Capítulo 2

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¿Cómo es que habían terminado en esa situación?

Midoriya solamente había bajado a cenar algo con Todoroki como siempre, y ahora estaba ahí, con su amigo a escasos centímetros debido al reducido espacio que había dentro del armario de limpieza de los dormitorios.

—Uh, Todoroki-kun, no tenemos que hacer esto, podemos salir y ya. —Izuku se sentía nervioso y no lograba sostenerle la mirada al más alto.

—Sólo son siete minutos, Midoriya. —Todoroki parecía su total opuesto, su tono de voz era sereno como siempre y su cara no reflejaba conflicto, aunque eso no necesariamente significara que no estuviera teniendo sus propios conflictos internos.

—B-bueno, sí, pero es diferente, los chicos pueden malinterpretarlo y...

—No me interesa lo que puedan interpretar, pero si te sientes incómodo estando aquí conmigo entonces salgamos.

—¡N-no! No es eso —Midoriya apretó los puños y se obligó a ver a la cara a Todoroki que había desviado la mirada hacia un costado, de ninguna manera podía permitir que su amigo creyera que le era incómodo estar con él, jamás. El más bajo emitió un suspiro y sonrió de lado—. Está bien, Todoroki-kun, quedémonos dentro hasta que acabe.

Resultaba que, por una misión de emergencia, varios de sus maestros habían sido requeridos de improviso y al día siguiente no tendrían clases, así que Mina y Kaminari no tardaron en proponer organizar una especie de fiesta y los demás estuvieron d...

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Resultaba que, por una misión de emergencia, varios de sus maestros habían sido requeridos de improviso y al día siguiente no tendrían clases, así que Mina y Kaminari no tardaron en proponer organizar una especie de fiesta y los demás estuvieron de acuerdo.

Ni Shoto ni Izuku se habían enterado, el primero porque había estado encerrado en su habitación haciendo los deberes que se supone entregarían al día siguiente y el segundo por haber estado entrenando, hasta que bajaron para tomar la cena juntos fue que vieron a todos muy animados sentados en un círculo en la sala.

—¡Eh, Midoriya, Todoroki, únanse! —el primero en notar su presencia había sido Kirishima, y tan animado como era costumbre les invitó a lo que sea que estuvieran haciendo.

—¿Qué están haciendo, Kirishima-kun? —Midoriya fue el primero en acercarse al círculo de chicos y fue seguido de inmediato por Todoroki.

—Oh, ¿no se enteraron? ¡Mañana no tendremos clases y estamos festejando!

—A-ah, ya veo —Izuku volteó a ver a su amigo y le preguntó—. ¿Quieres que nos quedemos un rato, Todoroki-kun?

—Por mí está bien. —El bicolor sólo se limitó a encogerse de hombros y proceder a sentarse junto a Midoriya en el espacio que Kirishima había hecho para ellos en el círculo.

Todo iba muy bien, hasta que Hagakure propuso un juego muy popular que conoció en una fiesta a la que había ido recientemente: "siete minutos en el paraíso."

La chica invisible explicó que el juego consistía en que dos personas aleatorias tendrían que pasar siete minutos encerradas en algún cuarto o armario y que eso se decidiría girando una botella al centro del círculo dos veces; los elegidos serían los que fueran apuntados por el cuello de la botella, sencillo.

La dinámica tuvo una buena aceptación y todos los presentes se entusiasmaron con la idea —todos a excepción de Iida— quien protestó acerca de su deber como aspirantes a héroes de comportarse éticamente y no faltarle al respeto a las instalaciones con actividades indecorosas, porque el chico era correcto, pero no tonto, y sabía que encerrar a dos adolescentes en un contexto como ese podría derivar en actos reprobables.

Porque sí, todos ellos eran aspirantes a héroes, pero también eran adolescentes, adolescentes bobos, hormonales y ocasionalmente muy imprudentes.

Sobra decir que nadie hizo caso al sermón del representante grupal y este terminó refunfuñando sentado a un lado de Uraraka.

El juego empezó y todos estaban expectantes a que la primera pareja fuera elegida por la botella.

Primer giro. Una vuelta... dos... tres...

Midoriya. El cuello de la botella claramente apuntaba hacia el peliverde.

Segundo giro.

Era difícil de decir si la botella apuntaba hacia Kirishima o hacia Todoroki, qué tensión.

El ambiente explotó en opiniones divididas sobre si el segundo elegido era el pelirrojo o el muchacho con heterocromía, no lograban ponerse de acuerdo. Al menos hasta que...

—¡Y UNA MIERDA! ¡Todos ustedes están ciegos, malditos extras, claramente la botella está señalando al bastardo mitad-mitad! —Los gritos de Bakugo silenciaron a todos los presentes y ninguno cuestionó su dicho, dilema resuelto.

—¡Y UNA MIERDA! ¡Todos ustedes están ciegos, malditos extras, claramente la botella está señalando al bastardo mitad-mitad! —Los gritos de Bakugo silenciaron a todos los presentes y ninguno cuestionó su dicho, dilema resuelto

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Así fue como terminaron encerrados en el cuarto de limpieza.

Después de que el muchacho pecoso le dijera a Todoroki que podían quedarse dentro, hubo un silencio de un par de segundos hasta que la voz del más alto resonó en la pequeña habitación.

—¿Puedo abrazarte, Midoriya? —Izuku no dijo nada, se limitó a asentir y a darle una cálida sonrisa de boca cerrada que le hizo sentir más seguro.

Todoroki acortó el espacio entre ambos hasta que cada uno podía sentir la respiración del otro chocando contra su rostro, pero no era incómodo, en lo absoluto.

La mano de Midoriya tomó la suya y él aprovechó para juntar sus frentes, los dos cerraron los ojos y disfrutaron del contacto. No había segundas intenciones en ninguno de los dos, sólo eran dos chicos demostrando cariño sincero e inocente.

Después de lo que bien pudieron haber sido segundos o una eternidad en esa posición, Todoroki finalmente envolvió a Izuku en un abrazo recargando su cabeza sobre la suave melena del más bajo.

Lo que sintieron en ese momento no supieron describirlo o identificarlo, definitivamente era algo que nunca antes habían experimentado.

Así permanecieron hasta que el tiempo del juego concluyó y un toquido en la puerta les indicó que ya podían salir.

Los comentarios y miradas sugerentes o burlescas no se hicieron esperar, pero ninguno de los dos prestó atención, cada uno estaba demasiado inmerso en los sentimientos que recién habían estallado dentro de esa habitación.

Midoriya sentía un hormigueo extraño en las palmas de las manos y su ritmo cardiaco había aumentado estrepitosamente.

Todoroki no se encontraba en condiciones muy distintas, ¿qué le estaba pasando?

Algo había cambiado, o más bien, algo finalmente había salido a relucir.

¿Y ahora qué?


Conquistando a mi mejor amigo || TodoDekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora