Aún lo espero.

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Me miró, por un instante pensé que esa mirada era la misma de siempre, pensé que esa sutil diferencia era solo un juego de mi ansiosa imaginación por los acontecimientos resientes en torno a el.

Pensé en llamarlo, mis labios se movieron sutilmente ante esa extraña mirada suya pero, al final no pronuncie su nombre, no hice ni un mínimo sonido para llamar su atención y en silencio su mirada se deslizó más allá de lo que yo puedo comprender ¿Que estaba viendo?¿La puerta hacia el patio?¿El espacio fuera de la habitación?¿acaso contaba los pasos que daría antes de salir de mi habitación? No lo sé.
Cuando se movió con su airoso caminar lejos de mi vista solo lamente no haberlo llamado en ese momento, una simple caricia me habría bastado pero me consolé con llamarlo después, más tarde, cuando el sol se ocultara y el volviera a casa.
Todavía sigo esperando.
Aún ahora, mientras siento que mi estómago no es más que un huevo y mi corazón una bola de papel en el suelo de mi alma.
Todavía lo espero, espero oírlo de nuevo.
Espero por su llamado, su suave y gentil llamado para que le abra la puerta y pueda volver a encontrarme con sus hermosos ojos.
Todavia espero a que regrese y pueda acariciar su suave pelaje una vez más. Espero su maullido y su arrulloso ronroneo, espero sus enormes ojos verdes y sus largos bigotes.
Pero....
Ya sé que no volverá.
Y eso me parte el alma.
¿Es tonto?
No lo creo.
Tonto sería no admitir que me importa.
Tobte sería no llorar y no mantener está pequeña y diminuta esperanza de que uno de estos días vuelva.
Quizás...cuando deje de llover...
Quizás cuando menos lo imagine...
Tal vez mañana, el vuelva.
Así que yo lo esperaré.
Hasta que vuelva a verlo una vez más.

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