003

917 141 17
                                    

-Yeonjun... Yeonjun-


La voz de YoonGi lo despertó. Estaba en una habitación, bajo las cobijas calientitas de quién sabe quién.

Se cubrió con la tela para proteger su cuerpo y vio a los lados. No recordaba la habitación. Frunció el ceño y señaló al mayor, como acusándolo.

-Dijiste que no me harías nada ¿Qué hago aquí?-

YoonGi se rio y le desacomodó el cabello, que de por sí ya estaba hecho un desastre.

-No hice nada. No te iba a dejar dormir en el sillón. Solo te traje a la habitación para que descansaras en una cama-

Talló sus ojitos por lo dulce que era YoonGi y cómo negar que se le habían acumulado algunas lágrimas. Pensándolo bien era el primer hombre que era tan amable y sin otra intención.

-Hice el desayuno. Pero no esperes mucho. Soy pésimo cocinando-

Negó y con ayuda del mayor se levantó de la cama. No había hecho nada y le dolía el cuerpo, como si un camión hubiera pasado sobre él. Tal vez el trabajo acumulado lo tenía así.

En la mesa había arroz hervido y una sopa de color extraño con tofú mal cortado y kimchi. Agradeció el gesto, nada podía ser tan malo.

Probó y al instante pidió agua. La lengua le ardía, era extremadamente picante, casi incomible.

-Lo siento mucho, no sé medir nada, yo... Yo no cocinaba...- dijo con tristeza

-No, está bien. No bueno, no está bien pero... Ah... Calma... Recuperarás a Jimin.. Te lo aseguro... Y por la sopa... ¿Tienes leche?-

Arregló el picor de la sopa agregando algunas cosillas más, no era un gran cocinero pero vivir solo le había enseñado varios trucos. Al final quedó una sopa no buena pero sí comible.

-¡¿Qué hora es?!- gritó de repente

-Las once, casi-

-¡No! ¡Se me pasó la hora de visitas! YoonGi debo irme. Trabajo hoy en la tarde-

-Te llevó a casa-

Titubeó antes de agradecer. Definitivamente ayudaría a YoonGi. Jimin era el hombre más afortunado por tenerlo, solo veía bondad en aquel hombre pálido.

Llegaron al edificio que no lucía muy bonito pero era su hogar y eso era suficiente. Antes de bajar del carro talló sus manos en su pantalón y nervioso vio a YoonGi.

-YoonGi, gracias por todo, nunca nadie ha sido como tú. Mándame mensaje a la hora que sea, yo siempre me haré un espacio para ti. Si quieres puedes irme a buscar a la universidad, o al trabajo. En serio estaré para cualquier cosa. Excepto para sexo, quiero que regreses con Jimin, él está perdiendo a una maravilla de hombre-

Bajó con las mejillas rojas y con la respiración entrecortada, decir esas cosas resultaba complicado.

-¡Yeonjun!- le gritó para tener su atención -No dejes que nadie te insulte, no eres eso que dices. Eres inocente y tierno-

El auto arrancó y él se quedó despidiendo a YoonGi con la mano. Aquel hombre era atractivo, amable, empático y simpático, claro entre muchas cosas. Se sintió nostálgico al desear a alguien como él, como YoonGi.

El día era un asco, trastes y trastes llegaban sin parar, no tenía descanso de lavar y las piernas le dolían de estar parado en el mismo lugar.6

Por fortuna, Taehyun, un mesero bastante simpático, en su descanso se acercó a hablar. Más que nada a hacerlo reír porque el hombre era muy chistoso.

-Ya Tae~ me voy a hacer pipí-

Bajo casi al suelo por la risa y puso sus manos en su estómago, ya no importaba si se llenaba de jabón la ropa.

-Tae, en serio, basta-

El mayor se detuvo y siguió con su comida. Le gustaba ver a Yeonjun reír, eran buenos amigos y le admiraba, sabía todo lo que hacía y definitivamente había que ser muy valiente para llevar su vida.

-¿Cómo está tu mamá?-

El semblante del menor cambió y siguió con su trabajo, lavar platos.

-Mi mamá. Ella... No está bien. Los médicos dijeron que seguramente no se pondrá mejor. Pero sabes, no puedo desconectarla, ella me dijo que pelearía y que deseaba vivir. No puedo con eso-

Taehyun le puso la mano en el hombro y le dio un pequeño abrazo. Yeonjun llevaba muchas cosas encima, cosas que lo llevaban a medidas extremas.

-Sabes que siempre puedo ayudarte. No tienes que hacer todo lo que haces, Yo puedo...-

-No Taehyun. No me prestarás dinero. No. No puedo aceptarlo y si tu padre se entera de que es para mí, estarás en problemas. No-

-Pero Yeonjun, no quiero que estés pasando por todo esto, si te gustara esta vida que llevas... Lo entendería, pero lo detestas-

Hizo un puchero y lavó con más fuerza el plato, pedirle dinero a Taehyun era buena idea, y TaeHyun no tendría problemas, pero no. Era una responsabilidad muy grande.

-Gracias Tae, no puedo aceptar tu dinero-

-Yeonjun- casi rogó -Sabes que para mí el dinero que pueda prestarte no va a ser nada-

-Lo sé y por eso me sigo preguntando... ¿por qué vienes a trabajar de medio tiempo?-

Taehyun rodó los ojos, no lograría convencer a Yeonjun y de nada servía seguir con esa plática. Por otra parte estaba la pregunta de Yeonjun, tal vez ya la había contestado muchas veces pero al mayor le seguía pareciendo confuso.

-Yeonjun-

-Es que no necesitas trabajar aquí. Diriges la empresa de tu familia, terminas tus estudios y además vienes a trabajar, ¿No es difícil?-

-Yeonjun no eres el indicado para decir eso. Además me sirve para despejar mi mente y aprender del servicio en el área-

-Bueno, es que no lo entiendo. Solo te complicas las cosas-

Taehyun simplemente le dio un golpe en la cabeza y un beso en la mejilla. Para él, Yeonjun era adorable, una persona generosa y dedicada, valiente y alguien que seguía sus sueños con toda su alma.

-Seguiré trabajando. Traigo el coche, te llevo a casa-

-Gracias, Tae, te lo agradezco-


1/3


Mi preciosa bola de arroz >>> soojun  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora