El comienzo

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La casa de los gritos se encontraba en silencio, Julio estaba por la mitad, la luna llena había sido a principios de mes y no había de qué preocuparse.

La primera alarma sonó.
Hope abrió los ojos, se estiró hasta que un suspiro salió de ella, bajo de la cama poniendos sus pantuflas de lobo y se miró al enorme espejo que cubría la mitad de pared frente a ella. El cabello como siempre, corto, ese día de color jengibre. Se acercó a ventana y corrió las cortinas, el sol entró sin hacerce esperar llenando aquel cuarto gris.

Su cuarto era por mucho el más iluminado de la casa, salió y de ahí sin hacer tanto ruido y entro a la habitación de Teddy, él dormía con tantas almohadas como ella, el cuarto era oscuro y lleno de pósters de todo tipo, parecía desordenado, pero T...

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Su cuarto era por mucho el más iluminado de la casa, salió y de ahí sin hacer tanto ruido y entro a la habitación de Teddy, él dormía con tantas almohadas como ella, el cuarto era oscuro y lleno de pósters de todo tipo, parecía desordenado, pero Teddy sabía dónde se encontraba cada una de sus cosas.
Teddy se despertó cuando sintió el peso de su hermana en el colchón, abrió los ojos bostezando ampliamente, gozando de la oscuridad que todavía reinaba en ese espacio.

Ambos salieron sin mencionar una palabra, estaban muy dormitados para funcionar, saludaron con la cabeza a los retratos que había en el pasillo y entraron al cuarto que estaba frente al de Teddy

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Ambos salieron sin mencionar una palabra, estaban muy dormitados para funcionar, saludaron con la cabeza a los retratos que había en el pasillo y entraron al cuarto que estaba frente al de Teddy.
Alastor estaba sentado, mirando su pantufla, como si está le estuviera llevando a otro mundo, muy lejos de ahí.
Los chicos pasaron, la habitación era oscura también.

Alastor también tenía carteles y justo encima de su escritorio estaba la jaula de su lechuza, a un lado tenía una estantería dónde además habían un escarbato, un sapo y un par de bowtrukles, estos últimos los encontró hace unos días en el jardín d...

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Alastor también tenía carteles y justo encima de su escritorio estaba la jaula de su lechuza, a un lado tenía una estantería dónde además habían un escarbato, un sapo y un par de bowtrukles, estos últimos los encontró hace unos días en el jardín de su casa.

Teddy tenía once y los gemelos ocho, se habían levantado antes para poder hacerle el desayuno a sus padres y habían horneado galletas, con la ayuda de su abuela, como regalo especial para su mamá. Ese día no solo era su aniversario de bodas, sino también el cumpleaños de ella.

-Tenemos que darnos prisa, treinta minutos antes de que suene su alarma -dijo Hope levantandose.
-¿Por qué no les regalamos besos? -Alastor hablaba bajito mientras salían y bajaban las escaleras.
-Nym, infla los globos y busca unas flores, yo el café y el té, Lyall tú los waffles y la fruta -Teddy hablaba con los ojos cerrados.

Los tres chicos se pusieron en marcha, todo estuvo listo en menos de veinte minutos.
Subieron las escaleras mucho más despiertos y llenos de energía hasta el tercer piso, pegaron una de las orejas que el tío George les había dado y escucharon los leves ronquidos de Remus.

Abrieron la puerta y entraron con todo lo que tenían preparado. Sus padres estaban acurrucados, un pequeño rayo de luz entraba alumbrando los pies de la cama. Tonks dormía abrazada contra el pecho de Remus y él tenía hundida la cabeza en los cabellos rojos de ella.

Mientras comenzaban a cantar feliz cumpleaños, Hope abría las cortinas

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Mientras comenzaban a cantar feliz cumpleaños, Hope abría las cortinas.
Ambos despertaron poco a poco, Remus fue el primero en abrir un solo ojo, una sonrisa le ilumino la cara.

-Dora, amor, mira esto.
Tonks se despertaba con una sonrisa gigante, miraba a sus hijos encantada.
-Dejen eso en el suelo y vengan a abrazarme.
No lo tuvo que repetir dos veces, los tres saltaron a gran cama de sus padres, Remus se hizo a un lado para que sus hijos pudieran abrazar a Tonks y llenarla de besos.
-Feliz cumpleaños mamá -decía los tres abrazados a Tonks.
-Gracias, ¿qué huele delicioso? ¿me han traído flores?
-Les hemos hecho el desayuno, por su aniversario y por tu cumpleaños -Teddy apuntaba todo lo que había en la charola del suelo.

El tiempo había pasado, Tonks ya tenía dos años de haber dejado el ministerio, Teddy esperaba todos los días por su carta, se moría de ganas de comenzar el colegio. Los gemelos compartían una singularidad increíble, se parecían, eso era innegable, pero eran muy diferentes. Remus y Tonks habían aprendido que sus hijos eran un mundo cada uno. Remus nunca se había sentido con tanta suerte en la vida, los días malos habían quedado en el pasado, más no en el olvido.

Pero los Lupin tenían una aventura por delante, sobrevivir a Hogwarts.

Luna de colores: La familia en HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora