alma gris contra una galaxia en la noche oscura? ¿Será suficiente para encontrarse y que su alma vue...