Extrañeza sensata.

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- ¿Entonces tenías una carpa de acampar pero no una pava para hervir agua?

Cuestionó Gon, una media hora luego de que ambos terminasen de desayunar.

Preparaban todo para irse al lugar en el bosque que había mencionado Killua pues pasarían el dia allí.

- Bueno, en mi defensa estaba bien usar la cacerola para todo. Me ahorraba espacio, ahora en mi alacena tengo una taza nueva, una pava, un plato, y otras cosas que antes no estaban ahí. Además acampar es genial y necesito una carpa para eso.

Era un buen punto.

- Tienes razón.

Llevarían todo en una mochila grande que Killua tenía, Copito les acompañaría también.

- Oh, oye.. debería agradecerte el que te hayas tomado la molestia de traer tantas cosas nuevas solo por mí, mas aún teniendo en cuenta el tiempo que te lleva llegar hasta el pueblo. Hum...

Tomó un encendedor, algunos papeles y revistas. Supuso que harían fuego para cocinar el almuerzo mas tarde.

- Ah, y también me supongo que compraste algún bidón de gasolina ¿no?

No.

No lo había hecho.

Pensó que en realidad quedaba tiempo para comprarlo en unos días, y por eso no tuvo apuro en ello.

- Uh... No. Perdón, creí que podría comprarlo en otra ocasión. Si quieres antes de irnos puedo comprartelo, no hay-

- ¡No! Tranquilo, mejor si no lo hiciste, quiero acompañarte en el momento que lo hagas. Asi sabré en donde queda el pueblo y además eres como un amigo ahora. No quiero darte mas trabajo del que te estoy dando.

El ojiazul se le quedó mirando.

- Si acabas de decir que soy como tu amigo entonces ya no tienes derecho a pensar que me das trabajo.

Gon también le miró, sonriendo al hacer contacto visual.

- Está bien, Killua.



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- ¿Quieres que revisemos aquí también? O podemos simplemente avanzar unos kilómetros más y parar nuevamente. Tú decides.

Habló el chico de hebras rubias, luciendo bastante exhausto.

Él y Leorio llevaban mas o menos unas 4 horas buscando alguna señal de Gon; mas bien, buscando desde dentro de su coche, y saliendo cada tanto.

La táctica que llevaban era simple pero poco certera. Avanzaban unos cuantos kilómetros, estacionaban su auto fuera de la ruta y comenzaban a inspeccionar cuidadosamente su alrededor.

- Bien. Para aquí.

Dictó Leorio y así lo hicieron.

Kurapika dejó el auto a un costado de la calle y junto con el más alto comenzaron a ver lo que los rodeaba.

- El coche de Gon es blanco y él dijo que estaba sucio.

Mencionó el pelinegro. Era como la quinta vez que lo decía, pero nunca estaba de más resaltar.

- También recuerdo que dijo algo sobre una cabaña que estaba lejos, ten en cuenta eso.

- Sí.

Dieron unos cuantos pasos por la zona; habían estado haciendo lo mismo durante todo este tiempo. Manejaban, paraban, caminaban un poco, miraban su entorno y si no encontraban nada volvían a manejar.

- Estoy cansado...

Se susurraba a si mismo el rubiecito.

Sus ojos no veían nada más que pasto, árboles, arbustos, alguna que otra montaña y hierbas por doquier. Lo mismo que veía desde que se adentró en la autopista.

Quería ver a Gon.

El hecho de que pudiera estar de mil y un maneras diferentes en ese preciso instante le tenía un tanto asustado. No quería pensar negativamente pero por como iban las circunstancias, no cabían muchas opciones.

Algo que no le había dicho a Leorio era que en realidad, se sentía culpable de haberle recomendado aquel puesto de trabajo a Gon. Si tan solo le hubiera recomendado alguna otra cosa, o siquiera algo que se encontrara mas cerca de su ubicación, nada de esto habría pasado.

- Tch...

Estaba ocupado lamentándose silenciosamente, cuando de repente oyó al pelinegro gritar.

- ¡Kurapika! ¡Ven a ver! ¿¡Ese no es el auto de Gon!?

Y sus ojos se iluminaron.

Se dió vuelta para chequear lo que el otro decía, todas sus esperanzas estando a flote nuevamente.

- ¿Qué? ¿En dónde?

- ¡Allá!

Señaló lo que parecía ser una pequeña casita, y bien al lado un coche blanco.

- Acerquémonos, Leorio, pero hay una casa al lado del coche. Debemos tener cuidado por si en realidad el vehículo es del dueño de esa propiedad.

Estaban nerviosos.

Sus emociones también variaban entre alegrarse porque podrían haberlo encontrado, o preocuparse porque se metían en territorio ajeno. Si ese realmente era el auto de Gon, ¿que hacía allí?

Se acercaron a pasos rápidos, atentos a cualquier cosa, y cuando estuvieron más cerca, comenzaron a inspeccionar.

- Es igual al coche de Gon, de eso no hay duda.

Comenzó hablando Leorio.

- Sí, es el mismo modelo y marca, pero cómo podemos confirmar que es el suyo? Debe tener algo que podamos identificar.

El rubiecito se asomó a los vidrios para ver el interior.

Los cristales tampoco estaban templados, al igual que los de Gon.

- Leorio

Llamó al mas alto, el cual miraba la patente por si llegaba a recordar la de su amigo.

- No puede ser...

Y para cuando vió envolturas de bombones tirados por ahí, fue suficiente para asegurarse de todas sus sospechas.

Ese definitivamente tenía que ser el auto de Gon.

❝Debiste decirlo desde el principio❞ - KilluGon┇GonKilluDonde viven las historias. Descúbrelo ahora