Día 29: Suéltalo

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Día 29

Suéltalo

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Adrien casi no había podido dormir esa noche, pues se había quedado la mayor parte del tiempo, observando a Marinette dormir a través de la puerta de la trampilla. Se sentía mal por la posición tan incómoda de la chica, pero le permitía verla por un momento más.

Le había confesado el crush que tenía por él y aún parecía costarle asimilar que aquello fuera posible.

Cuando Sabine regresó con Tom para ver si ya estaban durmiendo, se sorprendieron de que él todavía no lo hiciera.

—¿Quieres bajar con nosotros? —le comentaron, pues solo habían subido para prepararse café, ya que aún tenían dos horas de horneado para que todo estuviera listo.

—Claro, pero... —con su mirada, ambos padres notaron cómo su hija se había quedado dormida. Tom se asomó por la trampilla para tomarla y terminar de subir para acostarla en el diván y taparla con la frazada.

Prepararon café y otra taza de chocolate caliente para Adrien y bajaron los tres a la panadería. Como el chico se sentía más distendido después de hablar con Marinette, les pidió un consejo a los padres de su amiga, esperando saber qué hacer.

Tanto Tom como Sabine fueron directos con él, tratando de que comprendiera los puntos de su padre, además que era necesario que le hiciera saber cómo se estaba sintiendo, ya que la cadena de comunicación era importante para una sana convivencia.

A la mañana siguiente, luego de dormir apenas cuatro horas, se despertó antes que Marinette y decidió regresar a su casa. Ahora que sabía que no iba a perder a su Kwami ni su libertad como Chat Noir, tenía que ir a arreglar la vida de Adrien Agreste.

Llegó a la mansión y tal cual la noche anterior, escaló las rejas del portón y con una gran agilidad, saltó para ingresar al lugar. Se sacudió las manos e ingresó a la casa como si nada hubiera sucedido, encontrándose con Nathalie, que lo miraba con seriedad.

—Justo iba a tu habitación a despertarte, ¿Estuviste en el jardín? —le comentó, sorprendiendo al chico ¿Realmente no habían notado su ausencia?

Adrien se disculpó con ella, pero pasó de largo, directo al despacho de su padre. Tocó y no esperó respuesta, simplemente entró, sorprendiendo a su padre que lo miró molesto por la intromisión tan brusca.

Antes de que Gabriel empezara a protestar, Adrien levantó la mano para pedirle que se detuviera.

—Necesito hablar contigo, padre y no, no puede esperar.

—Tú dirás —dijo, sin mirarlo, pues había regresado la mirada a su pantalla. Aquello hizo que Adrien apretara los puños con rabia.

—Quiero hacer un contrato de prestación de servicios —respondió, haciendo que Gabriel lo mirara de nuevo, sorprendido por sus palabras.

—¿Qué quieres decir?

—Quiero decir, que soy menor de edad, pero trabajo tanto que podría considerarse como explotación infantil —ante aquello, Gabriel negó con la cabeza, volviendo a su pantalla.

—Ya estás siendo melodramático de nuevo —respondió, minimizando el actuar de su hijo.

—Estoy cansado, padre —continuó con su defensa—. Me da un día libre, pero me aumenta más responsabilidades el resto del mes. ¿Qué es lo que tiene que pasar? ¿Tengo que desaparecer como mi madre?

—¡Adrien!

—¡Adrien, ¿qué?! —exclamó, elevando el tono de voz—. ¡Anoche me escapé de la casa, acabo de llegar y nadie se dio cuenta!

—¡¿Qué?! —Gabriel se irguió, con espanto reflejado en sus ojos— ¿Qué acabas de decir?

—Que anoche me escapé —volvió a decirle—. Estaba harto, cansado, así que caminé sin rumbo durante toda la noche hasta que llegué a la casa de mi amiga Marinette. Ahí estuve toda la noche por si quieres confirmar mi coartada.

—¿Cómo puedes ser tan irresponsable?

—¿Irresponsable? —Adrien bajó los hombros agotado, empezando a creer que luchar contra su padre era algo ridículo y sería en vano— ¿No querer seguir viviendo es algo irresponsable? ¿Sentir que mi vida gira en torno a hacerlo sentir bien a usted, mientras yo me hundo? Sí, puede que sea irresponsable no querer seguir viviendo así, pensando cada día qué hacer o qué decir para no defraudarlo, y ver que lo hago por el simple hecho de respirar... ¿Qué es lo que tengo que hacer? ¿Tengo que desaparecer como mi madre para poder tener paz?

Aquellas palabras y las lágrimas que veía caer de los ojos de su hijo lo inquietaron, haciendo que saliera de su puesto hacia Adrien, que había bajado la mirada, mientras trataba de secar sus lágrimas en vano.

—Ya no quiero vivir así... ya no quiero, padre...

Nathalie, que al parecer estaba escuchando detrás de la puerta, ingresó con rapidez para tratar de consolar al chico, pues sentía algo de responsabilidad por lo que le había dicho la noche anterior, pero él no se dejó.

Adrien finalmente dejó de llorar, se secó el rostro y miró a su padre con desafío.

—No estoy pidiendo que me quite las clases de idioma, deportes y culturales, de hecho, me gusta, pero el trabajo de modelo me está agotando porque no tengo libertad para recrearme en otra cosa. Ni siquiera puedo salir con mis amigos o invitarlos a la casa... —expuso—. Lo dejo para que pueda decidir por la mejor alternativa, porque así como salí anoche y nadie se enteró, puedo volver a hacerlo y ya no volver.

Y tras esas palabras, se retiró, dejando a los adultos mirándose preocupados. ¿Adrien sería capaz de llegar a hacer eso?

Bueno, no podía negar que tenía el mismo carácter que él y no era fácil de convencer.

—¿Qué va a hacer, señor? —consultó, mientras Gabriel buscaba las imágenes de la cámara de seguridad, observando cómo, efectivamente, Adrien había entrado y salido, trepando las rejas como todo un experto.

—Darle lo que quiere. Haremos un contrato con horarios —respondió, apretando ambos puños contra el escritorio que sostenía su monitor—. No puedo permitirme perderlo a él también... —respondió, observando uno de los cuadros de su hijo.

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Bien melodramático Adrien...

Pero siento que un momento de explosión... se mandaría a cambiar y al diablo... xD Eso hice yo .-. hasta de país me cambie xD

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¡Gracias por leer!

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Aquatic

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7 Septiembre 2020

Entre Sesiones y CorazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora