JoJo's Bizarre Adventure: Eternal Stone

Shooting Stars - Parte 1

—¿Fragmentar el tiempo? —Dio estaba confundido con la revelación de JoJo.

—No hay tiempo para eso —JoJo miraba a todos lados—. Solo nos queda... ¡Correeeer!

JoJo comenzó a correr hacia el interior de la florería de Enrique. Dio estaba más confundido que antes, pero no dudo en seguirlo.

—¿A dónde vas, JoJo? Aquí seremos vencidos rápidamente.

—Eso si es que no llegamos hasta el extremo de esta tienda.

—¿Extremo?

En ese momento, las repisas llenas de flores comenzaron a inclinarse sobre JoJo y Dio.

—¡Te dije!

—Ya casi llegamos. Haz un pequeño agujero a ese muro de ahí —señaló JoJo a la pared que estaba a cinco metros de ellos.

—¿Qué pretendes?

—¡Solo hazlo!

—Para su mala suerte —comenzó a hablar el Gran Maestro, corriendo sobre las repisas—, en esta sección están mis peonías especiales.

—¡Dio! —exclamó JoJo—. Ya casi llegamos.

Otro Gran Maestro apareció sobre ellos y lanzó varias macetas de peonías sobre ellos, mientras que el que estaba sobre la repisa, recogía las macetas que estaban encima del estante y desaparecía en un parpadeo.

—¡Bitter Sweet Symphony!

El stand del Gran Maestro apareció y con la fuerza de su mano, destruyó las macetas y las peonías, esparciendo los pétalos de las plantas como si fueran gotas de lluvia.

—¡Dio! ¡Haz un pequeño agujer...! —JoJo se calló cuando sintió uno de los pétalos sobre su mejilla.

—¡Fabuloso Cadillac! —Cuando el stand de Dio estaba a punto de lanzar la moneda, varios pétalos de peonías se posaron en sus manos y rostro—. ¿Q-Qué?

—N-No pued-do m-moverm-me —reclamó JoJo mientras más pétalos caían sobre él. Dio hacía el esfuerzo de moverse, pero los pétalos caían sobre su ropa, moviéndose hasta llegar a su piel.

—M-Mi p-ieeernuaa —Dio no podía mover la boca y apenas podía hablar.

El Gran Maestro tenía un traje especial que evitaba que los pétalos se movieran sobre él y cayeran al suelo.

—Después de ese ataque de tu padre que paralizó mi cuerpo, trate de averiguar un método para conseguir el mismo efecto —comenzó a explicar el Gran Maestro—. Pero estaba muy ocupado tratando de conseguir el poder en este país como para averiguar más sobre esa técnica llamada Hamon.

»Sin embargo, extrapolé mis investigaciones al ver cómo habían plantas que podían entumecer la piel. Sabía que podía sacar provecho a ese descubrimiento y usarlo a mi favor. Es así que experimenté con diferentes semillas de peonías, exponiéndolos a tiempos de sol y sombra distintas, diferente cantidad de agua y suelo, como también de abono y humus. A veces las regaba con ácido y agua, otras con solo agua y minerales como el cobre. Ese proceso tardó dos meses y solo unas peonías sobrevivieron, de las veinte que sembré. A partir de esa, repetí el proceso que use en dicha peonía para replicarla y, felizmente, se encontraron con estas peonías a las que he nombrado Obladi-Oblada.