Sólo eso.

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- ¡De verdad, Kurapika! El chico me llamó a las 9 diciéndome que necesitaba ayuda y justo cuando dijo que volvería a llamarme luego, simplemente desapareció! Creo que su celular se rompió o se quedó sin batería, porque volví a llamarlo como diez veces y no tuve respuesta alguna.

- Cálmate, Leorio. De seguro no es nada grave. Dijiste que llamaste a por un remolcador, ¿no es así? Confía en que traerán a Gon, solo-

- ¡Ese es el problema! Ya son las cinco de la tarde, Kurapika, se supone que debieron haberlo traido devuelta hace unas horas pero no ha pasado absolutamente nada, ¿entiendes eso? llamé al número del sujeto que se supone lo ayudaría, y dijo que no había ningún auto en donde le indiqué que estaba, dijeron que volverían a llamarme si tenían alguna otra noticia pero hasta ahora no me han contactado!

- Detente. Estás siendo muy paranóico, solo han pasado algunas horas, y dudo mucho que le haya sucedido algo grave. ¿Estamos hablando de Gon, sí? conociéndolo habrá hecho cualquier cosa para evitar que algo malo le suceda. Puede que sea un poco distraído a veces pero no es tan lento como para no hacer nada en momentos críticos. Tranquilízate, si para mañana no tenemos noticias sobre él, nos pondremos en marcha nosotros mismos, ¿de acuerdo?


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- Brr~.. Brrr~

Se oían los ronroneos de copito.

Gon le acariciaba con una mano en su regazo, mientras que en la otra tenía aún su chocolate. Estaban sentados nuevamente en la mesa del comedor; Killua a penas recién comía su almuerzo que se había enfriado bastante.

- Eres como Scooby-Doo.

Soltó de repente el albino.

Gon comenzaba a preguntarse porqué las personas soltaban comentarios de la nada sobre él.

- ¿Qué?

- Sí, hace unos minutos parecías querer indagar a muerte sobre mis asuntos, te dí tus chocolates y ahora estas tranquilo acariciando a...

- Copito.

- Eso.

Bien, era verdad en cierta forma. Gon estaba mas tranquilo mientras que degustaba lo que él llamaba la octava maravilla del mundo, pero no quería decir que sus inquietudes se hubiesen esfumado. En su cabeza, seguía con todas las preguntas habidas y por haber.

-  ¿Te parece que no te preguntaré porqué quieres que me siga quedando? Estás siendo muy extraño, pero no puedo ser desagradecido después de todo.

Y en realidad puso un poco nervioso a Killua.

- Oye, si lo pones así suena como que te estoy obligando. No es eso.

- ¿Ah, no es eso?

Preguntó, viendo como Killua masticaba vanidoso.

- A penas termines de comer debes guiarme al pueblo. ¿Por qué razón no me lo mostrarías? se supone que luego de conseguir gasolina puedo irme tranquilamente.

Cada hora que pasaba, en el fondo, lo inquietaba.

- Solo no quiero salir una tercera vez en el día. ¿Estoy cansado, sabes? Salir en la mañana, haberme comido una lluvia torrencial, haberte ayudado a mover tu coche y haber vuelto a salir para comprar el almuerzo hace un rato hizo que me agote. Si te muestro en donde queda el pueblo es obvio que tengo que guiarte, y para eso debo volver a salir.

Supongo que era un punto.

Gon pensó unos segundos antes de hablar.

- ¿Y cuándo se supone que puedo irme?

Killua terminó con su plato de comida.

- Mañana. Mañana estaré renovado y podré acompañarte a comprar gasolina.

El pelinegro lo miró preocupado.

- ¿¡Qué!?

- ¿Qué?

Quiso reír por la expresión que tenía.

- ¿Estás loco? ¿Por qué debería esperar tanto tiempo? ¿Tienes una idea de lo que deben estar pensando mis amigos? ¡No puedo quedarme a dormir con un desconocido!

- Estás exagerando. Solo quiero ayudarte.

- ¡No!...

¿O si?...

Aparentaba ser que Leorio no había enviado a nadie para que le ayudara realmente. Juraba haberse fijado una infinidad de veces sin que nada sucediera en aquella autopista; ¿Tal vez y en realidad creía que estaba bien?... De alguna manera...

- No te va a pasar nada porque estés un día sin comunicarte con ellos. Mañana podrás irte tranquilo, ¿Sí?

El menor le miró a los ojos.

En realidad, puede que estuviese equivocado, pero notó sinceridad en ellos. Ahora que los veía bien, juraba que eran los ojos azules más bonitos y brillantes que alguna vez presenció. Le intimidaban.

Pensó en Killua, en que de verdad podía estar cansado y que debería devolverle al menos el favor de descansar.

- Uh... Bueno... Está bien.

Mordisqueó denuevo su chocolate, que se había acabado con eso último. Accedió a la idea, aunque esta fuese un tanto -bastante- rara. Nunca pensó encontrarse una situación así.

- ¡Genial! En realidad podemos hacer varias cosas mientras esperas a mañana. Tengo unos juegos de mesa que no he usado nunca, y es el momento perfecto para aprovechar. Puedes ayudarme a lavar nuestros zapatos y la ropa, porque no tengo aparatos electrónicos que lo hagan por nosotros. ¡Ah, si quieres, lavaremos tu auto también! Esa cosa tiene al menos unos 10 años sin tocar una partícula de jabón, verdad?

Gon le observaba curioso. De la nada parecía un poco mas feliz. Comenzaba a creer que en realidad quedarse no sería tan malo y que solo sería hasta mañana.

- Claro, hagamos todo lo que dijiste.

Y Killua le sonrió.

❝Debiste decirlo desde el principio❞ - KilluGon┇GonKilluDonde viven las historias. Descúbrelo ahora