Esa misma noche cuando naruto y Ginny fueron a su dormitorio, naruto aprovecho la creciente necesidad de movimiento. Dejo un Kunai en su cama, utilizó el hiraishin y apareció en el área que sus clones tenían para entrenar
Invoco veinte clones y les entregó unos rollos. Mientras los clones practicaban las técnicas, el verdadero naruto entrenaba su físico
-¿que paso?, cuéntame todo-le pregunto Hermione, cuando iban al comedor la mañana siguiente- ¿qué tal los deberes?, ¿estaban fáciles, difíciles?
-¿de verdad eso te interesa?-pregunto Ron a Hermione, frunciendo el entrecejo
-claro que no, pero es un factor importante
-si, claro-Ron imitó a naruto- "oh, Ginny, eres como la clase de encantamientos, un encanto"
-ya callate-resopló Hermione. Le dio un codazo a naruto
Suspirando, naruto contó lo sucedido sin entrar en detalles. Al final, Hermione, Ron Harry le sonreían y lo felicitaban. Ron con una sonrisa de oreja a oreja, molestaba a naruto, por lo menos hasta que naruto hizo aparecer los rayos negros, cansado de las burlas de Ron
En muy poco tiempo, las clases de Defensa Contra las Artes Oscuras se convirtió en la favorita de la mayoría. Sólo Draco Malfoy y su banda de Slytherin criticaban al profesor Lupin:
-Mira cómo lleva la túnica -solía decir Malfoy murmurando alto cuando pasaba el profesor-. Viste como nuestro antiguo elfo doméstico.
Pero a nadie más le interesaba que la túnica del profesor Lupin estuviera remendada y raída. Sus siguientes clases fueron tan interesantes como la primera.
Después de los boggarts estudiaron a los gorros rojos, unas criaturas pequeñas y desagradables, parecidas a los duendes, que se escondían en cualquier sitio en el que hubiera habido derramamiento de sangre, en las mazmorras de los castillos, en los agujeros de las bombas de los campos de batalla, para dar una paliza a los que se extraviaban.
De los gorros rojos pasaron a los kappas, unos repugnantes moradores del agua que parecían monos con escamas y con dedos palmeados, y que disfrutaban estrangulando a los ignorantes que cruzaban sus estanques.
Naruto habría querido que sus otras clases fueran igual de entretenidas. La peor de todas era Pociones. Snape estaba aquellos días especialmente propenso a la revancha y todos sabían por qué.
La historia del boggart que había adoptado la forma de Snape y el modo en que lo había dejado Neville, con el atuendo de su abuela, se había extendido por todo el colegio. Snape no lo encontraba divertido.
A la primera mención del profesor Lupin, aparecía en sus ojos una expresión amenazadora. A Neville lo acosaba más que nunca.
Naruto también aborrecía las horas que pasaba en la agobiante sala de la torre norte de la profesora Trelawney, descifrando símbolos y formas confusas
Naruto odiaba que los ojos de la profesora Trelawney se llenaban de lágrimas cada vez que miraba a Harry. No les podía gustar la profesora Trelawney, por más que unos cuantos de la clase la trataran con un respeto que rayaba en la reverencia.
Parvati Patil y Lavender Brown habían adoptado la costumbre de rondar la sala de la torre de la profesora Trelawney a la hora de la comida, y siempre regresaban con un aire de superioridad que resultaba enojoso, como si supieran cosas que los demás ignoraban.
Habían comenzado a hablarle a Harry en susurros, como si se encontrara en su lecho de muerte.
A nadie le gustaba realmente la asignatura sobre Cuidado de Criaturas Mágicas, que después de la primera clase tan movida se había convertido en algo extremadamente aburrido.