Segismundo yo entramos a mí apartamento. Él se sentó en el sofá y yo fui a por dos cervezas. Las llevé hasta el salón y le conté lo que pasó ayer.
- Entonces hoy me desperté en mi habitación. Cuando lo último que recuerdo es ir con Pablito a buscar a alguien para vender las joyas. - le dije frustrada.
- Igual te drogaron. - dijo dando ideas que podía haber pasado.
- Lo peor es que no encuentro las joyas. Seguramente las robaron. Es que me cago en mi puta vida. - dije estresada hablando como para mí.
- O al final las vendiste. -
- Lo dudo mucho. Segis, voy a por una sudadera que tengo frío. Ahora vuelvo. - dicho eso me dirigí a mi habitación.
Abrí el armario. Las sudaderas las tenía dobladas en la parte baja. En cuanto me agaché para coger una de ellas, vi una cinta debajo debajo del armario. Tiré de ella. La cinta era una de las cuerdas por las que sujetas las bolsas. Abrí la bolsa y había un montón de dinero.
- Ostia puta... - susurré emocionada.
De repente la puerta de mi habitación se abrió y entró Segismundo nervioso.
- Elizabeth. Está el puto Superintendente en la puerta. -
- De acuerdo. Vamos a hacer esto, tú vas a actuar normal, vas a sentarte en el sofá y me vas a esperar allí. - le dije mientras le llevaba al salón.
Él solamente asintió e hizo lo que le indiqué. Yo fui hacia la entrada y abrí la puerta.
- Hija, buenos días. - me dijo mi padre.
- Buenas papá. ¿Qué pasa? - le dije.
- Nada, solo venía a verte. -
- Ah vale. -
- ¿Cómo estás? - me preguntó mientras entraba al apartamento.
- Papá, tengo visita. Y estoy bien. -
- ¿Quien está aquí? - se notaba una voz molesta. Mi padre era demasiado protector.
- Está Segismundo. -
- No me gusta que andes con el follacabras. Además de que pasáis mucho tiempo juntos. -
- Juraría que ya hemos tenido esta conversación. -
- Probablemente. -
- Mira, mejor ven otro día. -
- De acuerdo. Que tenga cuidado el mariconeti ese... - dijo lo último en bajo, yo decidí ignorarlo.
Cuando él estaba en el pasillo cerré la puerta y fui rápido al salón.
- Ya está, problema resuelto. O como dice Horacio, problema comido. - le dije sentándome en el sofá a su lado.
- ¿Tienes algo con el Superintendente? - me preguntó de repente a lo que yo puse cara de asco.
- Claramente no, Segismundo que asco. -
- Seguro que te lo follas. -
- ¿Que coño dices? ¿Todo bien en casa? -
- Pues que te lo follas. Está claro. -
- Que putísimo asco. Claramente no me lo follo ni nada de eso. -
- Ya claro, ¿entonces porqué vino así de repente a tu casa? Esto si que es muy fuerte Elizabeth, te saca como cien años, es que no me lo... - yo estaba asqueada así que de un impulso le interrumpí.
- Es mi padre. - dije con un tono alto.
Hubo un silencio.
- ¿Cómo? - Segismundo no daba crédito.
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Felicidad // Spainrp
FanfictionElizabeth. Ella fue una niña alegre, con sueños. Siempre ayudaba a los demás, siempre hacía que un día malo se convirtiera en uno bueno. Pero después de un tiempo todo cambió y ella solo buscaba feliciadad.