«Lo único que vale la pena en la vida es la belleza y la satisfacción de los sentidos»
Im Jae Beom es un joven que trabaja en una prestigiosa empresa. Es un buen ciudadano, responsable, educado y muy bien parecido.
Es prácticamente perfecto ante los...
Jae Beom sonrió de costado y comenzó a dejar pequeños besos por toda la garganta, hasta llegar a la barbilla, deleitándose con los soniditos que soltaba el castaño mientras aferraba las manos a su camisa. Pero aunque quería hacerle algunas marcas más en la piel expuesta, sabía que en ese momento podría ser una muy mala idea debido a la situación, así que simplemente pasó de largo y besó esos labios gruesos que tan dulce le sabían a pesar del alcohol en ellos.
En un rápido movimiento dejó al menor contra los lavabos, recargándose en estos con una de sus manos mientras la otra viajaba por el cuerpo ajeno. Jackson se sostenía por sus hombros mientras seguía lo mejor que podía el ritmo de sus labios, soltando algún gemido cuando recibía apretones que lo excitaban aún más. Era increíble y hasta indescriptible cómo podía calentarse tan rápido con algo que lucía así de simple, sin embargo, eso era lo que menos le interesaba.
Se separó del beso para tomar un poco de aire, pero sus manos no desperdiciaron el tiempo y rápidamente se dirigieron a los botones de la camisa azul que portaba el hongkonés y comenzaron a abrirlos poco a poco. Jackson sonrió con ese rubor sobre su rostro y le desabrochó el pantalón mientras un camino de besos descendía hasta su pecho. No pudo evitar que sus manos acariciaran la firme pero suave piel que se exponía frente a él, tan tentadora a pesar de todo.
El castaño parecía bastante decidido pero él aún tenía sus dudas, ya que una cosa era atreverse a tener sexo en su departamento y otra muy diferente era hacerlo en un baño con su equipo de trabajo esperándolos. Era algo demasiado riesgoso, pero la calentura en su cuerpo lo estaba haciendo perder la cordura, con los suspiros de placer que soltaba el menor junto a las caricias deseosas que recibía de este. ¿Por qué resultaba tan difícil actuar de manera correcta?
Así que lo tomó por la cintura, pero sólo para separarse un poco y girarlo hacia el gran espejo, el cual evitó mirar a toda costa. Luego le desabrochó el pantalón con rapidez y lo bajó unos centímetros junto a la ropa interior, abriéndole un poco más las piernas con ayuda de su rodilla. Sin embargo esta ocasión él mismo se encargó de lubricar sus dedos antes de llevarlos hacia la entrada del castaño, el cual reaccionó con esos soniditos que lo encendían, y sin querer, lo vio por el espejo, notando aquel rubor en su rostro.
No quiso demorarse demasiado con aquello, de cualquier manera Jackson ya debería estar acostumbrado, así que como ya tenía su pantalón abierto, simplemente bajó un poco el boxer para liberar su miembro. Jackson le miró sobre su hombro y luego de relamer sus labios buscó algo en el pequeño bolso de su camisa, extendiéndoselo después. Jae Beom tomó el sobrecito y chascó la lengua con una sonrisa; al parecer el hongkonés tenía muy claras sus intenciones desde el principio.
—Querías hacer esto en la oficina ¿cierto? —Rompió el sobre con sus dientes y sacó el condón para colocárselo
—Siempre se debe estar preparado
—Claro
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Le tomó por la cadera con una de sus manos mientras comenzaba a adentrarse un poco rápido, sin darse cuenta. Jackson soltó un pequeño gemido entrecortado, aferrando sus manos al gran lavabo, pues además de aquello el mayor lo tomó con cierta fuerza de la cintura y no esperó mucho antes de menear su pelvis. Jae Beom sonrió ante la imagen frente a él, pues la definida espalda del hongkonés, arqueada para que él pudiera penetrarlo le gustaba como nunca se imaginó, a pesar de encontrarse bajo la camisa.
—Jae Beom, tengo una pequeña duda —musitó y mordió su propio labio inferior, pues el nombrado continuó en lo suyo
—¿Duda? —Alzó ligeramente una de sus cejas aún si no podía verlo—. ¿Sobre qué?
—Min Hee-ssi, ¿qué hicieron? —Jae Beom chascó la lengua
—La acompañé al baño, tú viste cómo estaba
—¿Eso te demoró tanto?
—No quiero recordarlo, es desagradable —Recorrió sus manos por la cintura hasta la cadera del castaño y aceleró el ritmo
—Parecía que… había algo entre ustedes
—No seas tonto, por supuesto que no —Se acercó más, casi abrazándolo por la cintura
—¿De verdad?
—Totalmente —murmuró, dejando un par de besos por su cuello y la parte trasera de su oreja
Como no quería más palabras, colocó una de sus manos sobre la boca ajena, prácticamente obligándolo a contornearse más hacia atrás. No supo lo que Jackson quiso decir después, pero no parecía ser algo malo debido a la expresión complacida de su rostro y que continuaba siendo condescendiente a sus acciones. Así que arremetió contra aquel bonito trasero, sintiendo las vibraciones como un cosquilleo que recorría hasta su brazo. Aunque odiara admitirlo, Jackson lo ponía demasiado mal.
Con su mano libre descubrió uno de los hombros del castaño y repartió algunos besos hasta el cuello, guardándose las ganas de dejar marcas en su camino para después. Por accidente se miró en el espejo, sintiéndose extraño por la situación, sin embargo, simplemente cambió su vista hacia Jackson, el cual gemía contra la palma de su mano con los ojos cerrados y el ceño fruncido, el gran rubor en su rostro era una clara señal de que lo disfrutaba tanto o más que él. Por ello se acercó, inhalando el perfume del hongkonés, tan suave y sofisticado.
Maldijo en su mente, jadeante y con algo de sudor en su frente, por las cosas que Jackson le hacía sentir, actuando así de sumiso y manejable cuando más lo necesitaba. Así que al fin se alejó un poco, dándole la vuelta, y le alzó por los muslos para que quedara casi sentado sobre los lavabos. El hongkonés esbozó una suave sonrisa que no duró demasiado ya que nuevamente se adentró y retomó el ritmo de su cadera, así que ahora los hombros de su camisa estaban siendo apresados por las manos ajenas.
Jackson apretaba sus labios para evitar gemir con fuerza, sin embargo parecía una tarea muy difícil con cada embestida que recibía, así que colocó de nuevo su mano sobre estos, sintiendo aquel cosquilleo por todo su brazo. El menor luego separó un poco sus labios bajo su palma y se atrevió a dejar una lamida traviesa, provocándolo, lo podía notar en su mirada excitada. ¿Por qué tenía que lucir tan bien a pesar del desastre en que lo había convertido?
No pudo evitar sonreír, agitado, así que alejó su mano para que fuese reemplazada por su boca. Aquellos gemidos ahogados resultaban casi dulces, más aún cuando eran acompañados con algunos tirones a su cabello. Tomó con posesividad los muslos del hongkonés, prácticamente enterrando sus dedos en la firme piel mientras aplicaba más fuerza en los movimientos de su pelvis. Jackson lloriqueaba de placer sobre sus labios, era imposible resistir más.
Se corrió, tan intenso que incluso sintió su cuerpo temblar un poco junto al del menor. Se separó del beso para recuperar la respiración, estaba tan agotado que ni siquiera quería moverse de su sitio. Así que simplemente abrazó al castaño por la cintura, recargando la barbilla sobre su hombro mientras este le rodeaba el cuello con sus brazos, quizás no tan cansado ya que él había hecho el mayor esfuerzo. Sólo quería mantener sus ojos cerrados para tomar fuerzas, relajándose con aquellas caricias en su cabello.
Sin embargo, aún así se miró al espejo, con esa carga de arrepentimiento y suciedad que tanto le desagradaba. ¿Cómo era posible que cayera tan bajo una vez más? Se suponía que debería encontrarse así con Min Hee no con Jackson, pero la chica había perdido su oportunidad por el exceso de alcohol, además, el hongkonés causaba tantas cosas en su interior que era demasiado difícil explicarlas. Tenía que prometerse no volver a repetirlo, debía poner más esfuerzo para conseguir una chica y alejarse por fin de Jackson.