Capítulo 31: Las mentiras tienen patas cortas

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Se levantó del suelo y le dedicó una mirada de pocos amigos a ambos vampiros. Por dentro el Bajang estaba lleno de miedo, pero por fuera se disfrazaba de valentía. 

¿A qué temía tanto? A el apellido Radomsky. 

Él conocía a la perfección las monstruosidades que provocó esa familia en el Mundo Amatista. Y no sólo eso, sino que también estaba enterado de las atrocidades que se aproximaban en un futuro no muy lejano. 

Aunque sabía mucho más. Cómo por ejemplo por qué querían matar a Ethan Blud. 

—Ahora no eres tan rudo. —exclamó Min entre risas. 

Ander intentó acercarse al chico, pero este retrocedió unos cuantos pasos hasta chocar una de las butacas de los baños, la cual le impidió seguir alejándose.

—No te haremos daño si cooperas. —se sinceró Ander.

—¿Qué se supone que quieren saber? —se atrevió a cuestionar, el demonio.

—¿Por qué mi padre quiere matar a Ethan Blud? —respondió a modo interrogativo el vampiro de cabellos oscuros.

—Como si lo supiera. —dijo el Bajang y giró sus ojos con desagrado.

—Sabemos que hablaste con Ethan. —intervino Min siendo lo más amable y paciente posible. —Queremos saber qué sabes de él ¿Por qué alguien querría matarlo?

—Y también queremos los motivos por los cuales le dijiste que no era un humano común. —agregó con seriedad Ander.

«Saben más de lo que creí» pensó el Bajang. 

—Bien, les diré por qué dije eso. —habló el chico de piel canela. —Primero deben creerme cuando digo que no sé por qué quieren matarlo. —mintió sin piedad alguna.

Ander y Min estuvieron de acuerdo, era tan insistente con eso que lo más posible era que sea cierto. 

—Y segundo, le dije eso porque fue lo que me dijeron a mí. —continuó diciendo el Bajang. 

Era todo mentira, pero no les diría la verdad. Uno de ellos era Radomsky y el otro un fiel seguidor. No confiaba en ellos. 

—No puede ser. —se quejó Min. 

El Bajang no había dicho nada que los ayude, más que hablar con redundancia. 

—¿Y quién te dijo eso? —siguió interrogando Ander.

Se lo veía concentrado en las palabras del demonio, como si se cuidara de no ser engañado.

—Un demonio muy sabio. —respondió el Bajang. —No pienso hablar sobre él.

—¡Tendrás que hacerlo! —exigió el vampiro más alto mientras lo tomaba con fuerza del cuello. 

Ander presionó con sus dos manos la garganta ajena. 

—¡Ander, espera! —dijo Min para que lo soltara ya que el chico estaba comenzando a ponerse rojo de la asfixia.

Al escuchar a su amigo, no le quedó más que soltarlo.

El Bajang se acarició la zona afectada e intentó tomar aire. 

—Debes decirnos por qué ese demonio te dijo que Ethan no era un humano común. —ordenó el vampiro castaño. —De lo contrario no me interpondré si mi amigo intenta matarte.

El Bajang guió su vista hacia Ander que lo miraba con rabia, al mismo tiempo que oía lo que Min decía. 

—Me dijo que le dijera eso para que se uniera a él. —siguió mintiendo, de manera convincente, el demonio. —Detesta a Radomsky, quiere formar un ejército con sus enemigos para acabarlo. —agregó.

AMATISTA (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora