Bitter Sweet Symphony - Parte 1

253 23 122
                                    

[17 de diciembre de 1807]

La luna llena iluminaba el oscuro bosque por donde dos jinetes encapuchados iban a toda velocidad. Los árboles al lado del camino tenían las raíces extendidas, por lo que parte de estas sobresalían en la ruta. Llegado a un punto, se comenzó a formar una neblina ligera que se condensaba mientras avanzaban. Los jinetes aminoraron la velocidad de su marcha. Uno de ellos se quitó la capucha oscura dejando ver su cabello rojizo y sedoso que llegaba hasta sus hombros. El otro hizo lo mismo, moviendo su cabeza para que su cabello corto y azulino pueda despejar su vista.

—¡Maldición! Esta neblina hace que me pique la nariz —dijo Alecto Bunbury mientras pasaba su antebrazo por su nariz respingada.

—Está más espesa de lo normal. Hasta parece humo —replicó George Joestar.

—Me trae recuerdos de aquellos baños turcos otomanos. Ja, ja, ja, ja.

—A mí igual. La diferencia está que aquí hace frío.

Los galopes de los caballos resonaban en la senda por la que se dirigían. Ambos veían alrededor por sí un bandido aparecía para robarles.

—Francia, Egipto y Japón. Esas alimañas sí que saben donde esconderse —comenzó Alecto.

—Aunque sepamos en que países están, nos tomará tiempo ubicarlos. Incluso pueden movilizarse a otros países si descubren que vamos por ellos. Hasta podemos morir en el camino —George enfatizó lo último.

—No quiero morir sin tener un hijo. No permitiré que mi linaje acabe conmigo —dijo Alecto con bastante pesadez.

—Ni yo. Quiero ver crecer a Jonathan, dentro de un mes cumplirá un año y no pienso perdérmelo por nada del mundo. Ni siquiera por esas estrellas plateadas.

—Te comprendo, George —Alecto suspiró—. Tal vez en estos meses pueda hacer un bebé. No es tan complicado, además que es muy placentero. Ja, ja, ja, ja, ja —Golpeó el hombro de George de forma amistosa.

Este miró hacia el frente. Pensativo y distante.

—¿Alguien viene, George?

—No. Solo que en mi mente aún resuenan las palabras de ese hombro de oriente.

—¿Hablas del tal... Trompeta? ¿Cómo era? ¿Trem Pata? ¿Trampa pita?

—Tom Petty —respondió George.

—Solo era un charlatán. Te aseguro que solo quería llevarte a un sitio desconocido para que él y su banda te desvalijen —repuso Alecto muy convencido.

—Había algo en él que me decía que tenía la razón.

—Ese tipo de gente usa trucos sucios para captar incautos. Despreocúpate, George. —Alecto dio una palmada sobre la espalda de su amigo.

—Sin embargo, tomé sus palabras e hice algo para que nuestro linaje pueda saber más de sus ancestros —dijo George metiendo su mano dentro del bolso de cuero que tenía a su lado.

—¿Qué hiciste?

George sacó dos libros sin portada con hojas amarillas.

JoJo's Bizarre Adventure: Eternal StoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora