Capítulo 15

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Capítulo 15: Te lo juro muñeca

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Capítulo 15: Te lo juro muñeca.

Micaela Maxwell Alston.

-No tienes por qué seguir haciendo esto. No soy una niña.

Dije, acelerando mis pasos para alcanzarlo. Pocas veces me deja atrás, se nota que sigue enfadado conmigo. Es un exagerado.

-No te quejes y vámonos.

-Es que no entiendo porque sigues trayéndome y recogiéndome del instituto.

-Es peligroso que estés sola. Sobre todo después de lo que hiciste.

-Solo lo saben ustedes y yo. No me pasará nada.

-Es mejor preveer.

Me detuve a mitad de camino, agotada por la carrera hasta el estacionamiento. Con tranquilidad él se acercó hasta su coche y luego de abrir la puerta del piloto se volteó a verme, con el enfado hacia mi persona latente en su expresión.

-¿Vienes o te arrastro hasta aquí por el cabello?

-No soy una niña. Puedo irme sola Adrien, no me pasará nada. ¡Y perdóname de una jodida vez!

-¡¿Puedes solo subir al maldito coche?!

-¡Te he dicho que...!

Y ahí quedó mi frase, congelada en el viento cuando mi voz fue interrumpida por el estridente sonido de un disparo. Los gritos asustados de mis compañeros se convirtieron en un zumbido, los latidos de mi corazón resonaron en mis oídos. Sintiendo el dolor calar en mi piel bajé la cabeza con una lentitud desesperante y fue cuando lo vi, el agujero en la camisa, la misma con una gran mancha de sangre que crece con cada segundo que pasa. Llevé ambas manos a la herida, palpando la sangre para comprobar lo que sentía, que era real, que estoy herida. Miré mis palmas, rojas y manchadas como el día que maté por primera vez.

Subí la mirada, Adrien me mira con los ojos ampliamente abiertos y una expresión de horror en su rostro, su piel parece más pálida de lo normal y el miedo es algo que se puede ver en sus ojos de tormenta.

-¡Micaela!

Su grito rompió el zumbido en mis oídos y cuando mis piernas comenzaron a fallar, con la vista borrosa pude ver a Adrien correr hacia mí, sé que sus brazos se envolvieron alrededor de mi cuerpo, sé que se arrodilló en el suelo, apoyando mi cuerpo contra el suyo, más, no siento absolutamente nada de eso, solo siento el dolor que toma mi torso y me arranca gota a gota las fuerzas.

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