Capítulo 21: Daría la vida por no dejar de mirarte

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Después del acuerdo que tuvieron con el Bajang, Kate tuvo que retirarse porque alguien llamó por el timbre del portón. 

Al salir de su casa caminó por el jardín hasta la mujer que la esperaba del otro lado del portón, su madre. 

Susana la miraba con una dulce y pequeña sonrisa, vestida de manera informal, esperando que abriera para poder compartir una linda tarde del sábado preparando una rica cena. Su plan era compartir un tiempo en familia y hasta planeaba invitar a Ámbar. 

A Kate no le resultó nada oportuno que su madre llegara, las cosas no estaban bien con un Bajang escondido en el sótano. 

—¡Mamá!

Dijo con una falsa sonrisa, alzando las cejas.

—Pensé que podíamos cocinar juntas.

Habló la anciana, enseñándole las bolsas con algo de mercadería y verduras que compró.

—Ay, mamá sos muy dulce.

Confesó la morena intentando no mostrar ningún gesto de nostalgia.

Es que sí, se sentía triste porque quería pasar un tiempo con su madre, pero no podía arriesgarse a terminar involucradola en sus asuntos.

—Aunque es un mal momento.

Continuó Kate, viendo como la sonrisa de su madre se convertía en una mueca desanimada.

—¿Por qué? Ya compré todo.

Dijo decepcionada la mujer de cabellos canosos.

—Lo sé.

Exclamó la morena mordiéndose levemente su labio inferior.

—Pero tengo mucho trabajo y además no creo que Ámbar quiera cenar sin vos.

Agregó.

—Ámbar no volvió a casa todavía.

Afirmó en tono suave, Susana.

Kate se sorprendió ante ello.

—Pero debe estar con sus nuevos amigos.

Supuso la anciana.

«¿Nuevos amigos?» pensó Kate.

—No sabía que tenía nuevos amigos. 

Balbuceó pensativa, recordando al hijo de Carla y el resto de los muchachos.

—Estoy feliz por ella.

Se expresó Susana, dejando las bolsas en el suelo.

—Aunque se lo pasa todo el día con el teléfono. Creo que uno se llama Ethan.

Agregó sonriendo amplio al recordar que su nieta se veía más animada. 

Kate abrió, al fin, el portón y agarró las bolsas.

—Está bien, pasá. 

Le dijo a su madre

—El trabajo puede esperar.

La morena consideró nuevamente la idea porque le daba curiosidad saber más sobre su hija y sus nuevas amistades, además supuso que Óscar podría encargarse de los problemas con el Bajang, por otro lado mientras su madre no tocará ningún fragmento o piedra preciosa no podría verlo.

AMATISTA (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora