Bitter Sweet Symphony - Parte 4

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—Jonathan Bruford Joestar, es condenado a permanecer seis años en prisión por asesinato a sangre fría.

El juez golpeó la mesa con su mazo, mientras que Jonathan aceptaba su destino sin mostrar resistencia. Estaba rodeado de hombres con pelucas blancas al igual que el juez, pero no había ningún rastro de su padre.

Al llegar a la prisión, los guardias registraron su cuerpo. Luego de verificar que no tenía armas o cucharas, le dieron el uniforme el cual llevaría durante seis años. Jonathan se vistió dentro de un pequeño cuarto junto a otros veinte prisioneros. Él era el único que se veía como una persona sana, puesto que los demás tenían cortes en el cuerpo, heridas infectadas, gangrenas y otras infecciones que les daba un aspecto siniestro.

Al cabo de unos minutos, fue llevado por dos guardias hasta la celda en la que pasaría la mitad del día. Frente a la celda, estaba un pasadizo que comunicaba con el patio principal donde saldría por solo cinco horas.

Se sentó sobre el suelo y a su lado estaba una colchoneta llena de paja que se salía por los bordes. No había otro prisionero con quien pelear por la improvisada cama, así que se acostó sobre ella y apenas pudo caber. Por lo que solo se sentó y recostó su espalda en la pared.

Pensó en lo que había pasado y se durmió en medio de la oscuridad de la celda.

«Jonathan, ¿crees que Dios nos vigila?»

Las palabras del niño que había conocido años atrás lo despertaron. Era de día y la celda estaba abierta. No sabía exactamente lo que eso significaba por lo que salió. Vio a ambos lados y se dio cuenta que las demás celdas también estaban abiertas.

—Debe ser la hora del descanso.

Caminó entre las celdas, sin saber hacia dónde ir. El camino en el que iba se oscurecía más y más hasta llegar a un lugar totalmente oscuro. Escuchaba murmullos a su alrededor. Tensó su cuerpo por si alguien saltaba sobre él.

—Mira —dijo una voz cansada y jadeante—, mira. Tiene unos lindos ojos.

—¡Oh, sí! —exclamó otra voz.

Varias voces y risas comenzaron a escucharse alrededor de Jonathan que no sabía lo que pasaba.

—¡Quiero sus ojos!

—¡Yo también!

—¡Es mío!

Más de diez hombres salieron de las sombras para ir por los ojos de Jonathan portando cuchillos, pedazos de vidrio y de metal oxidado.

Este mantuvo la firmeza de su pierna girándose sobre este para asestar su rodilla en el vientre del sujeto más cercano. Aprovechando que había abierto una abertura, saltó hacia esta deteniendo el curso de dos en sus laterales. La punta de un vidrio rozó por su rostro dejando una pequeña marca, pero Jonathan reaccionó antes que llegue a su ojo y tomó el brazo del hombre para torcerlo. En ese instante otros dos saltaron hacia él, por lo que hizo tropezar al sujeto que cogía su brazo para aventarlo hacia uno de los hombres que se dirigían hacia él. Una mano cogió su hombro y lo inclinó para atrás, mientras la punta de un cuchillo entraba en su pierna.

—¡Aaahhh!

Era un hombre andrajoso que acercaba sus sucias manos al rostro de Jonathan. Otro hombre cogió su mano derecha, impidiendo moverse libremente. El hombre que estaba saltando hacia él estaba muy cerca de llegar. Tomó mucho aire y puso toda la fuerza de su cuerpo en sus brazos, levantando a los dos hombres y lanzándolos contra el tercer. Los tres hombres chocaron en el aire y cayeron al suelo, frente a Jonathan.

JoJo's Bizarre Adventure: Eternal StoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora