||Capítulo 34: Normalidad||

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Después de unas semanas, Gustabo regresó al trabajo y a su vida normal, la vida que llevaba antes del secuestro.

Tuvo que convencer a su padre de dejarlo seguir trabajando en la policía, pues al principio el hombre se negaba rotundamente.

The union se había vuelto parte del CNI, ahora mismo ellos le daban información a su padre y trabajaban en conjunto con operativos, con Conway y Nadando eran éxitos asegurados, al igual que la eficiencia de ambos grupos.

Ahora mismo, se encontraba por entrar a comisaría, dónde ya veía a media ciudad queriendo tomar una denuncia.

–Que bueno es estar de vuelta–

Soltó una pequeña risa para abrirse paso entre las personas para poder ir a los vestuarios.

Al entrar en estos miró a Horacio y Brown discutiendo, algo que igual extrañaba.

–Joder con ustedes dos–

Dijo con una sonrisa dulce.

Rápidamente ambos alfas voltearon a ver al omega.

–¡Gustabo!–

Horacio fue el primero en reaccionar y abalanzarse en un fuerte abrazo hacia Gustabo, quién se tambaleó.

–¡Osito!–

Correspondió gustoso el abrazo, frotando su carita en el pecho de Horacio, había extrañado al alfa de cresta.

–¿Y yo qué?–

Brown estiró sus brazos esperando un abrazo.

–Tú no–

Dijo aún abrazando a Horacio, haciendo reír al de cresta.

–Ah-...–

Se cruzó de brazos indignado.

–¡No es cierto Brownie!–

Soltó una risa mientras lo abrazaba con cariño.

–Te extrañé mucho, y pelearnos también–

Brown sonrió un poco con un leve sonrojo en las mejillas.

–Yo igual te extrañé mucho, omega–

Lo abrazo por la cintura olfateando sutilmente el aroma a vainilla del menor.

–Gustabo–

El menor se separó un poco pero sin romper contacto con Brown, para ver a Greco llegar a vestuarios.

–¡Greco!–

Se separó de Brown para abrazar al comisario ocultando su carita en el abrazo.

–Te extrañamos mucho por aquí pequeño–

Sonrió revolviendo los cabellos rubios del más bajo, sintiendo como lo observaban, mirando al frente a Brown y Horacio consumidos por los celos.

–Joder–

Murmuró divertido el comisario, acercando aún más al Omega hacia él.

Era divertido verlos así, y le fascinaba el cariño que brindaba del omega.

[•••]

–¡A chuparla!–

Gritó emocionado al darle un culatazo a un último atracador de un badulaque, extrañaba los códigos 3 y persecuciones.

–¡Otro éxito!–

Horacio pasó un brazo por los hombros del omega con una sonrisa, mirando al atracador en el suelo.

El Hijo Del Superintendente ≠Gustabowl≠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora