Las apariencias y el espacio exterior

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Entre las estrellas hay un silencio que absorbe las preocupaciones de la Tierra, en el vacío infinito el ego de un ser humano se desvanece lentamente y lo pierde al hombre en medio de la oscuridad.

En la Tierra deje muchas cosas que extraño, pero también se quedaron otras que no me preocupan.

¿Han pensando en ustedes mismos? Seguro que sí, han tenido el tiempo que yo he tenido de hacerlo justo ahora, que están encerrados, confinados en sus propias naves espaciales, solos aunque rodeados de más personas.

En el espacio exterior no hay espacio para las apariencias, es o no es, esa es la ley que rige aquí afuera, y lo que no es alguna vez será, las estrellas son así, alguna vez fueron otra cosa pero ahora están muertas y arden a millones de años luz de haber encontrado su final.

Pero en la tierra todo esto es un concepto debatible ¿De verdad existe el negro y blanco como las únicas opciones? Seguramente muchos de ustedes piensan que esa es la solución y que no hay nada debatible en una cuestión trivial como "sí" y "no", aunque vivo entre estrellas y paseo sola todo el tiempo, sé que la respuesta a la pregunta es de naturaleza egoísta y estratégica, solo habrán dos opciones cuando queramos que lo sea y no aceptaremos más posiciones al respecto, pero en otras ocasiones incluiremos un punto neutral, el "gris" estará en nuestro lenguaje y lo aceptaremos, con recelo o con ánimo, para ampliar nuestro horizonte.

¿No es esto a lo que llaman doble moral?

Cuando aceptamos la tercera opción, el tercer color que rige en medio de blanco y negro, cambiamos y nos adaptamos, ya no podemos vernos a nosotros mismos sin sentir que algo se ha vuelto irreconocible, es aquí que comenzamos a engañarnos.

Las apariencias no surgen de la tercera opción, deberíamos ser  maduros para aceptar todas las posturas que puedan existir, es a consecuencia de una tercera opción y no por causa de esta que creamos un mundo de apariencias.

En la soledad del espacio exterior no existe razón por la que se deba dar lugar a las apariencias, un error de cálculo, una suposición equivocada y podría morir.

En el espacio aprendes a sobrevivir sin la comodidad de las apariencias, te tienes que acoplar a la rigidez del mundo que te rodea, incluso cuando desearías seguir fingiendo, cuando quisieras decir que no has visto nada para dormir aunque sea un poco mejor.

Las apariencias no son malas, son un mecanismo de defensa natural que, como seres altamente sociales, nosotros como especie hemos desarrollado a través de millones de años. Funcionan para preservar nuestra salud mental, nuestro bienestar como miembros de una comunidad e incluso juega un papel importante en nuestro desarrollo a lo largo del crecimiento humano de manera personal y fisiológica.

En un mundo de apariencias fingimos no ver,
Fingimos no escuchar,
Fingimos no pensar y
No sentir.
En un mundo de apariencias sonreimos sin razón alguna para que nadie nos pregunte nuestro estado emocional,
Decimos cosas triviales sin sentido aparente para que los demás continúen sus caminos sin escuchar nuestros gritos,
Miramos a los demás y notamos los errores, en nuestra familia, en nuestra comunidad, en la sociedad, y sin más, para mantener la aparente calma y armonía, lo que pensamos lo callamos, lo llevamos en nosotros, pero no lo decimos,
En las sonrisas falsas, en los discursos triviales, y en el comportamiento de los demás, con los pensamientos que soportamos al observar lo que cambia la verdad de la apariencia, nos lastimamos, por no querer aceptar que todo cuanto vemos y escuchamos está mal, por guardar para nosotros mismos el dolor y la tristeza, por ver la mentira pero ser incapaces de señalarla,
Las apariencias exigen un compromiso social que exige la pongamos antes que todo lo demás, porque en las apariencias hay calma, hay seguridad y armonía, no todo es tranquilo pero, por alguna razón, siempre que fijamos que todo está bien, incluso los conflictos se resuelven lentamente dejando una aterradora cicatriz que después tendremos que fingir no existe.
Somos presas de nosotros mismos en las apariencias,
Somos presas de las palabras de los demás,
Nos volvemos imágenes de un engaño colectivo,
Actores permanentes en una obra que continuará incluso cuando nosotros encontremos la muerte,
Seremos actores eternos, y se hablara de nosotros como se habla de las estrellas en el cielo
Sin conocernos, sin saber cuál fue nuestra historia antes de nuestro final,
Pero se nos dará importancia,
Se referirán a nosotros como si fuéramos increíbles
Aunque ya no seremos individuos,
Cuando nuestro final llegué
Seremos el colectivo
Y nuestro nombre estará entre muchos otros perdido en ese "la humanidad, por millones de años ha vivido así"
Seremos la referencia para justificar el mundo de aparente
Incluso si nos resistimos a ser ahogados en vida
En la muerte perderemos el derecho de rechazar el mundo de las apariencias.

Si vivimos así
¿Quienes seremos al morir?
¿Seremos lo que los demás creían que éramos?
En un mundo donde fingimos ser lo que todos quieren de nosotros
En un mundo donde sonreimos sin ser felices
Dónde lloramos sin estar tristes
Un mundo que exige guardemos nuestras palabras y pensamientos para nosotros mismos
¿Quienes somos ahora?

Incluso si estoy a millones de kilómetros de distancia de la Tierra ¿Soy quien creo que soy? O ¿Soy quien todos creen que soy?

Separada del lugar donde nací, aún me persigue la sombra de lo aparente,
Aún no me distingo de quién se dice que soy y quién soy de verdad
Porque las apariencias viven con nosotros
Nos envuelven lentamente mientras crecemos
Nos protege como una sábana del frío
Nos arrulla hasta que podemos dormir cada noche
Y lentamente
Mientras más las hacemos nuestras
Se funden en nuestro interior
¿Que somos?
¿Apariencias o humanos?
Y ¿Que es un humano?
¿Es lo que todos dicen que es? o ¿hay algo más que nadie sabe ni entiende?
En un mundo regido por la mentira
¿Cuál es la verdad?

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