Hacía todo lo posible por controlarse, desde el día de ayer que estaba más imperativa de lo normal.
—¿Qué tienes, Jen?— Preguntó Natalie parándose frente a ella.
—Nada— Respondió tratando de sonar seria.
Natalie alzó una de sus cejas, conocía lo suficiente a Jennette para saber qué algo le había pasado y para que estuviera de esa manera.
Antes de que pudiera hacerle otra pregunta, vio como los hermanos Kan llegaban al colegio, cuando vio que Aiden caminaba rumbo hacia ellas. Natalie se dio la vuelta para comenzar a caminar, dejando a su amiga sola.
Jennette se extrañó de ver a su amiga irse, volteó para ver que era lo que pasaba y se dio cuenta que Aiden venía hacia acá. Sonrió al verlo y espero hasta que llegará frente a ella.
—Buenos días, Jen— Saludó su amigo.
—Hola.
—Luces bien— La elogió.
—Tú también.
Vio como Aiden sonreía con el cumplido que acaba de darle, pero era verdad. Aiden era un chico demasiado apuesto, su cabello rubio y sus ojos azules hacían resaltar su piel blanca, eso sin contar sus rasgos orientales que poseía.
Aiden era de los chicos que cortaba el aliento con sólo verlo, pero para su mala suerte ninguna de las chicas le dirigía la palabra, y eso era solo por no tener millones en su cuenta bancaria, pero eso no evitaba que las chicas suspiraran por él.
Sin embargo para ella, no era el tipo que le cortaba el aliento, no iba a negar que era guapo y apuesto, quién en verdad le cortaba el aliento era su hermano mayor.
Con tan sólo dos años mayor que ella. Spencer era condenadamente mucho más apuesto, tenía su cabello rubio y sus ojos azules al igual que su hermano, pero sus rasgos eran más definidos y más alto.
Él al igual que Aiden carecía de amigos, pero a Spencer parecía no importarle.
Sintió como su pulso se aceleraba al recordar lo cerca que había estado de él. Aún podía sentir la mano de él sobre su cadera y como había la había protegido al bajar del metro.
—Jen— Habló Aiden sacándola de sus pensamientos.
—¿Uh?
—Vaya hasta que reaccionas, tengo rato hablándote para irnos a clases— Dijo él.
—Lo siento, Aiden— Se disculpó.
—¿Qué tanto piensas?
—Nada, sólo que estoy pensando si terminaremos a tiempo el trabajo— Mintió.
Por más que Aiden fuera su amigo, no le iba a decir que estaba pensando en su hermano mayor.
—Tranquila, aún tenemos algo de tiempo.
—Es mejor ir a clases— Dijo ella cambiando de tema.
Aiden asintió y comenzó a caminar junto a ella, hasta llegar al salón de clases.
Cuando llegaron, Jennette se sentó en el lugar de siempre, donde estaban sus demás amigos, mientras que Aiden se limitó a seguirla, sentándose en la parte de atrás.
Jennette regresó a verlo, una vez más no había logrado que él también se sentará en la misma posición que ella, Aiden se había de nuevo al mismo lugar de atrás.
Suspiró con pesadez al no lograr que se integrará con su grupo de amigos, pero tampoco podía obligarlo, y de cierta manera lo entendía, la mayoría de sus amigos se fijaban mucho en la posición económica y Aiden carecía de esta.
—Deja de ver a Aiden— Dijo una de sus amigas.
—Sólo intento que se integre a nosotras— Dijo Jen regresando su atención a su grupo de amigas.
