«Lo único que vale la pena en la vida es la belleza y la satisfacción de los sentidos»
Im Jae Beom es un joven que trabaja en una prestigiosa empresa. Es un buen ciudadano, responsable, educado y muy bien parecido.
Es prácticamente perfecto ante los...
Cuando despertó y abrió los ojos, Jae Beom ya no estaba a su lado, miró la hora y dedujo que se encontraría bañándose. Inevitablemente una sonrisa se formó en sus labios, se sentía tan bien amanecer así, cada vez parecían más cercanos aunque el único inconveniente era que no se atrevían a formalizar lo que tenían. Soltó un suspiro y se sentó para tomar su ropa interior, sabía que Jae Beom era alguien reservado así que no lo presionaba, probablemente sólo estaba buscando el momento adecuado.
—Jackson —La voz del coreano lo sacó de sus pensamientos—. Creí que dormirías un poco más
—Descansé muy bien —Sonrió y se puso de pie
—Me alegro —Secó un poco su cabello, caminando al ropero—. Puedes usar el baño si quieres
—Claro —Le miró por unos segundos, casi admirando la figura ajena hasta que lo vio girarse
—Ah, cierto —De al lado tomó una toalla y se aproximó a entregársela
—Gracias —Sin resistirse más se acercó para dejar un dulce beso en sus labios
Jae Beom esbozó una ligera sonrisa de costado y le acarició la mejilla, Jackson sentía que con sólo eso se derretiría. Cuando estaban solamente ellos dos todo era tan bello, casi perfecto que deseaba nunca tener que volver a sus vidas habituales en donde cada uno se iba por su lado y nadie más sabía de su relación. El mayor regresó al armario para escoger sus prendas y Jackson salió hacia el pasillo, caminando al baño. Fue ahí que ese extraño sentimiento lo volvió a atacar; odiaba estar lejos de él.
Cerró la puerta al entrar y miró el jacuzzi a la izquierda, se veía tentador usarlo pero en ese momento no había tiempo de sobra, o al menos Jae Beom era una persona bastante perfeccionista respecto a ese tema. Así que luego de colgar la toalla y retirar su ropa interior se adentró a la ducha, sintió el agua caliente recorrer su cuerpo y al cerrar los ojos no pudo evitar recordar la noche anterior. A veces todo parecía un sueño, cada vez que estaban juntos se sentía así y era tan desagradable regresar a la realidad allá afuera.
Tantas veces había fantaseado con decirle a medio mundo lo que tenía con Jae Beom, sin embargo, hasta ese momento parecía algo imposible. Era feliz con esa relación, pero la idea de que alguien más pudiera arrebatarselo con facilidad al no tener ningún poder sobre él, simplemente lo inquietaba. Era un pensamiento que lo atormentaba en los peores momentos. Jae Beom ya había tenido una novia, ¿qué le impedía conseguir otra? Era demasiado guapo y exitoso, cualquier mujerzuela podría intentar conquistarlo.
Exhaló con considerable molestia, pensar en ese tipo de cosas no lo ayudaba en nada, al contrario, solamente lo hacía preocuparse por cosas que le harían actuar extraño y eso era lo que menos necesitaba. Confiaba en Jae Beom, o al menos debía confiar lo mayor posible en él, habían compartido tantos momentos íntimos, era casi imposible que lo traicionara de esa manera. Quizás una cita podría arreglar todo, algo en verdad lindo para atesorar en recuerdo.
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