CONTACTOS

744 59 16
                                    

- 07:30, Apartamento. -

Estaba en el sofá de mi habitación viendo la televisión mientras me tomaba un café. Hoy tenía turno de tarde, pero aún así decidí levantarme temprano. De repente oigo el timbre de mi apartamento.

- ¡Elizabeth! ¡Abre! - se escuchaban los gritos de la voz de Horacio y golpes en la puerta.

- ¡Ya voy! - le dije.

- Necesitamos que nos ayudes a una cosa. - me dijo Gustabo nada más abrir la puerta.

- Primero que nada buenos días. - les dije.

- Si eso, buenos días. Ven con nosotros. Te explicamos todos en el coche. - dijo Gustabo y Horacio me agarró de la manga de mi sudadera tirando de ella.

- Esperad que cierro todo y vamos.

-09:13, Calacia Road, Monte Chiliad-

- A ver si lo he entendido bien. Vamos a ir a hablar con un tal Pablito Escobilla. Esa persona tiene armas militares. Y vamos a comprar alguna. -  les dije mientras hacía un esquema mental en mi cabeza.

- Exactamente, mira es allí. - dijo Horacio.

Nos metimos en una explanada a esperarlo.

- Bájense del auto. - se oyó una voz con acento mexicano.

Miré hacia fuera y vi a un chico con una camisa blanca, pantalones formales negros, zapatos marrones y un sombrero rollo cowboy.

- Vale, vale. - dijo Horacio bajándose.

Yo imité su acción. No me fiaba de ese chico.

- ¿Qué hubo, chiquitos, como están? ¿Quién es esta chava? - dijo mirándome.

- Elizabeth, ¿tú debes de ser Pablito, no? - le dije con una sonrisa.

- Claro wey, encantado. - me sonrió.

Después de una charla sacó las armas.

- ¿Saben que es esto wey? Esto ni la policía lo tiene cabrón. - dijo tras sacar una pistola perforadora.

- ¿Pero que es una perforadora? - preguntó Gustabo mientras miraba la pistola con interés.

- Una pistola perforadora hijo e' puta. - dijo y apuntó a Horacio.

- No me apuntes con eso eh Pablito. - dijo Horacio mientras se movía a mi lado. - Que yo me pongo nervioso. -

- Esto mire, es automático. - dijo Pablito mientras seguía apuntando.

- ¿Pero cómo que automático? - preguntó Gustabo.

- Tú dejas apretado el gatillo y Ratatatatata. Rollo fusil. - le expliqué.

- Esto perfora cristales, perfora puertas y perfora toda su Santísima madre cabrón. - dijo Pablito.

Yo me empecé a reír. Gustabo hizo lo mismo y mientras estábamos riendo Horacio cayó al suelo.

- ¿Que has hecho Pablito? - preguntó Gustabo.

- Yo iba a recargar, se atascó y sin querer le di un culetaso. - explicó.

- Vamos a llevarle al hospital anda. - les dije mientras cogía a Horacio a hombros.

- Y cuéntenme, ¿ustedes para que quieren una pistolita. - nos preguntó Pablito.

Gustabo me miró como para que diera una explicación.

- Pues mira, estábamos pensando en hacer un atraco en la joyería y como me imagino que sabes, necesitamos armas largas. Y como tenemos una banda en la que somos muchos necesitamos todo tipo de armas. - le expliqué convencida.

Felicidad // SpainrpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora