Al día siguiente, sin embargo, las cosas fueron de mal en peor desde el desayuno en el Gran Salón
Bajo el techo encantado, que aquel día
estaba de un triste color gris, las cuatro grandes mesas correspondientes a las cuatro casas estaban repletas de soperas con gachas de avena, fuentes de arenques ahumados, montones de tostadas y platos con huevos y beicon.Naruto, Harry y Ron se sentaron en la mesa
de Gryffindor junto a Hermione, que tenía su ejemplar de Viajes con los vampiros abierto y apoyado contra una taza de leche. La frialdad con que ella dijo "buenos días",
hizo pensar a naruto que todavía les reprochaba la manera en que habían llegado al colegio.Neville Longbottom, por el contrario, les saludó alegremente. Neville era un muchacho de cara redonda, propenso a los accidentes, y era la persona con peor memoria de entre todas las que naruto había conocido nunca.
-El correo llegará en cualquier momento -comentó Neville-; supongo que mi abuela me enviará las cosas que me he olvidado.
Efectivamente, naruto acababa de empezar sus gachas de avena cuando un centenar
de lechuzas penetraron con gran estrépito en la sala, volando sobre sus cabezas, dando vueltas por la estancia y dejando caer cartas y paquetes sobre la alborotada multitud.Un gran paquete de forma irregular rebotó en la cabeza de Neville, y un segundo después, una cosa gris cayó sobre la taza de Hermione, salpicándolos a todos de leche y plumas.
-¡Errol! -dijo Ron, sacando por las patas a la empapada lechuza. Errol se desplomó, sin sentido, sobre la mesa, con las patas hacia arriba y un sobre rojo y mojado en el pico-. ¡No. ..!
-No te preocupes, no está muerto -dijo Hermione, tocando a Errol con la punta
del dedo.-No es por eso... sino por esto.
Ron señalaba el sobre rojo. A naruto no le parecía que tuviera nada de particular, pero Ron y Neville lo miraban como si pudiera estallar en cualquier momento.
-¿Qué pasa? -preguntó Harry.
-Me han enviado un howler -dijo Ron con un hilo de voz.
-Será mejor que lo abras, Ron -dijo Neville, en un tímido susurro-. Si no lo hicieras, sería peor. Mi abuela una vez me envió uno, pero no lo abrí y... -tragó saliva- fue horrible.
Naruto contempló los rostros aterrorizados y luego el sobre rojo.
Qué es un howler? -dijo. Pero Ron fijaba toda su atención en la carta, que había empezado a humear por las esquinas.
-Ábrela -urgió Neville-. Será cuestión de unos minutos.
Ron alargó una mano temblorosa, le quitó a Errol el sobre del pico con mucho cuidado y lo abrió. Neville se tapó los oídos con los dedos.
Naruto no comprendió por qué lo había hecho hasta una fracción de segundo después. Por un momento, creyó que el sobre había estallado; en el salón se oyó un bramido tan potente que desprendió polvo
del techo.-... ROBAR EL COCHE, NO ME HABRÍA EXTRAÑADO QUE TE EXPULSARAN; ESPERA A QUE TE COJA, SUPONGO QUE NO TE HAS PARADO A PENSAR LO QUE SUFRIMOS TU PADRE Y YO CUANDO VIMOS
QUE EL COCHE NO ESTABA...Los gritos de la señora Weasley, cien veces más fuertes de lo normal, hacían tintinear los platos y las cucharas en la mesa y reverberaban en los muros de piedra de
manera ensordecedora. En el salón, la gente se volvía hacia todos los lados para ver quién era el que había recibido el howler, y Ron se encogió tanto en el asiento que sólo se le podía ver la frente colorada.