Cuando, en la habitación de Ginny (por que si, había vuelto a dormir ahí. Por petición de su novia ), Ginny lo zarandeó para
despertarlo, a naruto le pareció que acababa de acostarse—¡naruto!, ¡mi madre! ¡va a entrar en el cuarto de Ron y verá que no estás ahí!—susurró Ginny. Naruto se levanto alarmado de la cama. Salió de la habitación con su super velocidad, fue a el cuarto de Ron y en medio pasillo vio a la señora Weasley caminar a el cuarto. Abrió la puerta lo más rápido que pudo y la cerró. Harry estaba recostado en el colchón, a los pies, Fred y George surgían de sendos líos de mantas
—¿Ya es la hora? —preguntó Fred, más dormido que despierto.
—si
Justo en ese momento, la señora Weasley aparecio en la puerta
—ya están despierto. Bueno, despierten a los otros dos
Después de despertar a Harry y Ron, se vistieron en silencio, demasiado adormecidos para hablar, y luego,
bostezando y desperezándose, los cuatro bajaron la escalera camino de la cocina.La señora Weasley removía el contenido de una olla puesta sobre el fuego, y el señor Weasley, sentado a la mesa, comprobaba un manojo de grandes entradas de pergamino. Levantó la vista cuando los chicos entraron y extendió los brazos para que pudieran verle mejor la ropa.
Llevaba lo que parecía un jersey de golf y unos vaqueros muy viejos que le venían algo grandes y que sujetaba a la cintura con un grueso cinturón de cuero.
—¿Qué les parece? —pregunto—. Se supone que vamos de incógnito...¿Parezco un muggle, Harry?
—Sí —respondió Harry, sonriendo—. Está muy bien.
—¿Dónde están Bill y Charlie y Pe... Pe... Percy? —preguntó George, sin lograr reprimir un descomunal bostezo.
—Bueno, van a aparecerse, ¿no? —dijo la señora Weasley, cargando con la olla hasta la mesa y comenzando a servir las gachas de avena en los cuencos con un cazo—, así que pueden dormir un poco más.
Naruto sabía que aparecerse era algo muy difícil; había que desaparecer de un lugar y reaparecer en otro casi al mismo tiempo. Era más complicado que el hiraishin
—O sea, que siguen en la cama... —dijo Fred de malhumor, acercándose su cuenco de gachas—. ¿Y por qué no podemos aparecernos nosotros también?
—Porque no tienen la edad y no han pasado el examen —contestó bruscamente la señora Weasley—. ¿Y dónde se han metido esas chicas?
Naruto desvió su mirada para que no vieran su sonrojo. La señora Weasley salió de la cocina y la oyeron subir la escalera.
—¿Hay que pasar un examen para poder aparecerse? —preguntó Harry.
—Desde luego —respondió el señor Weasley, poniendo a buen recaudo las entradas en el bolsillo trasero del pantalón—. El Departamento de Transportes Mágicos tuvo que multar el otro día a un par de personas por aparecerse sin tener el carné. La aparición no es fácil, y cuando no se hace como se debe puede traer complicaciones muy desagradables. Esos dos que les digo se escindieron.
Todos hicieron gestos de desagrado menos Harry y naruto
—¿Se escindieron? —repitió Harry, desorientado.
—La mitad del cuerpo quedó atrás —explicó el señor Weasley, echándose con la cuchara un montón de melaza en su cuenco de gachas—. Y, por supuesto, estaban inmovilizados. No tenían ningún modo de moverse. Tuvieron que esperar a que llegara el Equipo de Reversión de Accidentes Mágicos y los recompusiera. Hubo que hacer un montón de papeleo, os lo puedo asegurar, con tantos muggles que vieron los trozos que habían dejado atrás...