Un botellín vacío

1K 64 0
                                    

La rubia ya estaba aquí, a unos metros de mi. Para mi sorpresa llegó, tarde pero llegó. Ici llevaba razón, Maria era su mejor amiga y en parte era normal que hubiesen venido juntas.

Al abrir la puerta me quedé un poco cortada, un poco pálida, ya había perdido todas las esperanzas de encontrarla aquí y compartir metros cuadrados con nuestros amigos, y claramente con ella. Lo más seguro es que me haya leído la cara de paniqueo que puse, al final siempre soy experta en hablar en braille con mi cara... y lo que no es mi cara... pero ese no es un tema a tratar ahora mismo. Soy una obvia de mierda.

Lo que realmente me había dejado helada era ese mini beso en mi mejilla. Alba era de las personas que mejor olía en el mundo, olía como a frutas, a aire fresco bañado en azahar, pero hoy tenía un matiz amargo a cerveza y tabaco. Y por un comentario de la Mari de que solo podía beber agüita pude deducir que venía quizás un poco contenta.

La fiestecita iba de lujo, Haus se había encargado de poner música de chilling y las conversaciones entre nosotros podían transcurrir sin pegar voces. Me había servido para seguir conociendo a los chicos, y cada palabra me servía para corroborar que eran de lo mejor de Madrid y parte del mundo. Todo bien hasta que se me acercó una rubia a interrogarme.

- Vaya carita Lacunza cuando nos has visto entrar por esa puerta ...

- ¿Que le pasaba a mi cara? - le dije con cara de asombro y levantando mis manos a la altura de los hombros-.

- Nada, no sé. Lo mismo no nos esperabas ...

- No, para nada. Simplemente estaba en trance disfrutando de mi cigarro pérdida en mis pensamientos.

- Y en esos pensamientos... seguro que había una rubia enana ... - dijo casi susurrando, como hablando para ella misma, casi ni la pude oír-.

- ¿Cómo? No te he podido escuchar, perdona que estoy sorda tia.

- Nada, nada, que disfrutes de la fiesta y si ves a un minion intentando beber alcohol antes de la noche ... no le dejes porfa - me dijo alejándose hacia la nevera para coger otra cerveza-.

Ósea, había escuchado todo genial, mi oído era perfecto. Pero no era plan de destapar mis cartas con la mejor amiga de la persona que últimamente me traía de los nervios, no sabía por donde cogerla. Era un imán al que me era muy difícil acercarme pero las fuerzas me atraían a ella.

———————————————————————————————

Había llegado demasiado contenta, pero podía tocarme la barbilla con la rodilla sin caerme y eso quería decir que se me estaba pasando. Después de tres botellines de agua y cinco visitas al baño, la tarde iba genial. Desde que había llegado me pude dar cuenta como Natalia me evitaba, directamente traté de pasar y no obsesionarme, había mucha gente guay a la que prestarle atención... y eso hice. Llevaba toda la tarde hablando con Marta y Julia. Estas dos se habían caído de maravillas y la verdad que eran súper graciosas.

- Tía tienes un montón de marcas en los brazos - me decía Julia a la morena-.

- Es que soy una cafre, bueno era... ya me comporto.

- Habría que verte de pequeña - aporté-.

- Pue no se, allí en mi pueblo jugaba al baloncesto con los niños y es verdad que siempre me llevaba to' las hostias.

Y de repente apareció Sábela para iluminarnos la conversación.

- Chicas mirad lo que me ha enseñado el profe de música.

- ¿Se lo vas a enseñar a todo el mundo? - recriminó Julia, ya que al parecer en el colegio se lo había contando a todos los profesores-.

- Mira si pongo el dedo aquí en la nariz me sale la voz de Eva Amaral.

- Enga dale - le animó Marta-.

- Venga, Sab, es tu momento.

- Como quieres que te aclare si aún soy demasiado joven - empezó a cantar Sábela y Julia y Marta empezaron a llevar el compás, un poco aflamencado de la canción-.

- ¿Para qué? - señaló Marta-.

- Vamos allá -jadeó Julia-.

- Para entender lo que siento.

- ¿Pero? - volvió a replicar Marta-.

- Pero no para jurarle.

- ¿A quien? ¿A quien? - añadió Marta-.

- Aaaguaaaa - animó Julia-.

- Al mismísimo ángel negrooo.

- ¿ Er qué?

- ¿Lo qué le va a jurá? - de animó Julia a replicar-.

- Que si rompe la distanciaaa que ahora mismo nos separa. Volveré!

- ¿Para qué?

- Para adorarle, le daría.

- ¿Qué le darías?

- Hasta mi alma si trajera tu presencia a esta noche que no acaba ...

- ¿A quién necesitas?

- ¡Te necesito como a la luz del sol! - empezaron a desgañitarse las tres al unísono-.

Empecé a aplaudir por mi gran aportación al trío que se habían formado.

- Es una obra de arte lo que habéis hecho, os doy mi enhorabuena. ¡Un diez, chicas, un diez!

- Arba creo que, mínimo, necesito otro beso por lo bien que lo he hecho ... - me recriminó Marta con carita de pena-.

- Como se aprovecha la tia - me golpeó Sábela el bazo con su codo-

- Tengo una idea, Marta quiere dar besitos y yo me he acabado mi cerveza - sugirió la castaña levantando su botellín y con cara de pillina- ¡Podemos jugar a la botella, como cuando teníamos 13 años!

- Enga, enga, yo lo veo.

- Pero si aquí la mitad tenéis churris... -dije no muy convencida de querer jugar al jueguito-.

- ¡Chicos, chicos, una botella!

- ¿Quien se apunta? ¡Que quiero darle besitos a Alba en la boca pero no me deja! - siguió Marta el juego dándome besitos por toda la cara-.

- Mantecón, si me toca la Mari le meto lengua - dijo Pablo guiñándole a su novia-.

- Cari, si nos toca follamos en la mesa.

- ¡No se habla más, a girar la botella! - animó Pablo de manera efusiva-.

- Nosotros nos apuntamos, venga - dijo Miki señalándose a el mismo y a Joan-.

- ¡Qué rico un besito de Joansito! - animé el salseo-.

- Los Djs también nos animamos - aparecieron Haus y Mikel en escena-.

En la esquina del salón estaban Ici y Natalia, parecía que estaban discutiendo o algo así por que la morena no paraba de hacer aspavientos. Ici se acercó para informarnos al grupo.

- Yo también me apunto.

- A ganar - dijo Afri-.

Entonces jugamos todos menos Natalia - corroboró Julia, la culpable del jueguecito-.

- Correcto -dijo Natalia con cara de seta-.

El sitio de mi recreoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora