4| Are You Bored Yet?

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Feels like I've known you my whole life
I can see right through your lies
I don't know where we're going
But I'd like to be by your side

Are You Bored Yet? – Wallows, Clairo

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Silencio.

El silencio estuvo rodeándolos por alrededor de una hora desde que la última pregunta fue hecha. No respondió, porque sabía que él no volvería a insistir hasta dentro de un rato. Siempre le daba tiempo porque era consciente de lo difícil que podía hacérsele responder cualquier simple pregunta desde que todo comenzó.

El ambiente no era tenso o pesado, estaban cómodo rodeados del silencio. Era algo a que simplemente estaban acostumbrados. Podían pasar horas solo existiendo uno al lado del otro sin molestarse en hacer algún comentario o pregunta. Esa era la forma en la que funcionaban, y le gustaba. Nunca en su vida se había sentido tan cómodo con alguien como poder pasar horas así.

Su parte favorita era cuando se encontraban juntos, en el techo de su casa, cuando esta se encontraba completamente sola, y solo eran ellos dos, sentados mientras se ponían a ver el atardecer. Como el sol desaparecía y el cielo se llenaba de estrellas, que parecían ser nada comparado con el brillo de los ojos de la persona que se encontraba a su lado. Momentos como ese eran los que guardaba en lo más profundo de su memoria cuando tenía días malos. Casi todos lo eran, pero ahora mismo eso era lo último en lo que necesitaba pensar. Este era su lugar seguro, al lado de la persona que nunca supo que necesitó, pero ahora lo hacía.

Necesitar a alguien. En primera, nunca creyó que hubiera alguien que quisiera estar a su lado. Siempre estuvo solo, y jamás tuvo problema con eso.

Siempre se consideró alguien callado, tímido, hasta algo antisocial, desde una corta edad. Le costaba estar a gusto con la presencia de personas, o si quiera decir alguno de sus pensamientos en voz alta. Le enseñaron a permanecer en silencio desde que era un niño, con palabras duras o gritos. No estaba acostumbrado a que las personas quisieran escuchar su opinión, o su voz. Por eso, siempre se mantuvo alejado, era lo mejor que podía hacer si no quería hacerse ilusiones. Era solitario, pero ya estaba acostumbrado.

Hasta que llegó él.

Él y su constante necesidad querer hacerlo hablar, con sus tontos comentarios que no podía evitar que le sacaran pequeñas sonrisas, con su suave tacto cuando buscaba su mano por debajo de la carpeta en mitad de una clase y las largas horas en las que podía quedarse a su lado, sin necesidad que ninguno de los dos dijera algo. Nunca creyó necesitar a nadie hasta que llegó él. Nunca se sintió solo, hasta que tuvo una persona a su lado. Todo cambió, y hasta ahora no estaba seguro si eso era algo bueno.

Una mano se encontraba dando suaves caricias a su desnuda espalda, mientras otra lo sostenía con delicadeza de la cintura. El tacto era suave y estaba demasiado acostumbrado a este, tanto que creía necesitarlo como el aire que respiraba. La mano en su espalda iba dejando un camino hasta llegar al final de su columna y volver a subir, iniciando de nuevo su camino. Su mejilla se encontraba recostada contra la caliente piel del chico de su debajo, mientras su mano jugaba con los cortos vellos de su pecho, porque también amaba tocarlo a él. Lo hacía sentir que se estaba aferrando a alguien, lo único que lo hacía sentir cuerdo en momentos como este.

La cama en la que se encontraban no era a la que estaban acostumbrados. No era la de la habitación de él, la cual era demasiado grande, como para que casi cinco personas cupieran cómodamente. O la suya, en la cual casi siempre pasaban tiempo cuando se encontraba solo en su casa. Pero, se encontraban cómodos. No necesitaban de demasiado espacio o un lugar conocido para estar felices con la proximidad de sus cuerpos, pegados el uno al otro, sin dejar que un solo espacio separar sus desnudas pieles.

I want to write you a song - 20 OS | MukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora