23. Invitación

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Faith:

Hermes me tiene sujeta de la cintura cuando abandonamos The Angels, me giro y lo cojo del rostro para estampar mis labios contra los suyos, su camisa ya está abotonada, aunque algunos botones se encuentran sueltos o dentro de un huequito incorrecto.

Un carraspeo nos hace apartarnos, las manos de Hermes no sueltan mi cintura y ambos nos giramos hacia mi hermano y Harley, quienes siguen aquí y a unos pasos de nosotros, apoyados en la pared y tomados de la mano, Harley lleva la chaqueta de mi hermano, la cual cubre sus hombros y Keegan trae sus brazos llenos de tatuajes al descubierto.

El suelta la mano de Harley se me acerca.—Vámonos.—Me ordena.

El agarre de Hermes se debilita y poco a poco, al final termina soltándome.

—No.

Siento el ambiente tensado.

—Faith, no me has escucha..

—Tu escucha.—Hablo claro.—Te amo, Keegan, eres mi hermano y sé que estas preocupado por mí, pero esta es mi vida.

Harley se acerca a nosotros.

—Pronto tendré 20 años, hermano. No puedes decidir por mi cuando ya soy mayor de edad.

Keegan aprieta la mandíbula y su mandíbula deja de estar tensado, como sus puños.

—Zeus, él bebe se está moviendo mucho... ¿Podríamos ir a casa?.—Le pide ella.

Keegan asiente con la cabeza y se vuelve hacia Harley, vuelve a tomar su mano y ambos paran un taxi.

Giro mi cuerpo hacia Hermes.

—Entonces... ¿Qué haremos ahora?.—Pregunta con una sonrisa, aunque sabe exactamente lo que haremos.





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Oh joder...Hermes...

Las manos de Hermes retiran mi cabello por detrás y lo sujeta en un moño, sus labios se ubican en mi cuello, me besa y me muevo frotando mi trasero, provocando que su erección despierte, aunque ya lo está.

Hermes se ríe, el sonido llega a mis oídos enseguida.—Más despacio, Faith.

—Estaría loca si volviera a romper tu pene.—Giro el rostro y nuestras miradas se encuentran.—No podría aguantar otro mes de abstinencia.

El me derriba entre risas y se ubica en mí encima, ingresa dentro de mí, con la protección puesta, ambos gemimos y antes de que empiece a moverse, lo detengo, subiendo las manos sobre su cuello.

Greek Gods: El Deseo de HermesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora