Capítulo 1

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Eso estaba mal.

Estaba rico, pero estaba mal.

—T-Todoroki-kun, si Kacchan nos descubre...

—Bakugo no tiene por qué enterarse, Midoriya.

Ellos definitivamente no deberían estar haciendo eso. Pero, ¿podrían culparlos?

Estar metiendo el dedo en la mezcla para preparar galletas de Bakugo para probarla mientras este se había ido un momento de la cocina era casi gritarle a la muerte "atrápame."

¡Pero es que estaba tan buena! Además de ser la mezcla para hacer las galletas favoritas de Midoriya.

Al ver la oportunidad, Todoroki no lo pensó dos veces y le sugirió probarla antes de que el rubio regresara, ¿qué tan mala suerte habrían de tener como para ser descubiertos?

La respuesta era sencilla: su suerte, su pésima suerte.

Ellos nunca aprendían.

—¡¿QUÉ CARAJO ESTÁN HACIENDO, BASTARDOS?!

—Corre.

—¿Q-qu...?

Todoroki tomó la muñeca de Midoriya y lo jaló para salir corriendo como si la vida se les fuera en ello. No es que le temiera a Bakugo, pero Aizawa ya los tenía en la mira y no necesitaba una —otra— suspensión por destruir los dormitorios por alguna tonta riña con el rubio.

Huyeron a esconderse a la habitación del pecoso cual niños pequeños después de haberle hecho una travesura a su mamá.

—¿Crees que nos sigua? —Midoriya había recargado sus palmas en sus rodillas, tenía la respiración agitada y las mejillas rojas producto de correr como desaforado hacía apenas unos instantes.

—No creo, ya hubiera derribado la puerta —Todoroki disimulaba mejor la agitación, él se encontraba con la espalda recargada contra la puerta.

Ambos se echaron a reír, uno considerablemente más fuerte que el otro, pero ambos compartiendo ese momento agradable después de hacer una bobería propia de chiquillos de primaria.

A Izuku esos momentos le llenaban el corazón, incluso aunque se tratara de algo tan simple le reportaban una gran alegría.

Para Todoroki en realidad todo eso era relativamente nuevo, no era un secreto que su infancia había sido muy dura y que nunca tuvo la oportunidad de ser un niño; siempre entrenando y endureciendo su pequeño corazón a causa de la falta de afecto y las inexistentes demostraciones de cariño en casa.

Había sido Midoriya quien le había introducido a cosas como aquella, enseñándole que la vida podía ser simple y que tenía derecho a divertirse con tonterías como cualquier otra persona.

Por eso poder compartir sus primeras experiencias sosas con él le encantaba, no había nadie más con quien quisiera crear esas memorias.

¿Quién hubiera creído que detrás del eterno gesto estoico de Todoroki estaba un muchacho que disfrutaba de situaciones como aquella?

Porque hace un año Midoriya nunca lo hubiera imaginado.

Le parecía asombroso cómo el chico más fuerte de clase —según su perspectiva y las innumerables notas que había tomado sobre él en su libreta de héroes— se había convertido en su mejor amigo, y ahora estaba ahí, emitiendo una suave risa después de hacer algo tan mundano como probar a escondidas mezcla cruda para hornear galletas.

¿Dónde quedó ese "no estamos aquí para jugar a los amigos", Todoroki?

Claro que no siempre era así, eran aspirantes a héroes, y la mayor parte del tiempo debían comportarse a la altura. Y lo hacían, de hecho, Shoto —quien siempre mantenía una postura seria y hasta intimidante para quien no le conociera— sólo se permitía relajarse en casos excepcionales como ese.

Conquistando a mi mejor amigo || TodoDekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora