Capítulo 13: Lobita.
Micaela Maxwell Alston.
—Deja de darle vueltas. Ya está hecho e hiciste lo correcto.
Su voz rompió el silencio en mi habitación. Yo solo me mantuve en silencio, acostada de lado sobre el colchón y reteniendo las lágrimas que llenan mis ojos cansados.
—¿Nadie la va a encontrar? —interrogué.
—No. La tumba era suficientemente profunda y dudo que alguien extrañe demasiado a esa niña malcriada.
—Confío en ti. —murmuré.
Frente a mí su cuerpo se hizo presente, una de sus manos cayó sobre mi cabello y lo acarició con suavidad pero de tierno, su gesto no tuvo nada.
—Es lo que debes hacer.
—Un día dijiste que hacía bien en desconfiar de ti. Aún lo hago pero hoy, ahora, confío.
—A veces no puedes confiar, no soy bueno. Pero siempre voy a cubrir tus errores y tus crímenes. Confía en mí cuando tengas un problema.
—¿Cuándo no puedo creer en ti?
—Supongo que ese día lo sabrás.
Nos quedamos en silencio varios minutos, yo apretando la mandíbula para no largarme a llorar y él tocando mi cabello.
—Me voy ahora. Pórtate bien muñeca, no hagas más desastres por unos días y mantén un perfil bajo.
Su dedo índice chocó contra mi nariz y se volteó acercándose a la ventana, salió por esta y cuando me dejó sola me incorporé en mi cama. Del cajón de mi mesilla tomé el bolso gris y de este saqué el pequeño bote de alprazolam, me tragué una de las pastillas y me acosté cerrando mis ojos, esperando a que la medicación me haga efecto.
[...]
Somnolienta terminé de acomodar mi corbata y con la chaqueta puesta tomé la mochila y salí de la habitación arrastrando los pies con cansancio.
—Buenos días cariño.
Ante la voz de mamá fingí una sonrisa, ocultando mi agotamiento. A la mesa me senté con el resto de la familia y ante la mirada fulminante de Mila rodé los ojos, hoy no estoy de humor para aguantarla.
Comenzamos una pequeña charla hasta que dos chicas del servicio nos sirvieron el desayuno y como cada mañana, papá encendió la televisión para ver las noticias.
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Obsesión
Teen FictionMicaela Maxwell Alston, una adolescente que usa vestidos rosas encima de un corazón lastimado y una mente atormentada. Ella sabe lo que es el dolor, ella sabe lo que es sufrir y sobretodo sabe ocultarlo detrás de una sonrisa. Adrien Baumann Carey, u...