5| She

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Lives for the memory
A woman who's just in his head
And she sleeps in his bed
While he plays pretend

She – Harry Styles

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Era temprano, pero eso no tenía comparación con el horario al que estaba acostumbrado a despertar todos los días. Estaba cansado, pero sabía que solo tendría que soportar unas cuantas horas más antes de poder quitarse todo el peso encima de sus hombros.

Sus manos golpeteaban al volante de cuero, mientras su mirada se encontraba perdida en el claro cielo que reflejaba la transparente luna del auto. Todo indicaba que el verano se acercaba, aunque aun podías sentir la fría brisa que dejó el invierno y parecía negarse a irse. Puede que eso debió haberlo hecho elegir otra clase de atuendo. Tal vez, debió optar por esas camisas completamente negras que cubrían por completo su pecho en vez de la blanca, casi transparente, que no dejaba mucho a la imaginación, pero no se arrepentía. El tacto de la fina tela siempre se sintió bien contra su piel, y tuvo que esperar demasiado para poder volver usarla.

Su mirada fue a sus uñas, las cuales seguían dando suaves golpes al volante, esperando su turno en el estacionamiento, pero lo que llamó su atención fue la simpleza en ellas. No le gustaba. Lo hacían sentir que faltaba algo. Quizá, era la falta de joyas en sus dedos, esos pesados anillos que guardaba en el fondo de su cajón porque sabía que su valor era demasiado como parar tenerlos a la vista, o la falta de color en sus uñas, pero eso no era algo en lo que se tenía permitido pensar a tan tempranas horas de la mañana.

Sus ojos fueron hacia el retrovisor, solo porque el puesto que estuvo esperando en el estacionamiento ya se encontraba vació y era su momento para estacionar, pero no pudo evitar notar las grandes ojeras bajo sus ojos y el cansancio en ellos. Su cabello se encontraba reseco, sin ese brillo acostumbrado que siempre tenía al final del mes cuando reservaba una cita en el salón de la ciudad. El pensamiento lo hizo fruncir levemente el ceño, para luego negar con la cabeza. De nuevo, no era algo en lo que debía pensar.

Pulsó la palanca de cambios, para luego levantar su pie del acelerador. Su mirada fue hacia las viejas zapatillas que encontró al salir de su casa. No eran sus favoritas, pero eran lo más practico que podía encontrar cuando se olvidaba por completo que hoy era su turno de tomar el puesto de alguien más. Hacían demasiado contraste con la fina camisa y los anchos pantalones de vestir que dejaban respirar a sus piernas, pero no era algo que le preocupara demasiado. No tenía demasiado trabajo hoy y tampoco esperaba estar más de unas horas en la oficina. Hoy era un día importante, y se había asegurado más de dos veces en no dejar que nada lo arruinara.

Una vez el auto ocupó su lugar en el estacionamiento pudo soltar un suspiro de alivio. Lo había logrado. Manejar nunca fue lo suyo, pero sabía que no tendría opción que hacerlo cuando leyó el recordatorio en la pantalla de su teléfono.

—Papá, es tarde —dijo una voz que provino del asiento trasero del auto. Su mirada fue hacia la pequeña niña de ojos azules, casi igual a los suyos, pero con un brillo más inocente en ellos. Ella odiaba llegar tarde, y era algo que siempre tuvieron en común.

—Son las nueve, justo a tiempo, Carolina —la intentó tranquilizar. Ella no pareció creérselo por completo, porque sus ojos se entrecerraron y lo miraron con esa expresión que le daba cuando le prometía que llegaría recogerla a tiempo.

—Con mamá siempre llegamos antes de las nueve —le respondió un niño de cabellos rubios, haciéndole querer blanquear los ojos, pero recordando que puede que sea demasiado grande para hacer eso —. Aunque, ella es peor conductora que tú, papá

I want to write you a song - 20 OS | MukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora