Anochecer. [Pt.2]

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"- ¿Hay algo que hayas hecho para no querer decirme nada al respecto?..."

En la mente de Killua sucedían un revuelo de cosas.

El pelinegro habia optado por preguntarle si ocultaba directamente, porque tal parece que de alguna forma lo había descubierto.

Se cuestionaba internamente del que debería hacer o decir ahora.

Podía mentirle diciéndole que en realidad no era nada y que no se trataba de algo extraño. Había pensado en una excusa, algo como "En realidad soy pobre y por eso no puedo comprarme un teléfono, televisor o lavadora. Mi familia murió y no tengo amigos, por consecuente nadie viene a visitarme", pero luego de analizarlo un poco más, se dio cuenta de que era una mentira muy mediocre.

Podía decirle la verdad, lo cual, podría conllevar muchas cosas.

Los escenarios que su cabeza procesaba eran bastantes, todas mayormente negativas.

Gon podría asustarse. Esa era su primera teoría. Podría asustarse, podía irse y exponerse a la nada. Al menos tenía que mantenerlo con él hasta que se hiciera de día y tuviese sus bidones de gasolina. Lo mínimo que deseaba en esos momentos era que, si el pelinegro se iba, se fuese a salvo.

- Por donde empiezo...

Esperaba no haber elegido la opción incorrecta.

- Bien. Escucha con atención, Gon.

Se movió en su lugar quedando de costado, apuntando hacia donde Gon estaba.

- Puede que sea algo dificil de creer, pero en realidad, no tengo televisor porque no quiero oír las noticias, no tengo radio porque oír a las personas me genera rechazo...

Pudo oír que el pelinegro de mechitas verdes también se acomodaba en su sitio, de modo que pudiera ver a Killua aún estando en la oscuridad.

- No tengo lavadora porque me mudo muy de seguido, generalmente a lugares con pocas personas. Mientras menos cosas tenga, es mas rápido para mí irme de un lugar a otro.

Ambos se miraban a los ojos. Un silencio se creó por unos momentos.

- ¿Y el... celular? ¿Por qué no tienes uno?

Cuestionó.

- Al inicio pensaba que no tenías uno porque no tenías dinero para comprarlo, pero luego de notar algunos de tus muebles me dí cuenta de que en realidad tienes mucho de eso. Sin mencionar que compraste un montón de variedad de chocolates sin hacer una excepción, nadie que esté mal económicamente tomaría esa clase de adquisiciones tan a la ligera.

El peliblanco aceptó responder a su pregunta. Parecía que Gon podía saber el valor de algunos objetos con tan solo verlos.

- No tengo celular porque podrían rastrearme con él. Es peligroso para mí.

El otro tuvo una expresión confusa. Killua comenzaba a ponerse nervioso e inevitablemente debía continuar con su explicación.

- Nadie me visita porque nisiquiera saben donde estoy. No sé en donde está mi familia, y ellos tampoco saben de mí. ¿Recuerdas que te dije que me mudo a lugares con pocas personas? Pues bien, es para que el menor número de gente pueda verme. Por eso es que vivo aquí.

Gon comenzaba a creer que Killua sufría de ansiedad social o algo de ese estilo.

- ¿Te aterran las personas entonces?

Cuestionó una vez mas el pelinegro.

- Solo... Lo que puedan confesar. Si te cuento es mas complicado que piensen algo positivo de mi persona, hice cosas malas.

- ¿Que cosas? No pareces nadie malo, Killua, de hecho-

- Soy un sicario, Gon. Un sicario estafador de hecho muy reconocido, me sorprende que no hayas oído de mí o mi familia en las noticias, o en rumores siquiera. Me buscan en muchos distritos, por eso vengo a lugares menos poblados. Me quedo durante tres semanas y ya llevo dos aquí. Por eso es también que tengo tanto dinero, de hecho vengo sobornando a muchas personas para que no digan nada sobre mi paradero. Compro su silencio y yo me mantengo un poco mas tranquilo. Nada garantiza que se callarán para siempre de todas formas. He estado en muchos lugares y aún me faltan muchos por visitar. Al menos hasta que me descubran algún día, porque hasta ese entonces estaré libre. Me encerrarán y estoy seguro de que no me dejarán salir por el resto de mi vida. El número de personas que he matado y estafado hasta ahora está fuera de mis límites. Perdí la cuenta hace tiempo, y en realidad, llegué a este punto porque estoy cansado. Tengo el dinero suficiente para sustentarme por al menos dos vidas, ¿Pero a qué precio?...

...Ya, lo había dicho todo. Absolutamente todo.

No tenía nada más para esconder y no quería ver la expresión del otro. Miraba al suelo triste, pero ya era tarde para arrepentirse. Él y su familia eran un grupo de escorias, escorias sin corazón que no tenían rumbo alguno. En cierta forma se había desahogado también. Nunca podía hablar con nadie porque o le tenían miedo o Killua se veía obligado a callarlos ante la justicia con sobornos después.

No notó que tenia algunas lágrimas escurriendo por sus mejillas hasta que sintió las manos ajenas limpiarselas.

Gon tenía su cara apresada entre sus manos, y le obligó a mirarlo.

- Pues nunca me hubiese imaginado algo así. Me esperaba toda clase de respuesta menos esa, ¿sabes?

Le hablaba con un tono suave. Killua no lograba comprender. ¿Qué estaba haciendo? ¿No le tendría miedo ahora? ¿No sentiría asco, o culpa de estar con un asesino?

Oía la respiración honda y tranquila del contrario, le miraba con pena, y algo que no pudo descifrar.

- Me quedaré contigo un tiempo más, no quiero irme mañana.

Soltó de repente.

- ¿Qué?

- Si te vas de esta cabaña en una semana, quiere decir que no podré visitarte luego nunca más. No puedes decirme en donde será tu próximo paradero, ¿verdad?, sería peligroso para ambos.

Killua sentía la calidez de las manos ajenas aún estando con el frío viento de la noche. Gon le acariciaba sus mejillas.

- Sí... Tienes razón, pero ¿que pasará con tus amigos? ¿Y tu entrevista de trabajo?

Lo que Gon decía no tenía sentido. Era completamente absurdo y carecía de motivos. ¿Por qué se quedaría con el, por el amor de dios?

- A ellos puedo verlos cuando sea, puedo tener las entrevistas que sea. Contigo solo puedo tener una semana y nada me garantizará que pueda verte luego. Déjame acompañarte un tiempo más, ¿de acuerdo?

Simplemente no podía creerlo. La luz de la luna reflejó los ojos miel del morenito, y Killua se quedó viéndolos atentamente. Era la primera vez que unas palabras así iban dirigiras hacia él. Estaba simple y llanamente fascinado.

- Si tú... lo dices.

Y aunque no terminaba de entender, sintió el suave abrazo que le brindó el contrario. Se aferró a su espalda, y el aroma que tenía era uno de los mas dulces que alguna vez sintió.

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❝Debiste decirlo desde el principio❞ - KilluGon┇GonKilluDonde viven las historias. Descúbrelo ahora