Capítulo 18: Branco 36.
Micaela Maxwell Alston.
Activé el modo avión e inmediatamente las molestas llamadas de Adrien dejaron de aparecer en la pantalla del móvil. La camioneta se detuvo frente al instituto y bajé del vehículo luego de despedirme del señor Antonio. Caminé hacia mi salón sin librarme de las miradas curiosas que me siguen, analizándome y cuchicheando a mis espaldas.
—¿Qué te pasó?
Preguntó Hanna, viéndome aparecer. En el aula solo está ella y unas pocos personas que no tardaron en mirarme de arriba abajo. Me senté junto a la castaña y después de dejar mis cosas sobre la mesa la miré, sin ninguna expresión en mi rostro sombrío y pálido.
—Corté mi cabello. —respondí cortante.
—¿Y tus piernas por qué tienen parches? ¿Por qué tus muñecas están vendadas? ¿Por qué...?
—No te interesa. —interrumpí.
Ella apretó sus labios en una fina línea y no dijo más. El timbre sonó y en poco tiempo el salón se llenó de gente que ya me tiene harta con tanto murmullo y tanta miradita indiscreta.
—Hombre. Señorita Maxwell que placer verla, por fin se le ve por aquí.
Dijo el profesor de literatura, poniendo su maletín sobre su escritorio.
Fingí una sonrisa y debió verse lo suficientemente amarga como para que el maestro borrara su expresión burlona. Él aclaró su garganta y dio comienzo a la clase a la que no le presté la mínima atención ya que opté por tomar una hoja de mi libreta y pintarrajear en ella y habría estado más tiempo dibujando si no me hubiera distraído el fuerte golpe contra la puerta.Sin demasiado interés alcé la mirada y el color se debe haber desaparecido de mi rostro al ver entrar al salón a cinco hombres altos, armados y con pasamontañas negros cubriendo sus rostros. Uno de ellos, alzó el arma y le apuntó al profesor que levantó sus manos en el aire y comenzó a lloriquear. Mis compañeros gritaron del miedo y entre ellos se abrazaban como si pudieran protegerse de esa forma. Todos están espantados, menos yo, y es que sé de quienes se trata.
Los cinco hombres se movieron por el salón y con sus imponentes ametralladoras apuntaron a los alumnos, amenazándolos. El aire se atascó en mi pecho y por largos segundos dejé de respirar al ver al sexto Branco 20 entrar creyéndose un rey. Luce intimidante con las manos dentro de los bolsillos del jean, la chaqueta ajustándose tan bien a sus brazos y el pasamontañas solo mostrando sus labios carnosos y sus ojazos grises.
—Traíganla.
Ordenó y al instante una mano enguantada envolvió con fuerza mi brazo y me arrastraron por el pasillo entre las mesas.
—Lo siento.
Murmuró Sam en mi oído antes de soltarme bruscamente sobre los brazos de Adrien, quien me sostuvo por la cintura pegándome a su endurecido pecho. Sentí sus ojos perforar los míos y forcejear no sirvió de nada, me apretó más contra él.
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Obsesión
Novela JuvenilMicaela Maxwell Alston, una adolescente que usa vestidos rosas encima de un corazón lastimado y una mente atormentada. Ella sabe lo que es el dolor, ella sabe lo que es sufrir y sobretodo sabe ocultarlo detrás de una sonrisa. Adrien Baumann Carey, u...