«Lo único que vale la pena en la vida es la belleza y la satisfacción de los sentidos»
Im Jae Beom es un joven que trabaja en una prestigiosa empresa. Es un buen ciudadano, responsable, educado y muy bien parecido.
Es prácticamente perfecto ante los...
Los accidentes suceden todos los días sin esperarse, incluso los suicidios son muy comunes en personas con fama y mucho estrés, en cualquiera de estos casos Jackson podría caer si pensaba un buen plan para deshacerse de él y al fin acabar con todos esos pensamientos que lo confundían. Sólo necesitaba acercarse un poco más a la orilla, el castaño lo seguía como un cachorro. Parecía tan fácil.
Sin embargo, cuando creyó que sólo tenía que empujarlo, pues se había colocado convenientemente frente a él, le abrazó. Jae Beom parpadeó un par de veces atónito, sin poder reaccionar. Los cabellos ajenos se movían con el viento frente a su rostro, acariciándolo con travesura. Ya no podía hacerlo caer, se aferraba a su cuerpo como si su vida dependiera de ello en una manera más literal.
—¿Qué haces? —Sostuvo entre sus dedos el cigarro luego de tomar un poco de humo. Seguía sin soportar la cercanía que tenía el contrario
—Te abrazo, ¿no es obvio? —Sonrió al separarse ligeramente—. Luces tan bien en ese traje que no pude resistirme
—Ah ¿sí? —No evitó sonreír levemente y llevó de nuevo el tabaco a su boca, expulsando lo sobrante
—Sí —Le miraba de esa manera tan peculiar—. Y ya que aquí no hay nadie…
Jackson detuvo su mano antes de que pudiera aspirar el humo una vez más, y se acercó a besarlo, de una manera tan suave que lo sorprendía. Ni siquiera él entendía lo que sentía en ese momento, lo quería lejos de él, pero al mismo tiempo necesitaba más que eso. Sin darse cuenta ya no tenía el cigarro en su mano, pues ahora yacía en la contraria cuando este se alejó. Parecía hábil al tomar algo ajeno, o sólo era él idiotizado.
—Espero que esto no sea un vicio —Sonrió con levedad y él fue quién lo usó, exagerando la manera en que salía el humo de su boca. La imagen lo hizo tragar en seco
—¿Fumas?
—Muy pocas veces —Dio otra bocanada y miró el reloj en su muñeca—. Creo que ya debería irme, casi es hora de mi sesión —Le entregó el cigarro y se dirigió dentro del edificio
Aunque Jae Beom aún no terminaba de entender ni siquiera una mínima parte de la situación, tomó un poco de humo y miró también su reloj, sorprendiéndose de lo rápido que había pasado el tiempo ahí arriba. Así que tiró la colilla y la pisó con su zapato para caminar también al estudio mientras acomodaba su saco. Debía pensar en algo y rápido, Jackson cruzaba límites que no sabía que existían.
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—Director-nim —Alzó un poco la voz, ya que parecía no escucharle
—¿Eh? —Al fin la miró
—Son Hyun Woo quiere verificar las escenografías para la próxima sesión fotográfica
—Ah, sí, agenda una cita —La chica asintió y él regresó la vista al set
Se sentía bastante estúpido en ese momento, y no estaba tan equivocado, pues sin razón se caían de sus manos la objetos que sostenía, tenía montones de errores ortográficos en las notas que escribía y no dejaba de mirar hacia el modelo que fotografiaban, en cada oportunidad que se le presentaba. Era ridículo, no estaba dando el cien por ciento de él en su trabajo y eso lo molestaba.
Todo por ese hongkonés.
Se arrepentía por completo al haber dado un "sí" a las vestimentas planeadas para esa edición. ¿Cómo era posible que algunos chalecos llamativos provocaran tantas cosas indescriptibles en su interior? Para ser sincero, no sabía qué hacer en ese momento. Su presencia no era exactamente necesaria, pero siempre asistía, así que sería raro si se fuese de pronto.
—¡Listo! —anunció Hun Cheol y rápidamente todos comenzaron a moverse en la sala
"Menos mal" pensó, pues Jackson también se retiró para cambiarse de atuendo. El que se suponía, era el último de la sesión. Soltó un suspiro agachando la cabeza en su asiento, mientras una de sus manos jugueteaba con la pluma que tantas veces ya se le había caído en todo ese rato. Sólo quería que todo acabara de una buena vez, su cuello comenzaba a doler y necesitaba un buen café.
—Oh, creo que Jackson-ssi dejó algo —habló la modelo que se encontraba frente a las cámaras. Hee Yeon se acercó a tomarlo, pero en cuanto salió de entre las luces, Jae Beom apareció frente a ella
—Yo se lo llevaré
—No se preocupe, lo haré yo
—Está bien —Extendió su mano—. Una chica no puede entrar en una habitación donde un chico se está cambiando
—Ah, bueno… —Le entregó la pulsera
Jae Beom le sonrió levemente y caminó fuera, hacia el pasillo que conectaba con los vestidores. Observó el objeto, hecho al parecer con decenas de suaves hilos entrelazados con fuerza y cuidado, también tenía un pequeño dije que decía algo en chino, por lo cual no entendió. Los hilos lucían finos, pero el diseño simplista lo hacía ver incluso como un colgante barato que conseguirías en el mercado.
Tocó la puerta donde suponía se encontraba el castaño, y mientras esperaba, miró de nuevo la pulsera ahora con más luz, realmente no distinguía de qué metal podría ser. Aunque de igual forma, seguro era una baratija que habían colocado sólo para combinar con el vestuario. Entonces cuando se abrió la puerta, Jackson mostró sorpresa pero casi al momento esbozó una suave sonrisa.
—No me visto tan rápido —Se recargó un poco en la puerta—. Pero… ya que éstas aquí —Extendió su mano libre para tomarle de la corbata y jalarlo dentro
—¿Estás loco? —preguntó, a pesar de no oponerse a lo que hacía el menor
—Quizás —Empujó la puerta y se acercó al azabache para besarlo, esta vez con más pasión, colocando sus manos en el cuello y quijada ajenos
Ahí estaba de nuevo, confundiéndolo de esa manera que jamás se imaginó podría ser posible. Correspondió, siguiendo lo más que podía aquel ritmo desesperado que tenían los carnosos y dulces labios del hongkonés, casi como si quisiera devorarlo ahí mismo. El cuerpo de Jackson prácticamente se restregaba seductor y travieso en él, provocando que el propio reaccionara de forma rápida.
Abrió el chaleco verde que portaba y acarició con ciertas ansias el abdomen ajeno, separándose al fin de aquel beso, sólo para recorrer sus labios por todo el cuello del hongkonés, deleitándose con los sonidos que soltaba este. Simplemente era imposible detestarlo en esos momentos, quería más, necesitaba más. Así que bajó más su tacto hasta los glúteos, dejándole una mordida en el hombro.
Jackson gimió, no estaba muy seguro si de dolor o placer, aunque sonaba como un poco de ambos, mientras atrapaba un mechón de cabello entre sus dedos. Entonces volvió a subir sus besos por el pecho y cuello, pues parecía bastante sensible en este último, acercándolo cuanto podía a su cuerpo. No supo cómo ni cuándo, pero ya lo tenía acorralado contra la pared, haciéndolo gemir en su oído.
Lamentablemente aquello no podía extenderse más tiempo, pues los suaves golpes a la puerta los regresaron a la realidad, obligándolos a detenerse.
—Jackson-ssi
—Uh… ¿sí?
—¿Necesitas ayuda? En menos de diez minutos debes ir a maquillaje
—Oh, no, no. Estoy por terminar
—¡Bien! —Los pasos se alejaron
—Eso fue peligroso… —murmuró. Ambos se miraron por un segundo antes de que el hongkonés sonriera, divertido—. ¿Me ayudas a vestirme?