Sorry

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No fui consciente de  que había andando tanto hasta que vi a lo lejos a Miki sentado en el bar con otro muchacho, muy guapo por cierto. ¡Vaya par de dos! Miki estaba como quería, ciertamente, desde que era un moco. A sus 12 años destinaron a su padre a Pamplona y allí fue dónde lo conocí. Era amigo de Mikel y Haus, y cada vez coincidíamos más en los sitios, así que terminamos haciéndonos amigos. Luego a los 18 se vino a Madrid y le perdimos la pista, pero al estar todos otra vez en la misma ciudad retomamos el contacto. Al final eramos como una piña, claramente, mi piñita.

Me acerqué a la mesa y comencé a saludar.

- Hola, Nataly, este es Joan. Un amigo del gym.

- Hola, Joan, encantada - Le di dos besos y me senté a su lado.

- Igualmente, un placer.

No me acordaba de lo molón que era el bar y la paz que se respiraba aquí sentada. Normal que Ici estuviese encantada con su trabajo. Tenía pocas mesas en la terraza y normalmente venía siempre la misma gente, según mi amiga. Para mi gusto lo que hacía de aquello un bar especial era la música. La jefa tenía buen gusto, se notaba. Hoy precisamente se escuchaba una de las canciones quetenía en bucle últimamente. Me encanta descubrir artistas nuevos, lo malo es queme tiro un tiempo con sus canciones en bucle.

"Estoy aquí pensando en todo (Estoy aquí pensando en todo).

No temas hacerlo (No temas hacerlo).

Que te va a salir bien (Que te va a salir bien)"






- Bueno, cuéntame cómo te trata la vida preciosa mía.

- Pues nada nuevo, lo de siempre desde que dejé eso de estudiar...

De repente apareció Ici cortándome la conversación.

- De eso nada morena, lo de siempre mi kiwi rubio.

- Ici, tiaaaaaaa.

- Aquí nuestra amiga canta mañana en este precioso bar a las 20:00. Así que mañana os quiero aquí como si fuerais a comprarle todos sus discos.

- Hala, eso es súper guay. Me lo tendrías que a ver dicho. Esto es increíble.

- Ay Miki, tengo mucho miedo. No quiero hacer el ridículo.

- Tienes una voz preciosa, eso es imposible.

De repente, me fijé en la otra mesa. Había un grupo de unas cinco personas. Dos chicos y tres chicas. Un medio calvo, un moreno, dos morenas y una rubia.

En serio, ¿esa rubia?. ¿De verdad?No puede ser verdad, no me puede estar pasando a mí. Encontrarme dos veces con la misma persona. Encima que vergüenza, con lo borde que he sido... Increíble.

Cerré los ojos, no sabía donde meterme. Abrí los ojos y seguía siendo verdad.

¿Karma, eres tú? ¿Me quieres decir algo?

Lo cierto es que no suelo ser borde con la gente. Simplemente me pilló en mal momento. Vi como la melena rubia se levantó, entró dentro del bar y sin pensarlo le perseguí.

- Chicos, ahora vengo - Le informé a los dos que estaban conmigo sentados-.

Se metió dentro del baño, así que me tocaba esperar fuera, vaya que se piense que encima de borde... acosadora. No, más adjetivos feos no, gracias. No estaba preparada para ello.

El sitio de mi recreoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora