Capítulo 14

1.6K 173 40
                                    

Volkov:

Estábamos en la habitación de hospital de Horacio esperando que le dieran el alta. Me había fijado que este no paraba de mirarme con duda, estaba preocupado por si el doctor muerte se había ido de la lengua. Antes de llamar a Conway habíamos tenido una conversación en el pasillo y básicamente le había comentado que quería invitar al de cresta a cenar. Le pedí ayuda para la elección del restaurante, ya que no sabía mucho de citas. Este me recomendó que no lo llevara a ningún restaurante, que era lo típico y que con Horacio debía ser original y creativo.

—Vale, está todo correcto. Voy a por la silla de ruedas para que te puedas marchar —comentó Claudio.

—Voy contigo —dije siguiéndolo. —Muchas gracias por tu ayuda —hablé una vez nos habíamos alejado de los demás.

El doctor me sonrió quitándole importancia.

—Lo hago por Horacio, se merece ser feliz después de todo lo que ha pasado —puso una mueca de desagrado.

—¿Que es por lo que ha pasado?

—Tiene que ver con su infancia y adolescencia, no te puedo decir más. Si él decide que eres de confianza te lo contará —me aseguró el tatuado.

No quise insistir más ya que era la vida privada del de cresta y no veía apropiado entrometerme. Llegamos donde se encontraban las sillas de ruedas y mi acompañante cogió una empujándola por los pasillos. Continuamos hablando.

—Debes decirle a Horacio lo que sientes, está muy mal —me aconsejó.

—No se, no creo que pueda. Me da mucho miedo enfrentarme a esa situación —dije rascándome la nuca.

—Se lo dices tu o lo hago yo. No soporto verlo triste. 

—Esta bien, lo haré pero cuando sea el momento adecuado —sentencié. 

Di por terminada la conversación acelerando el paso en dirección a la habitación del de pelo rojo. Estaba a punto de entrar pero Conway me retuvo y me llevó a un pasillo alejado. No entendía el por que de esto pero no iba a hacer preguntas.

—Antes de que digas nada ya está todo hablado, no te puedes negar, ¿queda claro?

Asentí no muy convencido, algo tramaba, lo veía en su mirada.

—Bueno... Horacio se va a quedar estos días en tu casa y lo vas a cuidar —habló rápido.

Acto seguido empezó a caminar pero lo agarré del brazo para impedir su marcha. ¿Había oído bien? 

—¿Cómo? —pregunté con los ojos muy abiertos.

—Te daré unos días libres para que cuides de él. 

Al parecer mis oídos no habían fallado, tendría que hacerme cargo de Horacio por unos días. No me molestaba en absoluto, pero quería saber por que no podía hacerlo Gustabo.

—¿Y Gustabo? ¿No es cómo su hermano? ¿Por qué no se hace cargo él?

—Estará ocupado entrenando para las oposiciones —dijo encogiéndose de hombros.

—Y tu estarás ahí con él, ¿o me equivoco? —levanté una ceja y continué hablando. —¿Sientes algo por Gustabo?

Sabía que me estaba metiendo en un lío al decir eso, pero sentía curiosidad por saber. Su expresión cambió a una más seria. 

—Deja de decir tonterías —su tono de voz indicaba que se estaba enfadando.

—No me mientas, he visto como lo miras. Se nota que le tienes aprecio al crío.

—Vale, lo admito, pero no puedo —se lamentó.

—Conway, hace muchos años que pasó lo de Julia, no puedes permitir que esto interfiera en tu relación con Gustabo —le aconsejé.

—No sigas por ahí.

—¡Joder Jack, superarlo! Te engañó durante tres años, si, pero la vida sigue —le grité.

Pasó algo que no me esperaba para nada, comenzó a llorar. Hacía mucho que no lo veía así. Lo rodeé con mis brazos intentando calmarlo.

—Quiero tener algo con él, confío en Gustabo y se que no me haría daño... —lo corté.

—¿A qué esperas entonces? Los dos os merecéis ser felices.  

Nos quedamos un rato más en esa posición, hasta que se tranquilizó. Después de separarnos nos fuimos con los demás como si nada hubiera pasado, ninguno de los dos iba a contar nada de lo sucedido en ese pasillo. 

Ver a Horacio montado en la silla de ruedas me dio mucha pena, porque sabía que era un chico inquieto y llano de energía. Todavía no había asimilado que me tendría que hacer cargo de él, pero seguro que lo pasaremos bien. 

—Y si tu no puedes, ¿quién se va a quedar conmigo? —dijo el de creta con semblante triste.

—Te quedarás en mi casa —intervine en la conversación entre los dos amigos.

Horacio me miró con ilusión y una sonrisa floreció en su rostro. Me quedé prendado de su belleza, era demasiado guapo para mi, no sabía como gestionar eso. Cogí las asas de la silla y fui avanzando a la salida, por el camino nos quedamos en silencio. Al llegar al coche lo cogí como si fuera una princesa para subirlo al asiento del copiloto, mientras que lo cargaba sonreí abiertamente. No me cansaba de estar cerca suyo, esto me daba miedo, pero también me llenaba el corazón.

Gustabo:

Hablé con Conway para ver si podíamos hacer algo para que el comisario y mi mejor amigo se acercaran. Los dos sabíamos que algo había, así que quedamos en que el super le diría a Volkov que se quedara con Horacio unos días para ver si resolvían la tensión sexual que tenían.

Mientras que yo estaba con el de cresta Conway se llevó a Volkov para poner en marcha nuestro magnifico plan. No podía aguantar, la curiosidad me ganó y fui tras ellos escondiéndome en la esquina del pasillo. Me enteré de que una tal Julia lo engañó durante bastantes años, normal que no quiera nada. Lo que no me esperaba era oír al hombre del cual estaba enamorado decir esas palabras.

—Quiero tener algo con él, confío en Gustabo y se que no me haría daño... 

Sabía que me correspondía, pero no hasta ese punto. Quería superar su miedo por mi. Una sonrisa floreció en mi rostro y me fui de ahí antes de que me pillaran.

Dreams (Volkacio/Intendenteplay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora