Good Thing [IJB x JW]

Chapter 15

—¿Eh?

—Llegaste antes de lo que pensé

—Ah, uhm… no quería hacerte esperar... —Rascó un poco su nuca—. Además, la puerta estaba abierta —El mayor suspiró

—Siempre es igual

—Mark estaba aquí ¿verdad?

—¿Uh? Sí, vino por unas cosas —Apartó la vista—. No le gusta que los de la sex shop sepan dónde vive —Intentó bromear y Jackson sonrió, no muy conforme con la respuesta, aunque de cualquier forma estaba apenado como para preguntar más

—Lamento entrar así, te hablé pero no respondiste y…

—Está bien, estaba en el baño —Sonrió al ver que el más bajo no le quitaba la vista de encima—. ¿Qué querías hacer? ¿Verme ducharme? —Se inclinó un poco, acorralando al hongkonés contra la pared

—Bueno, yo… no creí que… —Pero Jae Beom lo besó, interrumpiendo sus palabras, y él, gustoso, correspondió

—Vamos a mi habitación, aquí hace frío —Le tomó de la muñeca y caminó a dicho lugar

—Claro —Dio un último vistazo a aquella misteriosa puerta, notando que ahora se encontraba cerrada en su totalidad

Al entrar en el cuarto Jae Beom lo soltó para dirigirse a su enorme ropero color negro que se encontraba frente a su cama. Todo lucía como revista, las cortinas yacían un poco abiertas para dejar entrar algo de luz sin que resultara molesta, las sábanas estaban tan bien acomodadas como si nadie durmiera ahí y el ropero tenía cada prenda perfectamente acomodada por tonos y ocasiones. Aún así, eso no fue lo que más llamó su atención, pues ver la ancha espalda del coreano le alborotaba un poco.

—Y bien —Interrumpió el silencio que se había formado—. ¿De qué querías hablar?

—Ah, bueno, sobre eso... —Aclaró su garganta, intentando que sucediera lo mismo con sus pensamientos—. Sé que había bebido un poco pero, uh… quería dejar claro que lo que dije ayer era verdad —Jae Beom se dio media vuelta con un par de prendas en sus manos—. Y… el mensaje…

—¿También era verdad? —Jackson asintió, haciendo sonreír al mayor—. ¿Por qué no te sientas?

El hongkonés hizo lo sugerido y se acercó al único sitio donde vio que podía sentarse; el borde del colchón. Este era muy suave y por ello no pudo contenerse de pasar la palma de su mano sobre la tela de la colcha. Se preguntaba si sus almohadas mantenían aquel aroma que tanto le gustaba, pero sacándolo de sus pensamientos, Jae Beom se acercó mientras dejaba las prendas sobre un mueble que yacía justo donde finalizaba la cama, y se inclinó casi sobre él, mirándole con ese aire de superioridad que le hacía sentir tan sumiso.