Se removió incómoda en el asiento ante el sonido de una voz que la llamaba.
—Es hora de irnos— Escuchó la misma voz.
Cerró los ojos con fuerza cuando escuchó el llamado otra vez, se removió una vez más antes de abrir los ojos.
Lo primero que vio, fue a Hyukjae, estaba frente a ella de pie, con su mirada fija en ella.
—Pensé que no iba a despertar, Hardy— Habló con un tono molesto.
—¿Tiene mucho que llegamos?— Preguntó ella mientras se levantaba del asiento.
—Quince minutos— Respondió dándose la vuelta. —Póngase en marcha, no me haga perder más el tiempo.
Jennette se mordió la lengua con fuerza para no decir cosas que no debía. Suspiró con pesadez y comenzó a seguirlo.
—Dejé mi auto en el estacionamiento, puedo llevarlo, si gusta— Habló Jennette una vez que salían del lugar.
—Me voy a hospedar en el Baccarat— Respondió él.
Jennette asintió y lo guió hasta donde estaba su auto estacionado. Poco después, ella conducía hasta el hotel que le había dicho.
Se estacionó justo frente a la entrada del hotel, no le sorprendió que fuera de unos hoteles más lujosos de Manhattan.
—Si gusta puedo pasar por usted mañana— Se ofreció cuando estaban en la entrada del hotel.
—No es necesario, usted también va a enterar.
Hyukjae entró al hotel sin esperar respuesta de ella.
Jennette caminó junto a él hasta la recepción, no entendía porque la hacia entrar, si en Corea eran más de las dos de la mañana, parecía que no le afectaba el cambio de horario.
Vio como le entregaban la llave de su suite, y comenzaron a caminar rumbo hacia el elevador. Agradecía tanto que no estuvieran solos.
—Hasta mañana, señor Lee— Dijo una vez que se detuvieron frente a la habitación.
—Creo que aún no ha entendido, Hardy— Habló con autoridad. —Usted sólo se irá cuando yo lo decida, así que entre.
Ella sólo lo miró sin entender, mientras que él abría la puerta de la suite.
—Discúlpeme, pero usted lo que necesita es descansar, puede que en New York sea tarde, pero es más de media noche en Corea.
—Le agradezco su preocupación, Hardy, pero yo no vine aquí de vacaciones, estoy aquí para trabajar. A menos que usted quiera compartir mi cama— Le insinuó acercándose a ella.
—No voy acostarme con usted.
Hyukjae sonrió de medio lado.
—Entonces, entre y no me haga perder más el tiempo.
Jennette no le quedó más de otra que hacer lo que él quería, lanzó un suspiró antes de entrar a la habitación.
—Me daré un baño— Anunció una vez que ella entró. —En una hora llegarán mis abogados.
Jennette asintió, ahora entendía porque la había hecho subir hasta ahí.
Caminó hasta llegar al centro de la habitación. Observó todo el lugar y todo era sumamente lujoso. Todo era una combinación perfecta, desde las paredes hasta la decoración del lugar.
Podía darse cuenta que Hyukjae estaba acostumbrado a los lujos, lo miró en la manera en como se desenvolvía al caminar y todo lo confirmó cuando entraron a su habitación, la suite presidencial.
A su mente llegó el recuerdo del beso que se habían dado la noche anterior, por instinto una de sus manos subió hasta su rostro para posarse sobre sus labios. Todavía recordaba la manera en la que le había correspondido, entregándose completamente al acto.
