PÉRDIDA

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*Capítulo largo.*

- 16:30, Comisaría. -

Habían pasado unos días desde la muerte de Pablito. Seguía sin hablarme con Conway, Horacio, Gustabo y Volkov.

Era un día tranquilo. La ciudad estaba calmada. Llevaba media hora en recepción atendiendo denuncias de mierda, pero no saltaba ningún aviso de venta de droga, robos o cualquier otro delito. Estaba esperando a que Ivanov saliera de la armería para patrullar junto a él. Hoy los alumnos estaban de pruebas, por ejemplo Gonneti iba a patrullar junto a mi padre.

- Vamos cara verga. - le dije a mi mejor amigo al verle salir de la armería.

- A ver, niñita, tranquilízate que ya voy. Enana de jardín. - dijo Ivanov para enfadarme.

- Uy, perdoname, señor Torre Eiffel. Que tampoco me sacas tanta altura flipado. -

- Pero algo te saco. -

Yo le miré mal y nos dirigimos al Zeta. Dimos unas vueltas por la ciudad. Hablábamos tranquilamente. Nos pasamos dos horas dando vueltas sin que sonara ningún aviso. Demasiada calma en la ciudad. Hasta llegó un aviso de robo de badulaque. A mí no me apetecía ir mucho, además de que así los alumnos podían practicar, pero Ivanov insistió. Al final avisamos por H-50 de que nos dirigíamos hacia allá.

Al llegar vimos que también estaban mi padre y el alumno Gonetti.

- Hola buenas. - dije yo tras salir del coche.

- Buenas tardes comisaria. - dijo Gonetti.

- Hola nenazas. - dijo el amable de Conway y yo miré hacia otro lado ignorándolo.

- ¿Que tenemos por aquí? - preguntó Ivanov a Conway.

- Unos mariconetis que me imagino que quieren liarse a tir...-

Antes de que mi padre pudiera acabar la frase, una furgoneta negra apareció cortando una de las salidas del badulaque. Por la otra salida aparcó un camión del que se bajaban dos personas enmascaradas. Los dos atracadores salieron del badulaque mientras nos apuntaban.

- QRR, QRR. - informé yo por radio.

- Buena' talde' señoles y señolita. Montense ahola mi'mo en la fulgoneta de allí. - nos dijo uno de los atracadores con una máscara de duende de Papá Noel pero más terrorífico.

- Ni de coña capullo. - dijo mi padre.

- Os puedo matal aquí mi'mo, pelo yo plefelia que muliesei' en un lugal ma' tlanquilo. - dijo el aparentemente chino cargando su arma.

- Deje al alumno por lo menos. - dije yo intentando negociar un poco. Yo tenía claro que a él comisario Ivanov no le iban a dejar ir y mucho menos al Superintendente, pero a un alumno había posibilidades.

- No podemos hacer eso. Falete, cachea a ese, Daddy tú a el Superintendente, Chino a él comisario y Culebra a la Comisaria. - dijo el que conducía el camión. Tenía una voz lenta, como si pensara cada letra de decía. Los enmascarados hicieron lo ordenado. Nos quitaron comunicaciones, armas, básicamente lo que teníamos a mano y nos esposaron.

- No tenemo' más tiempo, lápido, vamo'. - dijo el chino apuntando el la cabeza a Ivanov.

- Vale, vale. De acuerdo, pero no le apuntes. - dije yo caminando hacia la furgoneta.

- Elizabeth, ¿a dónde crees que vas? - preguntó Ivanov.

- Haced como vuestra compañera y no sigáis tocando los huevos. - dijo uno que tenía una máscara de cebra.

Felicidad // SpainrpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora