Volkov:
Llegamos a mi apartamento, cada vez estaba más nervioso. Las palabras del doctor muerte resonaban en mi mente, quería declararme a Horacio, pero de forma especial. Era la primera persona que despertaba interés amoroso en mí, así que quería hacerlo bien. Lo metí en mi piso y al instante me acordé de algo muy importante.
—¡Horacio, tápese los ojos! —grité.
El chico me hizo caso al momento asustado. Corriendo fui al salón y cogí las figuritas de mi anime favorito que tenía puestas en una estantería, las guardé en un cajón cualquiera y me aseguré que todo lo demás estuviera en orden.
—¿Ya? —preguntó el de cresta tímidamente.
—Si si, ya puede.
Suspiré, casi me olvidaba. Las pedí por Internet y me habían llegado recientemente, pensé que era buena idea exponerlas, pero ahora me había dado cuenta de que era demasiado arriesgado. Volví junto a Horacio y empujé su silla al salón.
—¿Le parece bien si le dejo aquí mientras me doy una ducha? —le pregunté.
Su respuesta fue afirmativa, por lo que lo ayudé a acostarse en el sofá y le dejé el mando de la televisión a su alcance. Fui a mi habitación a por la ropa de cambio y luego al baño. En media hora ya estaba duchado y vestido, por lo que salí a hacerle compañía al de cresta.
Este estaba acostado viendo un programa de reforma de casas. Sonreí inconscientemente al ver esa imagen, me acerqué a él y me puse en frente del televisor. Aunque me tuviera miedo era consciente de que teníamos una conversación pendiente.
—Tenemos que hablar —dije lo menos serio posible.
Lo último que quería es que Horacio se incomodara. Apagó la tele y se sentó como pudo dejándome un hueco. Me puse a su lado mirándolo fijamente y agarré su mano para acariciarla lentamente, noté como se sorprendió ante ese gesto. Procedí a hablar.
—Antes de nada le pido por favor que no me interrumpa. Lo que voy a decirle no es fácil de expresar para mi. —Suspiré pensando si esto era lo que realmente quería, pero al ver a Horacio mirándome con esos ojitos lo tuve claro. —Aquella vez que se declaró en comisaría estaba pasando un día muy malo, se me amontonó todo y lo pagué con usted. Tras mucho reflexionar me di cuenta de que estaba enfadado conmigo mismo por haberle hecho sufrir y luego me enteré de que estaba en la sala de operaciones por un accidente de coche y yo... —hice una pausa para calmarme, ya que las lágrimas amenazaban con salir de mis ojos. —pensé que lo perdía, como perdí a mi hermana. Ella y yo íbamos en su coche, por aquel entonces tendría 17 años y tuvimos un accidente por mi culpa. Estuvo en coma durante una semana hasta que finalmente murió debido a un paro cardíaco. No podría haber soportado su perdida Horacio.
Sin poder aguantar más comencé a llorar con fuerza. El de cresta me abrazó como pudo y estuvimos así un buen rato.
—Lo siento mucho Volkov. No sabía que había pasado por eso, lo siento.
—Lo que quiero decir es que se ha convertido en una persona muy especial para mi —dije mientras me separaba de él.
Lo miré, tenía los ojos llorosos, las mejillas sonrojadas y los labios entreabiertos. Sentía mariposas en el estómago y mi corazón se aceleró. No me pude resistir y me acerqué un poco a él, este gesto no pasó desapercibido para el de cresta, ya que imitó mi acción. Nuestros rostros quedaron a escasos centímetros, ninguno se movió durante unos segundos. Fui yo quien rompió la distancia de nuestros labios, estos se juntaron en beso dulce y tímido. Puse mi mano en su mejilla y él me rodeó el cuello con las suyas.
Nos separamos lentamente y abrimos los ojos, esa imagen de Horacio se quedó grabada a fuego en mi mente, era simplemente hermoso.
—Me gusta Horacio —le dije sonriendo.
—Por favor dime que esto no es una broma.
—No es ninguna broma, pero antes de nada quiero que sepa que nunca he tenido una relación y me gustaría ir poco a poco. Espero que lo entienda —bajé la cabeza avergonzado.
—Ey, lo entiendo perfectamente, no vamos a hacer nada de lo que no estés seguro —de repente se empezó a reír y se tapó la cara. —Perdón, es que todavía no me lo creo.
Me contagió la risa y lo atraje a mis brazos, besé su frente y suspiré.
—¿Quién me iba a decir que acabaría así con el chico más guapo de la ciudad? —pregunté al aire.
Estaba contento porque lo había soltado todo, bueno casi todo. Aún quedaba algo que no me había atrevido a decir por miedo a que Horacio se lo tomase a mal, pero debía ser valiente y afrontar las cosas.
—Horacio —lo llamé.
—¿Mmh?
—¿Podríamos esperar un poco para decirle a la gente lo nuestro? —pregunté dubitativo.
El chico levantó la cabeza para mirarme a los ojos.
—Como tu estés más cómodo comisario bombón —me sonrió y se volvió a acomoda en mi pecho.
Esto me alivió en cierta parte, ya que no me sentía preparado para gritar a los cuatro vientos que estaba enamorado del de cresta, me gustaba ser discreto.
Narrador omnisciente:
Sin dudas este era el día más feliz de Horacio, se sentía en el cielo. Estaban los dos abrazados en el sofá del comisario y este le había dicho que le gustaba. Al principio creyó que era una broma, que eso no podía ser real, pero a medida que pasaba el tiempo terminó aceptando que no era un sueño.
Todas sus inseguridades se esfumaron cuando Volkov juntó sus labios con los suyos, casi se derritió de lo tierno que fue. Él estaba acostumbrado a besos más salvajes en los aseos de cualquier discoteca, pero sin duda este fue el mejor que había dado en su vida. Tal vez porque había esperado meses, tal vez porque había sentimientos de por medio. ¿Quién sabe?
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Dreams (Volkacio/Intendenteplay)
FanfictionDónde los protagonistas tendrán que aprender a aceptar sus sentimientos, sobrellevar sus diferencias y asumir que no todo en la vida se consigue fácilmente. Créditos a los dibujantes de la portada. No se permiten adaptaciones o copias de esta histor...