05. Mamá

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Madrid, España, 2019

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Madrid, España, 2019.


Los días de sol brillante y tranquilidad en la casa de las Sierra eran contados por los dedos de apenas dos manos.

Esa tarde calurosa de pleno mayo, la pareja de policías merendaba frente a la cámara en una reunión de Skype con alguien que no veían desde que Alicia había perdido su embarazo y por cuestiones de trabajo y salud, no podía volar a España hasta esa semana, guardando así, una gran sorpresa para su hija.

Alicia estaba más que feliz de ver a su suegra aunque sea a través de una pantalla y de llevar la mejor relación que se podía tener con ella a pesar de los kilómetros que las separaban.
Aunque Emiliana asegurase que su familia era Alicia y con ella estaba perfectamente, la española consideraba que las visitas de su suegra eran una muy buena noticia y hacían bien a la salud mental de su pareja.

A pesar de ser una mujer ruda y de metal, en alguna parte suya tenía miel en la sangre de tan sensible y vulnerable que era, y no había nadie que conociera esas facetas de la agente, que Alicia. Quien la contenía en los peores momentos, le brindaba sus palabras, sus besos, sus brazos y su corazón.

La pelirroja conocía cada faceta de su pareja, sabía los momentos indicados para intervenir o no en las diversas situaciones y adversidades de la vida diaria.
Pues sabía sus platos favoritos, los lugares a los que no le gustaba ir, los temas de conversación que la ponían nerviosa, la posición astrológica de la luna que la volvía completamente una seda y cuando no quería nada más que estar entre sus brazos, dejando así el camuflaje de esa dura personalidad y apariencia de agente de la CIA y cualquier entidad peligrosa.
Es que hasta las personas más rudas como Emiliana, necesitaban esa pausa del reloj, ese café caliente lleno de azúcar estando entre los brazos de alguien tan incondicional como Alicia.

Martín años atrás se preguntaba una y otra vez en medio de las rabietas fruto de la traición de su hermana hacia Andrés y el plan. ¿Qué mierda había enamorado la agente de Alicia Sierra en medio de la depresión por haber dejado a Ágata?
Él sabía que la relación entre la inspectora excedía todo límite sexual y pasaba al plano amoroso.

Por muy buena actriz que era la argentina, su hermano no le creía ninguno de sus papeles.
Ni mucho menos el de las tardes del monasterio cuando siendo la encargada de robarle información a Sierra sobre la policía, se le iluminaban incontrolablemente los ojos. Y siempre encontraba excusas o mentiras para no seguir con tal traición hacia esa mujer que la había ayudado a salir de su peor momento luego del repentino desprendimiento de su ex novia.

— Qué bien cuidás a mí hija Alicia. No te imaginás lo que me tranquiliza que esté en tan buenas manos, te lo he dicho— Cecilia hablaba con una gran sonrisa y orgullo del sano matrimonio de su hija, viendo con dulzura cómo las dos sentadas en el sillón frente a la cámara luego de merendar y mientras hablaban con ella, se tomaban de la mano.
La mujer rubia, hablaba con su notable acento argentino, igual al de su hija que a pesar de vivir en España, mantenía todo el léxico.

𝓐𝐆𝐄𝐍𝐓𝐄 𝐒𝐈𝐄𝐑𝐑𝐀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora