capitulo 51

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Como naruto no sabía cuánto tiempo tendría que estar bañándose para desentrañar el enigma del huevo de oro, decidió hacerlo de noche, cuando podría tomarse todo el tiempo que quisiera.

Decidió también utilizar el cuarto de baño de los prefectos, porque muy pocos tenían acceso a él y era mucho menos probable
que lo molestaran allí.

Naruto planeó cuidadosamente su incursión. Desde luego, la capa invisible sería esencial, y para más seguridad naruto decidió llevar el mapa del merodeador, que, junto con la capa, constituía las más útiles de las pertenencias cuando se trataba de quebrantar normas

El mapa mostraba todo el castillo de Hogwarts, incluyendo sus muchos atajos y pasadizos secretos y, lo más importante de todo, señalaba a la gente que había dentro del castillo como minúsculas motas acompañadas de un cartelito con su nombre. Las motitas se movían por los corredores en el mapa, de forma que naruto se daría cuenta de antemano si alguien se aproximaba al cuarto de baño.

El jueves por la noche naruto fue furtivamente a su habitación, se puso la
capa, volvió a bajar la escalera y, exactamente como había hecho la noche en
que Hagrid le mostró los dragones, esperó a que abrieran el hueco del retrato.

Esta vez fue Ron quien esperaba fuera para darle a la Señora Gorda la contraseña («Buñuelos de plátano»).

—Buena suerte —le susurró Ron, entrando en la sala común mientras naruto salía a toda velocidad.

Los corredores estaban iluminados por la luz de la luna, vacíos y en silencio, y
consultando el mapa de vez en cuando naruto se aseguraba de no encontrarse
con nadie a quien quisiera evitar. Cuando llegó a la estatua de Boris el Desconcertado

—un mago con pinta de andar perdido, con los guantes colocados al revés, el derecho en la mano izquierda y viceversa— localizó la puerta, se acercó a ella y, tal como le había indicado Cedric, susurró la contraseña: —«Frescura de pino.»

La puerta chirrió al abrirse. Naruto se deslizó por ella, echó el cerrojo después de entrar y, mirando a su alrededor, se quitó la capa invisible. Su reacción inmediata fue pensar que merecía la pena llegar a prefecto sólo para poder utilizar aquel baño.

Estaba suavemente iluminado por una
espléndida araña llena de velas, y todo era de mármol blanco, incluyendo lo que parecía una piscina vacía de forma rectangular, en el centro de la habitación.
Por los bordes de la piscina había unos cien grifos de oro, cada uno de los cuales tenía en la llave una joya de diferente color. Había asimismo un trampolín, y de las ventanas colgaban largas cortinas de lino blanco. En un rincón vio un montón de toallas blancas muy mullidas, y en la pared un único cuadro con marco dorado que representaba una sirena rubia profundamente dormida sobre una roca; el largo pelo, que le caía sobre el rostro, se agitaba cada vez que resoplaba.

Naruto avanzó mirando a su alrededor. Sus pasos hacían eco en los muros. A pesar de lo magnífico que era el cuarto de baño, y de las ganas que tenía de abrir algunos de los grifos, no podía disipar el recelo de que Cedric le hubiera estado jugando una broma. ¿En qué iba a ayudarlo aquello a averiguar el misterio del huevo? Aun así, puso al lado de la piscina la capa, el huevo, el mapa y una de las mullidas toallas, se arrodilló y abrió unos grifos.

Se dio cuenta enseguida de que el agua llevaba incorporados diferentes tipos de gel de baño, aunque eran geles distintos de cualesquiera que hubiera visto naruto antes.

Por uno de los grifos manaban burbujas de color rosa y azul del tamaño de balones de fútbol; otro vertía una espuma blanca como el hielo y tan espesa que pensó que podría soportar su peso si hacia la prueba; de un tercero salía un vapor de color púrpura muy perfumado que flotaba por la superficie del agua.

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