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¿Se llaman nachos? - preguntó aun comiendo después de que las chicas se fueran, marco asintió - son una delicia.

Pues gracias - marco se sintió feliz al saber que el demonio le habían gustado sus nachos, normalmente a la gente le gustaban sus nachos pero jamás lo había oído de un demonio - puedes ir a tu habitación y si necesitas algo yo estaré en la mía.

¿Y tus padres?- esperaba que no le preguntara sobre ellos.

Ellos llegaran mas tarde - jugó con sus manos - no te preocupes si oyes ruido a ellos les gusta ver la televisión y quejarse de las noticias todas las noches.

Vale - marco se dirigió con rapidez a su habitación.

No le gustaba estar abajo cuando sus padres llegaban pues no le gustaba que quisieran que viera la tele con ellos o que empatiazara con lo que ellos dijesen en realidad ni escuchaba las teorías de sus padres y prefería no criticar ni nada por el estilo, es decir, si se hubiera alejado de star como seguramente sus padres le hubieran dicho si el les hubiera contado nunca habría conocido a tom y tampoco hubiera ayudado a su amiga, a veces las cosas suceden por una razón pero tu eres dueño de si harás caso o no a esas situaciones. Mientras que abajo tom terminó el ultimo nacho que le quedaba deseando que hubiera más de esa delicia tostada cubierta de queso pero frustrándose al tener que esperar que el moreno las preparara mañana, no se quejaría de la comida de la tierra si es que todas sean tan deliciosas como lo eran los nachos unos momentos después llegaron los padres del moreno.

Oh, tu debes de ser tom - la madre de marco se le acercó al muchacho para mirarlo - vaya el pelo rosa es algo peculiar pero... No es malo ¿o si?.

Ah? - tocó su cabello, si era rosa pero no le molestaba del todo en realidad contrastaba con su apariencia de demonio.

Si querida es raro - el hombre habló también - pero supongo que es una etapa ¿recuerdas cuando marco nos preguntó sobre las personas que se tiñen el pelo?.

Por supuesto - ahora hablaban sin importar que el estuviera allí, no entendía como era que marco les soportaba.

Disculpen - dijo en un tono bajo ignorando que quería hacer arder la habitación al ser los señores tan imprudentes - marco ya me mostró mi habitación y debido a que mañana hay escuela me iré a descansar, buenas noches.

Ellos siguieron hablando después de que el terminara y subiera las escaleras no se esperó ver que el moreno se asomaba desde su habitación, le parecía que estaba siendo entrometido pero no se quejaba o por lo menos no sentía las mismas ganas de incendiarlo como a sus padres además de que eso haría que el trato se fuera a la mierda.

¿Te agradaron? ¿Que te dijeron? - murmuró el moreno al ver al otro acercarse.

Ni siquiera me dejaron hablar - típico de sus padres cuando alguien nuevo viene siempre dicen lo que piensan antes de dejar que los demás hablen - son horribles no se como los soportas, me dieron ganas de incinerarlos ¿puedo?.

Oh por dios por supuesto que no lucitor - murmuró con enojo y con el ceño fruncido -  ni se te ocurra tom.

Si, si, ya lo capté - se metió a su habitación con cierto coraje de verdad esperaba que el moreno le diera permiso para incendiar a sus padres, es completamente normal el quemar a tus progenitores ¿no?, la primera vez que lo hizo sus padres se sintieron orgullosos aunque  ya no fue tan feliz la quintuagecima vez que lo hizo, claro, por eso le fueron el conejo ¿no?, tal vez el moreno tenía razón no valía la pena gastar sus poderes es incendiar a un par de humanos que no representaban amenaza alguna. 

Rodó en su colchón, si era cómodo pero la sensación de no estar en el inframundo le hacía sentir cansado e incluso aburrido, la verdad es que no tenía ningún ataque de ira pero quería incendiar su habitación para sentir el calor del inframundo aunque a la vez no quería porque la cama era una chulada, ¿como incendiar ese objeto? Ni en el inframundo su cama era tan cómoda, quizá el apretar a su conejo le ayudaría a calmar un poco la ansiedad, tampoco ayudaba el escuchar a los padres de marco, aunque una persona  normal sólo escuchaban balbuceos el podía oír cada palabra y no podía creer que alguien que se hacía llamar ciervo del señor fuese tan despectivo y criticara de esta manera, le daba asco y a la vez pena por el moreno, nunca podía divertirse y bueno, ya estaba aquí en la tierra y tampoco conocía mucho de ella no le vendría nada mal.

Marco también rodaba en su colchón pero era más por el pensamiento de que sus padres habían causado una mala impresión en el de cuernos ¿que no podían mantener su boca cerrada por una vez en su vida?, por lo menos antes de conocer realmente a la persona que tienen en frente, aunque marco no habría dudado que si lo conocían realmente se morirían de un paro cardíaco al ver un demonio de verdad ante sus ojos y orarian un millón de veces a dios esperando la salvación, también estaba star, ella le preocupaba mucho y si se enteraba que tom era el demonio que conocieron estaba seguro de que haría hasta lo impensable por intentar que el demonio se esfumara incluso venderle su alma a otro demonio para que hiciera el trabajo aunque marco quería que parara ya, esto había pasado por esa razón, star debería aceptar que simplemente las cosas son como están y que ella ya no podía intervenir mucho, el demonio se llevaría su alma aunque ella hiciera lo que fuera para que no sea así y la verdad era que al moreno no le importaba incluso prefería darle su alma a un demonio que vivir entre las críticas de sus padres todo lo que le restaba hasta que cumpliera dieciocho, en realidad faltaba mas para eso que para perder su alma, en fin, mañana iría a la escuela y estaba emocionado por mostrarle al demonio a todos sus amigos claro que lo presentaría como tom y no como un demonio cornudo y de tres ojos.

DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora